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Carlos Mendoza Potellá: “El panorama es de austeridad”

Carlos Mendoza Potellá

“Hay que ajustar muchas cosas. Hay que ajustar los convenios. Los cubanos y todos en el Caribe lo saben”, dice el asesor a la presidencia del Banco Central de Venezuela


Por Pablo López Hurtado

Carlos Mendoza Potellá, economista, profesor universitario, analista petrolero y asesor a la presidencia del Banco Central de Venezuela, asegura que la caída del precio del barril de petróleo, que en estos días se cotiza en torno a los 43 dólares, se debe a un plan bien orquestado por Estados Unidos. Dice que el fin último de los norteamericanos es garantizar su seguridad energética. En su análisis, los especuladores trabajaron para que el crudo superara la barrera de los 100 dólares. Eso dio paso a lo que denomina “petróleos marginales”, a los productores de lutita, erróneamente conocido como petróleo de esquistos, un crudo que se produce a altos costos, entre 50 y 70 dólares por barril. “Pero también son los Estados Unidos los que han inducido las caídas de los precios para golpear de alguna manera a contendientes especiales”.

La geopolítica ha tenido que ver con el cuadro actual, dice Mendoza Potellá. Está en juego el conflicto del Medio Oriente, afirma, y menciona los enfrentamientos interislámicos (sic) entre Irán y Arabia Saudita. “Irán también es uno de los objetivos de Estados Unidos”. El ex embajador en Rusia dice que Venezuela, si bien no es el principal objetivo estadounidense, sufre los daños colaterales de la jugada. “Sí hay una estrategia global norteamericana que no es nueva. Es la seguridad energética que está defendiendo cuando se mete en el Medio Oriente, cuando invade a Iraq, cuando liquida a Libia. ¿Qué es lo que andan buscando? Suministros seguros de petróleo, confiables y baratos”.

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“No sabemos un carajo de petróleo”

“En 1989, al calor del Consenso de Washington y el fin de la Guerra Fría, se abrió una nueva etapa de diseño de nuevas maneras de ver la economía. Se cambió el pensum de las escuelas. Los economistas venezolanos, en ninguna parte del país, estudian en pregrado el petróleo”.

“De 1989 al 2000 estuve dictando ilegalmente economía petrolera en la UCV”.

“Todos tenemos que saber de dónde viene la renta petrolera que nos distorsiona. Tendría que haber un postgrado de sociología petrolera, alguien que escribiera un libro para sustituir a Rodolfo Quintero, el único antropólogo petrolero hasta ahora”.

“La gente de Pdvsa es demasiado técnica, necesita de más abogados, economistas, sociólogos que sepan de petróleo”.

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¿Esa estrategia que no afecta a los productores de lutita que se levantaron estando el barril sobre los 100 dólares?

— Estados Unidos está trabajando como un general que va a la guerra y dice: Tengo 10 mil soldados, tendré 6 mil bajas, pero gano la batalla. Vamos a echarle pichón. Allí van a salir ensartados unos cuantos productores de lutita, no todos, pero sí unos cuantos que no se sostienen por debajo de 70 dólares.

¿Rusia es otro de los objetivos norteamericanos?

— Es el principal. Pero Rusia les acaba de hacer una jugada impresionante, que alguien dice que por primera vez ha sucedido en el mercado financiero. Con motivo de la crisis, los activos internacionales de Rusia comenzaron a caer violentamente. En un momento determinado [Vladimir] Putin ordenó: compren. En cuestión de minutos, de muy pocos días, Rusia recuperó gran parte de sus activos petroleros en manos extranjeras y se ganó 20 mil millones de dólares de un solo matracazo. Pero claro, Rusia está sufriendo las consecuencias, porque Rusia, igual que Venezuela, es uno de los productores más antiguos y costosos. Pero el problema no es ese. El problema es fiscal, más que de costos. Los costos venezolanos están en 20 dólares el barril. Si nuestro costos están así, yo puedo vender a 30 y gano, pero eso es si yo soy un bodeguero, que me gano el precio justo, el 30 por ciento. Pero en la industria petrolera eso no funciona y menos cuando la industria petrolera es el sostén de todo el ingreso del país.

Pero allí hay un problema; que la industria petrolera sea el único sostén…

— Claro, ese es el problema, es el gran problema de todos los países petroleros mono exportadores. Lo que pasa es que algunos países como los árabes, con esa mono exportación han constituido fondos de ahorros. Por ejemplo, Saddam Hussein quemó todos los pozos petroleros en Kuwait, toditos, y Kuwait continuó funcionando, porque es un país de población muy pequeña que tiene un fondo de ahorro internacional. Es dueño de la Mercedes Benz, de montones de empresas internacionales y sus ingresos no petroleros son mayores que sus ingresos petroleros, con todo y que producen dos millones de barriles diarios.

