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Gran Bretaña podría estar cerca de una revolución constitucional

Gran parte de Reino Unido respiró con alivio tras la victoria del «No» en el referendum por la independencia de Escocia. Sin embargo, la voz de aquellos que deseaban independizarse hizo que el primer ministro, David Cameron, prometiera a los galeses, escoceses y norirlandeses más representación y mayor poder político. Grandes cambios podrían estar por suceder en Gran Bretaña. 

«Así como el pueblo de Escocia tendrá más poder sobre sus asuntos, los pueblos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte deben tener una mayor voz en los de ellos», dijo Cameron en su discurso.

«Lo que empezó como una votación sobre si Escocia dejaría Reino Unido, terminó con una extraordinaria revolución constitucional anunciada (…), posiblemente la noticia política más emocionante de mi vida», explicó el experimentado periodista de la BBC Andrew Marr.

El primer ministro anunció la necesidad de que las otras tres naciones constituyentes de Reino Unido establezcan un nuevo «acuerdo» para que los derechos de sus votantes sean «respetados, preservados y mejorados».

Habrá más poderes para la asamblea galesa, un mejor funcionamiento de las instituciones norilandesas y, fundamentalmente, una discusión de la llamada «pregunta de West Lothian»: eso aseguró Cameron.

Sin embargo, el editor político, Nick Robinson, de la BBC explica que no se trata de una propuesta nueva la que hace Cameron. «Fue y es una medida muy popular en Inglaterra, pero hay una razón por la que no se ha llevado adelante».

Bajo la óptica del analista, «podría crear dos clases de parlamentarios. Podría significar que un gobierno tenga una mayoría para aprobar ciertas leyes pero no otras (si, por ejemplo, un próximo gobierno laborista no tiene una mayoría de parlamentarios en Inglaterra)».

La propuesta de Cameron abre un intenso período de debate constitucional. Quizá no el que se pensaba cuando el «Sí» parecía capaz de robarle la victoria al No.Esa pregunta, por ahora, quedó saldada. Pero planteó otra, dice Robinson, al «encender la mecha de la explosiva cuestión de dónde reside el poder en Reino Unido».