La prefabricada crisis guarimbera que ya lleva más de un mes, ha golpeado dolorosa y grotescamente a la sociedad venezolana. Treinta compatriotas asesinados a tiros o fallecidos en eventos provocados por los guarimberos, como degollamientos con alambres de poste a poste, traumatismos al toparse con barricadas y hasta muertes en las vías cerradas por imposibilidad de acceso a centros de salud, son un insulto a la dignidad nacional venezolana
¿Qué justifica esta pérdida de vidas humanas tan miserable? ¿Qué propósito da soporte a la destrucción material causada, y a las perturbaciones económicas y sociales que han descargado? ¡Nada!
Las complicaciones políticas, económicas y sociales existentes en Venezuela son producto de la intolerancia y el sectarismo de los bandos chavista y antichavista, en conflicto. Son ellos corresponsables de esta crisis, precisamente por desapego a las normas constitucionales que rigen para todos, e irrespeto de los parámetros éticos indispensables para vivir en paz.
Ambos bandos se han disputado a Venezuela como un botín: apestan los corruptos anchavistas, y apestan los corruptos chavistas. Su sectarismo los iguales en la indignidad de una sociedad de cómplices que siempre esconden sus miserias gritando contra las miserias de los otros. Ambos construyen impunidad y expelen cinismo, a la hora de actuar y evaluar esos acontecimientos que los involucran.
El cinismo del gobierno negando la existencia de bandas armadas para-policiales financiadas y armadas por el gobierno del presidente Hugo Chávez y defendidas como “colectivos” por el de Nicolás Maduro, es del mismo tenor del cinismo de los agentes de ultra derecha que niegan los crímenes cometidos por sus guarimberos y francotiradores. ¿A quién pretenden engañar?
Es claro, cierto como la luz del sol, que las bandas armadas del gobierno –llámense “Tupamaros”, “La Piedrita” o sin nombre como la de Bernal en Catia y otras zonas de Caracas, con su lugarteniente “Miguelito”- gozan de impunidad, portan armas financiadas con recursos públicos y varios de ellos forman en las filas de la Policía de Caracas, la Policia del estado Mérida, el Sebin y hasta en la Dirección de Inteligencia Militar, tratando de legalizar sus actuaciones criminales.
¿Por qué miente tan descaradamente el presidente Maduro, al respecto? ¿Nos cree bolsas? El 12 de febrero, en Candelaria, el “Miguelito” de Bernal asesinó a mansalva, con arma y chapa del Sebin. ¿Lo dejará en libertad la Fiscalía, o el Tribunal?
Lo mismo ocurre con la violencia fratricida de los guarimberos, cada vez más disminuidos, descubiertos en sus tenebrosos planes golpistas y entreguistas a las fuerzas neoliberales e imperialistas de la ultra derecha.
El sectarismo iguala a gobierno y oposición en su irracionalidad y sinvergüenzura, tan irresponsables e ineptos como son.
La guarimba de López y Machado no está siendo derrotada por el gobierno torpe, sino por la inmensa mayoría de venezolanos y venezolanas que le está exigiendo a ambos bandos que depongan su violencia verbal y política, sus mezquindades e irracionalidades, sus crímenes y desmanes.
A la hora de defender la paz, no se puede ser neutral. Frente a las calamidades del cepo chavismo-antichavismo, la racionalidad, visión de futuro y valores democráticos constitucionales y éticos, exigen un grado de responsabilidad histórica que las supere. Podemos lograrlo, si obligamos a ambos bandos a deponer su sectarismo fratricida y comenzar a rectificar para encontrar un nuevo rumbo de nobles ejecuciones políticas, económicas y sociales con base en los valores de la fraternidad y la solidaridad, que ellos han irrespetado y traicionado.
El confesionario
EL BLANCO Y NEGRO no es buen consejero a la hora de evaluar el rol, aciertos y defectos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Su actuación indispensable en el control del orden público, especialmente contra el prefabricado plan de las guarimbas de la ultra derecha, que nos afecta hoy. Ha tenido máculas por exceso de algunos de sus miembros, lo que ha ocupado a la Fiscalía General de la República y a los cuerpos auxiliares de investigación criminal. Pero al mismo tiempo, la inmensa mayoría de sus actuaciones ha estado ajustada a la Constitución, nuestras leyes y acuerdos internacionales; más bien, sus efectivos han sido moderados, y nadie lo puede negar.
LOS ASESINATOS DE VARIOS OFICIALES DE LA GNB en estos absurdos días de guarimbas golpistas, han sido alevosos y premeditados, actos criminales que la ultra derecha trata de ocultar y manipular junto con los asesinatos de hombres y mujeres a manos de los “pacíficos” guarimberos de Leopoldo López, María Corina Machado y quienes los aúpan en Venezuela y desde el exterior. Mi sentido pésame a sus familiares adoloridos y a la GNB.
NO PUEDE HABER CONFUSIÓN: parte del violento plan secreto desatado desde el 12 de febrero, para derrocar al presidente Nicolás Maduro, ha sido precisamente asesinar a civiles y militares en las calles, para provocar reacciones irracionales por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los factores sociales que respaldan al gobierno. No ha sido así, la GNB y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) han contenido su dolor y actuado con eficaz moderación, sin largar una matanza contraria a la vigencia de los Derechos Humanos.
ESTE CAPÍTULO GUARIMBERO, sin embargo, no puede ocultar las graves máculas morales de miembros de la GNB, quienes a lo largo y ancho del país son reconocidos por sus cochinos “martillos” a quienes circulamos por carreteras y autopistas, en las cárceles, puertos, aeropuertos y puntos de control fronterizo. Una pudrición que ha descargado tremendos perjuicios sobre nuestra economía y el clima de inseguridad. ¿Quién puede negarlo? Así que, el acto de apoyo a la GNB organizado por el gobierno y el alto mando de la FANB, no tuvo la virtud de la rectitud, sino un propósito propagandístico, tan odioso como las miserables acusaciones irresponsables que contra la GNB han generalizado los guarimberos y sus disminuidos apoyantes.
ESPECIALMENTE RESALTA EL ENCONO de los “luchadores por la libertad” que anidan en el exterior y se fajan por twitter y correo electrónico, desde sus cómodos resguardos. El tufo macartista los denuncia, y las exageraciones mentirosas los descalifican. Destilan odio, y algunos de ellos lucen desquiciados, sin exageraciones, especialmente algunos de los refugiados en Estados Unidos.
LA GNB ESTÁ CUMPLIENDO su labor de contención de desafueros en las calles. Quienes manipulan a favor de los guarimberos, saben que el uso proporcional y progresivo de la fuerza es constitucional, legal y autorizado por los acuerdos internacionales. Y así debe ser, seriamente hablando, en defensa de la estabilidad institucional y el orden público, en todo tiempo. No justifica esta apreciación, que haya impunidad a beneficio de miembros de la GNB o de los cuerpos policiales, que hayan incurrido en uso indebido de la fuerza, asesinatos, maltratos graves o tortura.