La gran deuda de tantos gobiernos que ha tenido Venezuela sigue siendo diversificar la economía, superar la dependencia rentista petrolera
Por Jesús Silva R.
Las economías monoproductoras dependientes del petróleo son las más vulnerables al descenso en los precios de este preciado recurso. Ya muchas veces la alta clase política estadounidense había expresado su descontento por lo que sería una tiranía de los países productores de este hidrocarburo mediante la implantación de precios muy altos según criterio del norte. Ahora varios hechos convergen para forzar la baja de los precios, sin embargo la tesis de que la culpa la tiene una supuesta superproducción de la OPEP no es del todo cierta. Pasa que toda producción que oscile entre 26 millones y 30 millones de barriles de petróleo al día está dentro de cifras razonables a lo normalmente generado por la OPEP, al menos desde 1998. Hoy la OPEP no está fuera de esas cifras.
No es Venezuela, con su modesta producción inferior a los 3 millones de barriles diarios, quien tiene la capacidad de imponer los precios en la OPEP, sin embargo la llegada a la Presidencia de Hugo Chávez se tradujo en una nueva e intensa política exterior petrolera que influyó significativamente en la cotización ascendente del barril. Fue así porque el carismático y audaz Hugo Chavéz estableció fecundas relaciones con grandes productores del oro negro, lo cual incluyó gobiernos de derecha como el de Arabia Saudita, un país cuya impresionante producción petrolera sobrepasa los 9 millones de barriles diarios y claro que posee enorme influencia en el mercado mundial de hidrocarburos tanto dentro y fuera de la OPEP.
Quizá hoy la relación diplomática con el régimen saudí no es tan cordial como en tiempos de Hugo Chávez, lo cual no es sorpresa tratándose de un aliado estratégico de EEUU. Para nadie es un secreto que por el actual escenario de creciente conflictividad entre Caracas y Washington, no serán los yanquis quienes intercedan ante los saudíes para que recorten su producción y así facilitar que el barril petrolero vuelva a los 100 dólares que pide Venezuela. Al contrario, esta situación que vive la OPEP y el mercado petrolero en general favorece a EEUU, pues mientras todos los países produzcan más petróleo, sube la oferta y bajan los precios a beneficio del país que mayor demanda energética tiene en el planeta, es decir: EEUU.
A este caso debemos añadir la innovación de los EEUU en materia de extracción del oro negro a través del denominado “petróleo de equisto” que en inglés se conoce como “Shale Oil”. Se trata de petróleo obtenido mediante el uso de una poderosa fuerza hidráulica (Fracking) que penetra profundamente la tierra y destruye el “shale” o roca de esquisto, la cual es una formación sedimentaria que contiene gas y petróleo. Se dice que este tipo de extracción crea terribles efectos contaminantes contra el medio ambiente, sin embargo sigue siendo usado impunemente.
Ahora bien, con saudíes que no bajan su cuota de producción, con yanquis que aumentan su cuota mediante el uso de nuevas tecnologías agresivas y anti ecológicas, con la complicidad o sumisión de países miembros de la OPEP que dicen ser entrañables amigos de Venezuela pero tampoco exigen reducción de producción, es evidente que la economía rentista petrolera venezolana se enfrenta a un futuro de precios petroleros cada vez más discretos y no se sabe cuánto puede durar esta debacle. No es primera vez que ocurre un suceso semejante en perjuicio de nuestro país, de allí que sea indignante la falta de previsión frente al infortunio comercial que nuevamente nos golpea.
Más que buscar desesperadamente ingresos extraordinarios mediante impuestos sobrevenidos a la población, la gran deuda de tantos gobiernos que ha tenido Venezuela sigue siendo diversificar la economía, superar la dependencia rentista petrolera, emprender la productividad con el concurso de todos los venezolanos de buena voluntad y promover el desarrollo de las diversas formas de propiedad que consagra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Concertación, tolerancia, despolarización, diálogo, para que sector público, sector privado y sector obrero puedan establecer alianzas y generar riquezas es vital para sobreponernos a esta economía de guerra que en el último año ha empobrecido a chavistas y a opositores por igual.
Me pregunto qué haría Hugo Chávez si estuviera vivo hoy en este escenario de estrangulación económica planificada desde el exterior contra Venezuela. Me atrevo a decir que Chávez se habría salido de la intransigente OPEP en búsqueda de otras alianzas.
El autor es constitucionalista y profesor EEPA-UCV