El Gobierno está entrampado entre medidas económicas impopulares
El economista Ángel García Banchs afirma que con la salida de Jorge Giordani del gabinete ejecutivo se acabó el “Socialismo del Siglo XXI”.
“Esta no es una salida para regresar a futuro. Esta es una salida definitiva: la carta que él escribió no deja ninguna duda. Definitivamente, con su salida llega el fin del “Socialismo del Siglo XXI”, que no es lo mismo que decir, por ahora, el fin del chavismo”, afirma el director de Econométrica.
El cambio de modelo pasa por una gran devaluación y por el levantamiento de los controles
—Fue desplazado el grupo de los ortodoxos o comunistas, como usted los ha llamado, a partir de la salida de Jorge Giordani. ¿Se puede considerar que el grupo de los pragmáticos y de los corruptos conservan cada uno sus cuotas de poder?
—Efectivamente, ha ganado la batalla el grupo del capitalismo mafioso del chavismo. Así como el chavismo militar, mientras que el grupo que se acogió al esquema del “Socialismo del Siglo XXI”, el ala radical ortodoxa de izquierda comunista, ese que tenía como interés único el establecimiento de un régimen totalitario, el control político, económico y social total, básicamente, ha perdido el juego frente a estos grupos cívico-militares, asociados al capitalismo mafioso, mejor conocido como boliburguesía.
—¿Renunció o lo destituyeron?
—En efecto, lo destituyeron. Lo que no quiere decir que él no lo esperase. Lo cierto es que hay presiones. Hay presiones en el sistema que son muy evidentes.
Con la salida de Giordani, me atrevo a afirmar que se acabó el “Socialismo del Siglo XXI”. Esta no es una salida para regresar a futuro. Esta es una salida definitiva. La carta que escribió no deja ninguna duda. Definitivamente, con su salida llega el fin del “Socialismo del Siglo XXI”, que no es lo mismo que decir, por ahora, el fin del chavismo.
Hay que recordar que en el chavismo coexistían, hasta la salida de Giordani, dos factores muy poderosos: los grupos de izquierda ortodoxa y el capitalismo mafioso. Ha ganado éste último factor político. Se ha impuesto y ha conquistado el monopolio del chavismo. Ahora, hay que ver si el chavismo, sin el “Socialismo del Siglo XXI”, puede hacer los cambios que ha prometido ejecutar.
—¿Esos cambios implican una nueva política económica?
—Eso es un dato: que la política económica tiene que cambiar y tiene que cambiar por una razón muy sencilla: los acreedores o soportes del sistema están presionando, para que así sea.
12 mil 500 millones de dólares necesitaría el Gobierno del FMI para desmantelar el control cambiario
—¿Quiénes son esos acreedores o soportes?
—Los bancos de inversión, los chinos y los militares, pero también el Fondo Monetario Internacional. Los bancos de inversión compran nuestros títulos o los títulos del Gobierno. Mientras que los chinos invierten en Venezuela y nos prestan dinero. Igualmente, el FMI, porque es la institución a la que acudiremos en busca de no menos 12 mil 500 millones de dólares para llevar a cabo el desmantelamiento del control de cambio y, por último, los militares, que son quienes en una ausencia de legitimidad de origen y gestión sostienen al gobierno y, por tanto, hacen las mayores exigencias.
Así, los soportes del sistema, los bancos de inversión, los chinos, el FMI y los militares exigen que se pase de la represión económica y política, de la escasez y las políticas de racionamiento, hacia un esquema más flexible y menos represivo; y eso exige la aplicación de un ajuste descomunal del sistema de precios. Es decir, pasa por una gran devaluación y por el levantamiento en los controles de precio y cambio.
Se trata de una camisa de fuerza que se está rompiendo. Es acabar con la era de la represión económica, la escasez y el racionamiento, además de la represión política en las calles, para pasar a una era de mayores libertades. ¿Podrá el Gobierno lograr eso? Esa es otra discusión. ¿Podrá el chavismo logarlo solo o va a tener que ceder espacios a otros factores de poder de nuestra sociedad? Así lo creo. Pero, eso aún está por verse.
Por el camino que se iba con el Socialismo del Siglo XXI, la escasez, las protestas y la represión económica y política tenían que aumentar y uno de los acreedores o soportes fundamentales del sistema, los militares, tendrían que incurrir en enormes costos. La razón es sencilla: los costos de los militares crecen con la represión.
Es lógico pensar que los sectores militares están exigiendo al Gobierno cambios que reduzcan la necesidad de ejercer más represión, por lo menos a mediano y largo plazo. Lo irónico de todo esto es que para transitar de un sistema a otro hay que hacer unos ajustes cambiarios que van a ser muy dolorosos y que, probablemente, generen protestas en las calles y represión a corto plazo. Están entrampados.
—Usted habla de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y un préstamo por 12 mil 500 millones de dólares. ¿Eso sería para reforzar nuestras reservas internacionales?
—Así es, 12 mil 500 millones de dólares, según Econométrica, es lo mínimo que se requeriría en un acuerdo con el FMI y, definitivamente, no irían al consumo de importados, ni al pago de deuda o a la inversión real, sino únicamente a apuntalar las reservas internacionales. Es decir, a contribuir al restablecimiento de la confianza.
