La mandataria, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), aspira a un nuevo mandato de cuatro años después que llegó al poder en 2011 para suceder a Luiz Inácio Lula da Silva
La actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, empieza a remontar lentamente en las encuestas, dando la vuelta a un panorama en la que hace una semana, parecía estar en su contra.
La aparición de la candidata Marina Silva, que representa al Partido Socialista Brasileño (PSB), amenazó a la dirigencia del Partido de los Trabajadores (PT), colocándose a la par de Rousseff.
La ecologista y ex senadora, de 56 años, pasó a ser la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), después de que el aspirante inicial, Eduardo Campos, muriera en un accidente aéreo en agosto.
El ataque directo de la presidenta a la candidata, a la que acusa de servir y servirse de los bancos y de no aclarar muchas partes oscuras de su programa, parece comenzar a surtir efecto.
Según la encuesta hecha por Datafolha, Rousseff escaló de 36% a 37% de las preferencias de voto para las elecciones del 5 de octubre, mientras que Silva cayó de 33% a 30% respecto a la anterior encuesta del 8 y 9 de septiembre pasado.
En la segunda vuelta electoral que tendría lugar el 26 de octubre, sin embargo, las candidatas aparecen empatadas con 46% de votos para Silva y 44% para Rousseff.
Por su parte el senador socialdemócrata, Aécio Neves, del Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB), figura en tercer lugar de las preferencias con 17% de los votos para la primera vuelta, dos puntos por encima del resultado obtenido en el anterior sondeo.