La anexión de Crimea a la Federación Rusa dispara las alarmas del mundo. Los gobiernos de Rusia y Estados Unidos rescatan la retórica más agresiva y amenazante de la guerra fría.
El mundo y, el escenario directo de confrontación, la Unión Europea se mantienen en vilo; pendiente de que, para sus necesidades cotidianas más elementales, depende de los suministros de combustibles provenientes de los yacimientos petroleros y gasíferos del territorio ruso.
Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia claman ante Washington para que apresure las exportaciones de gas natural licuado (GNL). Lo que no parece tener una salida inmediata. Igual que los proyectos de extraer en tierras del viejo continente el gas y el petróleo de esquistos, por los graves daños ecológicos de las técnicas del fracking, que son condenadas por la mayoría de la población.
La utilización de los combustibles para promover objetivos de expansión política ha demostrado su efectividad en ésta y otras regiones del planeta. Como ha sido el caso de nuestro país, Petrocaribe y ALBA.
En 2006 y 2009, recuerdan los expertos, Moscú cerró las llaves de los gasoductos y oleoductos con destino a Europa. 18 países fueron afectados en pleno invierno boreal. Al presidente Vladimir Putin no “le temblará el pulso” para hacerlo nuevamente.
La anexión de Crimea ha pretendido explicarse como un acto del derecho a la libre determinación de los pueblos, similar a la decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre Kosovo, según los expertos en Derecho Internacional. Sin embargo, inguno de los dos casos encaja en la norma. Solo es aplicable en casos de colonialismo. Tanto en Kosovo como en Crimea hubo una intervención militar extranjera sin autorización de Naciones Unidas. En Kosovo, Occidente reconoció el acto como soberano, como “caso especial”. Rusia alega por voz de su canciller Serguei Lavrov que también Crimea es un “caso especial”.
El profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Madrid, Antonio Remiro interviene en el debate para señalar que “occidente cosechó (en Crimea) lo que ha sembrado” (en Kosovo). Ver elpais.com/America.
Dependencia
Europa consume el 13,8 por ciento de los suministros energéticos del mundo. Produce cerca de la mitad. El déficit de 7.000 millones de barriles anuales, una tercera parte, la suministra Rusia, 85 % del petróleo y 67% del GNL. El Kremlin ha explotado muy bien, y con una precisión absoluta, el negocio de los combustibles y los suministros a esta región. Incluso para proyectar su imagen, ha contratado a líderes políticos, como el ex primer ministro alemán socialdemócrata, Gerhard Schröeder, que pasó a ser gerente de Gazprom.
Esta dependencia otorga ventajas importantes a Rusia en esta etapa, en que las partes en conflicto aplican mutuamente una peligrosa política de sanciones. Nueve líderes de ambas facciones, republicanos y demócratas, y otros altos funcionarios de la Casa Blanca y del ministerio de Seguridad Nacional han sido objeto de las sanciones rusas.
La distracción de Estados Unidos en Medio Oriente, de larga data, favoreció a Putin para avanzar en Europa y explotar sus debilidades energéticas y en Siria para ampliar su influencia en la región del Golfo Pérsico-Arábigo. En su vecindario más cercano, restableció la relación con Belarus, con la que aspira formar un grupo integrado con Kazajstán y otras antiguas naciones soviéticas del centro de Asia, como contraparte de la alianza de Ucrania y Europa.
Respuesta de Obama
La réplica del presidente Barack Obama implicó a 21 dirigentes del gobierno ruso y el banco Rossiya de empresarios del entorno de su homólogo ruso. Con el Rossiya se inician las sanciones económicas, las que mayor daño podrían causar, no solamente a los países del “gran juego” estratégico de este enfrentamiento que revive los años de la guerra fría, sino al resto del planeta, cuyos vínculos y relaciones están indefectiblemente interconectados y vinculados estrechamente al dólar en los sistemas de pagos.
Mientrastanto, Alemania habla de ir a la caza de las dos más poderosas empresas energéticas globales: Rosneft (petróleo) y Gazprom (gas). La verdad es que esta meta luce por los momentos desproporcionada. Los germanos no pueden prescindir en lo inmediato de los suministros rusos.