‘Hasta la salida de Giordani en el chavismo coexistían la izquierda ortodoxa y el capitalismo mafioso’
—¿Cuál es el balance que usted tiene de lo que fue la gestión de Giordani?
—Fue un fracaso, incluso, desde su perspectiva, aunque en la carta no lo haya aceptado. En la carta se exculpa públicamente y culpa a todos los demás. Si lo vemos desde nuestra perspectiva fue un desastre. Llevó a la economía venezolana a ser la de menor crecimiento, tanto en el ámbito de los países de la Opep, como promedio en el ámbito de los países de la América Latina. Una economía que creció, inclusive, menos que el promedio mundial. Fue un desastre su gestión, causando lo que he llamado escastanflación: escasez con estancamiento e inflación.
Desbordó la escasez. No se resolvió el problema de la inestabilidad macroeconómica, sino que lo acentuó. Causó corrupción, no porque él estuviera inmerso en la misma, pero, sí por las políticas que él diseñó, como el control de cambio y precios, que generan, por naturaleza, descomposición.
Ahora, si lo analizamos desde su propia perspectiva, por mucho tiempo habrá creído que iba en la dirección correcta. Es decir, habría diseñado políticas eficientes que causasen la “escasez necesaria” y él lo dijo con claridad: “Se está construyendo el socialismo sobre la base la escasez”.
Pero el error de Giordani fue pensar que lo que era posible en el siglo XX es hoy posible en el siglo XXI, en este hemisferio: establecer un régimen de control político total. Es decir, un totalitarismo, al cual ellos le dieron por nombre el “Socialismo del Siglo XXI”. Eso sin tener que incurrir en los niveles de represión que aplicó, por ejemplo, Franco en España; Hitler en Alemania; Mussolini en Italia; o el propio Fidel y el Ché Guevara en Cuba. Todos ellos fusilaban a los enemigos del régimen en plazas públicas, para amedrentar a la resistencia.
Giordani fracasó, inclusive, desde su perspectiva, lo reconozca o no en su carta.
Pensar que el “Socialismo del Siglo XXI”, la libreta de racionamiento, la libreta de control total político, económico y social, se podía implantar sin administrar los niveles de represión que la historia universal ha demostrado necesarios, era un error garrafal desde todo punto de vista. Sin embargo, ellos, Giordani y otros, pensaron que eso era posible. Creyeron posible meter el socialismo a cuenta gotas, como si la gente no prefiriese la libertad a la esclavitud, como si la gente no prefiriese el libre comercio al mercado restringido.
¿Cuántos venezolanos no son bachaqueros, no son buhoneros, o dependen del libre comercio y prefieren el libre consumo? ¿Cuántos del propio sistema de mafias del Gobierno no fueron los primeros que le hicieron resistencia a la libreta de racionamiento en el Táchira o en el Zulia, a tal punto de que los intentos de implantarla fracasaron en ambos casos, en más de una oportunidad? En conclusión, Giordani fracasó, inclusive, desde su perspectiva, lo reconozca o no en su carta.
—En esa carta el ex ministro arremete contra Nicolás Maduro con un gran desenfado, ¿se puede considerar que Giordani pasa a convertirse en un personaje peligroso para el régimen, dada la cantidad de información que maneja?
—Giordani, sin lugar a dudas, maneja gran información. Si bien no controlaba él los fondos, como el Fonden, sí tenía que reportar o fingir que se ocupaba de informar sobre el manejo de estos fondos. Por supuesto, maneja mucha información. Sin embargo, no creo que vaya a suministrar parte de esa información al público, más allá de lo que dejó saber en su carta.
—¿Fue Giordani un ministro honesto, aunque equivocado, como lo hacen ver algunos, diferente al caso de Merentes y Ramírez?
—Absolutamente honesto, no, porque calló mucho de lo que vio, mucha de la corrupción y fue al final, últimamente que habló sobre todo en lo relativo al sistema cambiario. Pero, a la vez, relativamente honesto sí, porque, al menos, le indicó al país con claridad hacia donde lo llevaba o hacia donde pretendía llevarlo: hacia el “Socialismo del Siglo XXI”, que no es más que una marca de las tantas del mercadeo político totalitario.
Es decir, él planteó con claridad un régimen de racionamiento, para arrodillar al ciudadano y hacerlo esclavo del Estado. Él fue en eso honesto. Por ejemplo, cuando sostuvo los siguientes argumentos: “No hay socialismo sin escasez”. Ese tipo de frases sirvieron a muchos de los que hacemos análisis de economía política, para entender hacia dónde se estaba tratando de dirigir el chavismo. Hoy en día, repito, con la expulsión de Giordani, podemos afirmar que el chavismo se ha divorciado del “Socialismo del Siglo XXI”.
¿Qué nuevo producto? ¿Qué nueva oferta tiene el chavismo militar para el mercado político? Eso es lo que habremos de ver en los próximos meses. Pero en todo caso, ya se desvinculó. El producto “Socialismo del Siglo XXI” ya no es marca registrada del chavismo.