Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, publicó este jueves un artículo en The New York Times como respuesta a la aprobación del Congreso de EEUU a sancionar a funcionarios venezolanos por “la violación de DDHH”.
Lea la versión en español del artículo:
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Intimidando a Venezuela con Derechos Humanos
Parecía una desafortunada coincidencia que justo cuando decenas de personas que se manifestaban contra la brutalidad policial fueron arrestadas en las calles de Nueva York y otras ciudades, el Congreso de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley de sanciones contra miembros del Gobierno de mi país por presuntos abusos contra los derechos humanos durante las protestas a principios de este año.
Mientras el Congreso acusó al Gobierno de Venezuela de tomar medidas enérgicas contra la disidencia, las comunidades afroamericanas en los Estados Unidos expresaron su indignación por los homicidios policiales de hombres negros desarmados. Entonces, mientras los legisladores en el Capitolio criticaron a funcionarios venezolanos por supuestas violaciones de las normas democráticas, un informe del Senado reveló el grado de torturas por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Las protestas contra el Gobierno de nuestro país que comenzaron en febrero causaron la muerte de más de 40 personas, muchas de las cuales eran partidarias del Gobierno o personas inocentes. De esas muertes, un número significativo fue causado por manifestantes antigubernamentales, queutilizaron la violencia para tratar de derrocar a nuestro Gobierno elegido democráticamente. En vez de participar en manifestaciones legales y pacíficas, los manifestantes utilizaron barricadas y escombros en llamas para bloquear calles. También causaron la muerte de varios motociclistas tendiendo cables a través de caminos.
Nuestro Gobierno respondió con moderación, lo que permitió que esas manifestaciones violentas se prolongaran durante varios meses. Se hicieron todos los esfuerzos posibles para garantizar que solo los manifestantes que directamente violaron las leyes o que pusieron las vidas de los demás en peligro fueran detenidos. Por ejemplo, los responsables de la quema de autobuses públicos con cócteles molotov, o que prendieron fuego a una universidad pública, fueron detenidos y acusados con razón – al igual que 17 agentes de seguridad del Estado acusados de utilizar fuerza excesiva contra los manifestantes, que están en espera de juicio.
Con el tiempo, nuestros ciudadanos se cansaron de esas protestas y sus tácticas incoherentes, que solo crearon el caos y la inseguridad en nuestras calles. Los disturbios se calmaron, y la oposición perdió credibilidad. El líder de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática posteriormente renunció, luego de desacuerdos dentro de la organización.
Después de la muerte de mi buen amigo, y nuestro Presidente, Hugo Chávez, hace casi dos años, nuestro país ha experimentado una serie de dificultades, incluyendo problemas económicos. Como presidente de la Asamblea Nacional y el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, que fue fundado por el Sr. Chávez, he trabajado con el presidente Nicolás Maduro para encontrar soluciones viables.
Para responder a la caída del precio del petróleo, en el que se basa nuestra economía, estamos recortando el gasto público en un 20 por ciento. Pero no vamos a recortar los fondos para nuestros programas sociales claves que proporcionan atención médica esencial, la educación y el bienestar de nuestros ciudadanos. También estamos tomando medidas para luchar contra la alta inflación que ha plagado a nuestra nación en los últimos dos años, y estamos luchando para acabar con el comercio en dólares en el mercado negro que sabotea nuestro sistema cambiario.
Hace algunos meses, el Sr. Maduro extendió una rama de olivo a la administración de Obama al nombrar a un embajador en los Estados Unidos, e invitar a Washington a nombrar a un embajador en Venezuela. El Sr. Maduro también me nombró para dirigir una comisión de alto nivel para reparar las relaciones con el Gobierno de los Estados Unidos. Hasta la fecha, el presidente Obama no ha aceptado ni nuestro embajador, ni ofreció uno propio. Y no ha habido ninguna señal de Washington de alguna intención de involucrarse con mi comisión.
Imponer sanciones contra un país que no ha causado ningún daño a los Estados Unidos no es la manera de avanzar hacia una relación constructiva. Las sanciones unilaterales contra otras naciones han fracasado por lo general y han sido rechazadas por la mayoría de la comunidad internacional.
En Cuba, el embargo comercial de décadas causó grandes dificultades, perofalló en cumplir el objetivo de Estados Unidos de poner fin a la revolución cubana. Los muchos votos de las Naciones Unidas para levantar el embargo pusieron de manifiesto lo aislado que Washington había estado en su política. Sería lamentable que las sanciones contra Venezuela, a las que primero se opuso la Casa Blanca, ahora se conviertan en la forma en la que la administración Obama apacigüe a los miembros del Congreso que se oponen a la restauración histórica de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
La mayoría de los venezolanos, independientemente de su afiliación política,rechazan estas sanciones y las ven como una agresión sin fundamento. No vamos a ser intimidados por los esfuerzos para debilitar o desacreditar nuestro Gobierno.
Hemos tratado de avanzar hacia la mejora de las relaciones con el Gobierno de Obama, pero hemos sido rechazados. Solo podemos preguntarnos si el calendario de estas sanciones es un intento de distraer a la opinión pública de la revelación de violaciones de derechos por parte de los agentes del orden de Estados Unidos.
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