Gigante con pies de barro
Si bien Rusia tiene sus fortalezas en este conflicto, el más grave después de la segunda guerra mundial, según muchos analistas. Entre ellas su capacidad energética, también hay que mencionar el apoyo del 92 por ciento de la población a la anexión de Crimea con Sebastopol -asiento de la primera base naval rusa- como un rescate de la antigua República de Crimea, perteneciente a la Gran Rusia de los zares y a la Unión Soviética, hasta 1954. A lo que se suma el respaldo político del 72 por ciento de la población. No hay que perder de vista que Washington y sus aliados permanecen en la incertidumbre de su liderazgo y padeciendo una recesión económica desde 2008, con efectos aun sentidos por la población.
Sin embargo sus debilidades en la economía y el atraso tecnológico ruso se evidencian en el tamaño del PIB, igual que Italia. Rusia es una nación en crisis desde hace varios lustros, con 2 billones de dólares de deuda, la cuarta parte de China y la octava de Estados Unidos.
No tiene Putin un basamento sólido para sus desproporcionadas ambiciones de reconstruir lo que fue la Unión Soviética, en expansión territorial e influencia política. Un poderoso Estado que agrupaba a 15 países con una franja de amortiguación integrada por trece países del este europeo, desintegrada con el colapso del comunismo tras la caída del muro de Berlín.
Expansión de la OTAN
La expansión de la Alianza Atlántica, OTAN, hasta la inclusión de los países bálticos, eliminó las posibilidades de los amortiguadores neutrales que, según Moscú estaban, incluidos en los acuerdos de fines de la década de los 80 para aceptar el fin del sistema. Lo que es negado por Washington. Ahora la distancia entre Europa Occidental y Leningrado (San Petersburgo) de 1.600 kilómetros se ha reducido a solo 160 desde Lituania, antigua integrante de la Unión Sovietica, señala George Friedman, analista de Stratfor, agencia basada en la capital estadounidense.
Es por esto que Ucrania es vital para los intereses geopolíticos del Kremlin. Vital para su capacidad defensiva y mal ejemplo por el contagio que puede extenderse a varias zonas conflictivas de Rusia como el Cáucaso, Chechenia, Karelia, en el norte, y región del Pacífico con aspiraciones secesionistas.
La anexión de Crimea desestabiliza el cuadro político y las elecciones programadas para mayo para la salida del gobierno de facto del presidente provisional Olexander Turchynov y del primer ministro Arseniy Yatsenyuk, tras la salida del poder de Víctor Yanukóvich y su huida a Rusia por las manifestaciones de plaza Maidán en Kiev. Situación que podría desembocar en un limbo jurídico. O una peligrosa confrontación a nivel global de consecuencias imprevisibles.
El hombre sin cara
No extraña que Vladimir Putin en su discurso de la semana pasada haya recurrido a menciones insistentes de la Unión Soviética como una estrategia propagandística de sus afanes por una política de retornar a los espacios perdidos y volver ser gran potencia mundial. Delirios de un líder narcisista, autoritario y con pretensiones vitalicias de mantenerse en el poder. Cinturón negro de yudo. Frío y calculador. Le gusta exhibir su torso desnudo, pantalones y botas militares para demostrar sus condiciones físicas. Abstemio en un país el que el alcohol ha hecho estragos a través de siglos. Son datos que aparecen en la biografía crítica “El hombre sin cara”.
En 2008 con motivo de su cumpleaños entregó un regalo a sus compatriotas. Dos discos compactos con el título: Aprendamos yudo con Vladimir Putin. En el que no podía estar ausente la megalomanía que lo caracteriza, tanto en esta actividad como la política: “En una pelea, los compromisos y las concesiones son permitidas. Pero solo en un caso: si es para la victoria”.
Nació en Leningrado en 1952. Antes de ingresar a la KGB estudió Derecho y Economía. En el organismo de seguridad obtuvo grado de coronel. Su ascenso político se inició con Boris Yeltsin que lo promovió como sucesor. Electo presidente en 2000, reelecto en 2004. En 2008 fue nombrado primer ministro por su colega Dimitri Medvedev, que a su vez ejerció este cargo durante sus dos períodos de gobierno. Ambos integran el poderoso grupo de Leningrado con poderosos intereses no solo políticos. También en las grandes empresas rusas como las petroleras y gasíferas.
Entre sus frases más citadas están: “Rusia responderá a cada acto hostil”. “Rusia es el único país del mundo que tiene capacidad de convertir a Estados Unidos en polvo radioactivo”. “El colapso de la Unión Soviética fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”.
Además se le conoce popularmente como el hombre que perdió la capacidad de reír. Jamás sonríe. Una ligera contracción de un lado de sus labios es lo que señala su satisfacción o alegría.
Augusto Figueroa