A un alto funcionario puede tomarle horas explicar si se mete en temas profundos del Derecho y la doctrina de los derechos humanos, a la prensa experimentada en descontextualización podría tomarle apenas segundos hacerlo circular por el mundo entero mediante una versión adulterada
El caso o tema que a un alto funcionario puede tomarle horas explicar si se mete en temas profundos del Derecho y la doctrina de los derechos humanos, a la prensa experimentada en descontextualización podría tomarle apenas segundos hacerlo circular por el mundo entero mediante una versión adulterada basada en una media verdad pero que es corta, precisa, e impactante para millones de personas.
Así se pierde o se gana una batalla comunicacional universal, así se consolida la imagen de un país a nivel mundial, así se impone una matriz de opinión positiva o negativa para derrocar a un Presidente, tumbar a un gobierno, o a instituciones fundamentales de la vida pública; y quien no haya madurado política, intelectual y profesionalmente para saberlo, representa un flanco desnudo o punto débil cuando está al frente de altas responsabilidades, porque el enemigo la detecta y será por allí donde ataquen y golpeen al Estado Bolivariano Venezolano.
En efecto, la Defensora del Pueblo fue víctima de la prensa experimentada, sus declaraciones revestidas de buena fe y un alto grado de ingenuidad fueron completamente descontextualizadas por medios de comunicación que son expertos en el amarillismo.
No poseía título universitario de Abogada para cuando fue designada por la Asamblea Nacional al cargo que hoy ocupa.
Analizando recientes declaraciones de la Defensora del Pueblo, sé que no está a favor de la tortura ni ninguna otra violación a los derechos humanos. De igual modo me consta que ha hecho esfuerzos por profundizar en la ciencia del Derecho y conocer sus diferentes ramas, habida cuenta que no poseía título universitario de Abogada para cuando fue designada por la Asamblea Nacional al cargo que hoy ocupa.
Lejos de criticar que la defensa de los derechos humanos del pueblo, así como la vigilancia de los intereses colectivos y difusos le haya sido confiada a una persona que para la fecha de su nombramiento no era graduada en Derecho, creemos que en tiempos de revolución hay que dejar a un lado el academicismo y las discriminaciones odiosas basadas en visiones tecnócratas de la burocracia y la función pública.
Sin embargo, en estos tiempos revolucionarios donde la contrarrevolución se radicaliza, no es menos cierto que es fundamental la madurez política, intelectual y científica respecto a qué se dice, cómo se dice y frente a quién se dice. Pues sea por dolo o por culpa, una declaración imprecisa o espontánea puede servir de pretexto a los enemigos de Venezuela para desacreditar a nuestro Estado dentro y fuera de nuestras fronteras.
Entonces, plantear que hay violaciones a derechos humanos que son más graves que otras, o que existe la figura del «Trato Cruel» y que la misma es la que ha acontecido en casos aislados donde funcionarios policiales o militares han abusado de ciudadanos, pero que no hay tales casos de tortura, pues la doctrina o política del Estado Bolivariano Venezolano es garantizar los derechos humanos, etc., podría ser válido en aulas de clase de la universidad o en foros de discusión científica, pero nunca frente a una prensa habilidosa y experimentada en descontextualizar las declaraciones de altos funcionarios del Estado con la finalidad de convencer al mundo de que Venezuela es víctima de un Estado violador de derechos humanos.
Autocríticamente debemos reconocer que las declaraciones de la defensora fueron mediáticamente inconvenientes y políticamente ingenuas, ante la incapacidad de prever que una explicación académica sobre la teoría y clasificación de las violaciones a derechos humanos puede tomar horas en un salón de clase, mientras que la prensa puede en segundos distorsionarla y hacerla circular por el mundo como en efecto ha ocurrido, donde desdichadamente se ha consolidado la apariencia que la Defensora justifica la tortura porque tiene como razón de ser la obtención de una confesión.
Venezuela, atacada por grandes poderes internacionales y nacionales que procuran concretar una intervención extranjera con el uso de cualquier pretexto, o en su defecto estimular el estallido de una guerra civil o golpe de Estado, requiere de funcionarios que tengan lo que popularmente se conoce como «malicia» o aptitud intelectual para prever el daño que de las propias palabras puede derivarse.
En resumen, el Estado Bolivariano Venezolano está urgido de voceros que no sean presa fácil de la prensa experimentada en menoscabar la credibilidad de los representantes del Estado y siga fomentando la percepción internacional y nacional de que los venezolanos vivimos en una jungla salvaje a causa de la ausencia de garantías conatitucionales y respeto a la vida humana.
A todas luces, la Defensora del Pueblo fue presa fácil de la prensa experimentada en descontextualización. Una vez más, el golpe de Estado contra Venezuela está en proceso de ejecución y sigue ganando terreno en el panorama mediático internacional.