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El Gobierno y la MUD están heridos de muerte

El gobierno títere y la MUD, condenados a desaparecer con el sistema por ser socios y cómplices, están dándose oxígeno con esa componenda que llaman diálogo a ver si prolongan la agonía, heridos de muerte política como están por los estudiantes

El enemigo es Cuba, que valiéndose de sus títeres, traidores a la patria, nos ha traído el comunismo, la tiranía, la ruina del país y el empobrecimiento general. Para zafarnos de los hermanos Castro y echar a los cubanos de Venezuela, recuperando la independencia, tenemos que salir, a como dé lugar, del gobierno títere que le sirve de testaferro. Ya estamos en mora. Debimos haberlo hecho hace años, pero nos lo han impedido los colaboracionistas. Siempre se atraviesan haciéndoles el favor a Cuba y sus títeres. Sin el colaboracionismo de la MUD habrían caído desde hace mucho tiempo. Evidentemente títeres y colaboracionistas son dos cuerpos en uno, como los casados. Se necesitan mutuamente. Tienen entre sí comunidad de intereses. Cumplen una función semejante a la que tuvieron AD y Copei hasta 1.998. Se diferencian únicamente en que la MUD hace el papel de sirviente, nunca de igual. Es el trato que siempre se da a los colaboracionistas según registra la historia.

Cuba y sus títeres cuidan de que sus aliados, los colaboracionistas de la MUD, sean la oposición, porque así tienen garantizada su estabilidad. No pueden permitir que le salga competencia a la MUD y menos que sea para alborotar a la gente. No podían permitir que López, llamando a la calle, se diferenciara del colaboracionismo. López va preso, porque se salió del carril. Y detrás, todos los de su partido, incluyendo al Alcalde de San Cristóbal. Los demás no van porque, como dijo Maduro, están “encarrilados”. No pueden permitir que María Corina, hablando en la OEA y en todas partes, se diferenciara del colaboracionismo. María Corina raspada de la Asamblea y a las puertas de un calabozo. No pueden permitir que Ledezma, alborotando por aquí y por allá, se diferencie del colaboracionismo. Le están buscando cuentas pendientes para destituirlo y meterlo preso. Y le dicen: vete en el espejo de Scarano, el de San Diego. Cuba y sus títeres cuidan de la disciplina de los colaboracionistas. Están constituidos en tribunal disciplinario del colaboracionismo. Castigan al que se sale de la línea.

No podía hacer lo mismo con los estudiantes, punta de lanza de la sociedad civil. Entonces Cuba y  sus títeres optaron por liquidarlos físicamente. El problema era que no cesaban. No tenían miedo. Y esos muchachos les habían arrancado la careta democrática que los colaboracionistas le habían pulido. Pensaron entonces: si los colaboracionistas nos habían puesto la careta democrática legitimando los fraudes electorales a cambio de tres gobernaciones apenas y sesenta alcaldías, precio muy barato, podrían recogerla del suelo, adonde la tiraron los muchachos, limpiarla y ponérnosla de nuevo, y ya sabemos que eso apenas nos costará un carguito en el CNE, tres en el TSJ, alguna otra ñapa por ahí y unos contraticos por debajo de la mesas para  sus financistas. Los de la MUD no aguantan dos pedidas.  Recordemos que hace menos de un mes Maduro delató a la MUD. Dijo: yo hablo con ellos todos los días  en privado. Ninguno lo desmintió. Pero con el mayor cinismo pedían diálogo, ocultando que lo tenían permanente con los títeres. Después Cabello dijo, delante de ellos, que cada vez que iban a repartirse cargos en la Asamblea Nacional hablaban con él para que les diera uno siquiera. Ninguno lo desmintió. Empatemos ambas declaraciones para encontrar la respuesta al teatro montado con UNASUR de coreógrafa.

El plan es seguir la parranda. Los colaboracionistas le reponen la careta democrática a los títeres de Cuba y a cambio éstos les restituyen su jerarquía de única oposición, la leal oposición a sus majestades el Rey y el Regente de Venezuela, los hermanos Castro, representados aquí por el Capitán General Maduro. Pero han olvidado que el público que está viendo el teatro montado por ellos no es el mismo de los años pasados. Cambió radicalmente. Tan radicalmente que este teatro semeja el de AD y Copei en 1998, cuando aún creían que representaban el país y en verdad estaban al borde del abismo. Así están títeres y colaboracionistas, representando personajes sin público. Dándose mutuamente oxígeno para prolongar una vida artificial, próxima a extinguirse.