¿Venezuela no aprende?

— No ha hecho eso. Esa es una historia que comienza en 1931. Alberto Adriani, nuestro primer economista, hizo un análisis entonces de lo que había pasado con el boom petrolero inicial venezolano (1920-1930). Él decía: “Todo se nos ha ido en telas, sedas y viajes a París”. Esa misma historia la podías haber echado en 1980: Todo se nos está yendo en ta’ barato dame dos y viajes a Miami. Adriani sostiene allí que una economía minera dura lo que dura la mina. No es una economía sostenible en el tiempo. Lo sostenible es la industria, la agricultura, la ganadería. Eso es la economía sostenible, reproducible. Cuatro años después, un copartidario suyo, medinista, Arturo Uslar Pietri, convierte eso en “sembrar el petróleo”. Bueno, no se pudo sembrar el petróleo. En los años setenta Juan Pablo Pérez Alfonso decía que la siembra era imposible, porque dispones de una renta generada externamente, no producto del trabajo, sino de una rentabilidad particular del suelo que es la capacidad de tener petróleo.

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La importancia del gas

“Nosotros necesitamos el gas. Podemos utilizar ese combustible barato que no tiene capacidad para ser exportado ahorita, pero es ultra valioso para nosotros, porque significa millones de litros de diesel que podemos exportar, que tenemos que dejar de consumir nosotros”.

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LA MALDICIÓN DEL RENTISMO

Mendoza Potellá destaca que hace más de cuarenta años un par de economistas noruegos identificaron el proceso venezolano y lo llamaron “el efecto Venezuela”. “Hay gente que dice que fue Pérez Alfonso el que inventó eso, pero no es cierto. Lo que pasa es que él leyó eso y lo dijo aquí”, recuerda quien fuera durante años secretario del fundador de la Opep.

“En la medida en que recibas una renta, esa renta determina tus precios internos. Los precios internos, alimentados por esa renta, no te permiten el desarrollo de la producción”, resume Mendoza sobre aquel concepto que hoy sigue vigente.

Para evitar que a Noruega le pasara lo mismo, ellos crearon el fondo de ahorro en los años setenta. “Un fondo para una población de 4 millones de habitantes que ahorita está como en 500 mil millones de dólares”. Los países árabes también han hecho fondos parecidos con el dinero que les ingresa por concepto petrolero.

Como profesor, ¿nos podría explicar de la forma más sencilla posible qué implicaciones tendrá para los venezolanos en los próximos meses esa curva que dibuja la caída de los precios del petróleo?

— Para el día a día inmediato son implicaciones de restricción, de problemas. Tendremos que acostumbrarnos a una política que no ha sido anunciada, y yo no la puedo anunciar, pero creo que no hay otra manera, sino con medidas de restricción, medidas que nos permitan capear el temporal, que nos permitan dirigirnos hacia otras ramas industriales. Puede ser una oportunidad, pero en todo caso sí va a traer problemas de austeridad, tal vez haya que elevar tasas fiscales, es posible que venga una unificación cambiaria, no se sabe, no lo puedo saber. Vamos a ver qué anuncia el presidente cuando llegue de China. El panorama es de austeridad y de búsqueda de alternativas productivas distintas.

¿Cómo se le explica a la gente que después de la bonanza pasamos una vez más al “efecto Venezuela”? ¿Qué tienen que hacer las autoridades para explicarlo?

— Una labor muy grande, didáctica, de explicación y de auto constricción, de reconocimiento de que no hubo previsión en ese sentido. Y es que no pudo haber previsión porque esto fue diseñado para eso. Realmente sí ha habido una política norteamericana diseñada en ese sentido.

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Compramos crudo a Estados Unidos

“Antes de comprar las refinerías también comprábamos crudo en el exterior, como aditivos, diluyentes. Luego de la compra completa de las refinerías en el exterior (1989), más del 40% de los costos totales de Pdvsa, y en algunos años hasta el 64%, es para comprar crudo en el exterior, para suministrar a esas refinerías. Nosotros [al comprar para Citgo] somos el mayor cliente norteamericano del crudo mexicano. Importamos crudo de Arabia Saudita y también usamos crudo estadounidense para alimentar a nuestras refinerías en el exterior”.

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¿Y cómo el país no estaba preparado?

— No había claridad. No teníamos claridad de eso. Yo mismo dije en alguna parte que los precios altos llegaban para quedarse. Resulta que no contaba con las astucia de una gente más poderosa que nosotros que está dominando la cosa desde arriba.

¿Cree que hay que revisar los convenios con Cuba y Petrocaribe?

— Revisarlos no, ajustarlos a las nuevas realidades. Hay que ajustar muchas cosas. Hay que ajustar los convenios. Los cubanos y todos en el Caribe lo saben. Tenemos que ajustar, estamos en dificultades. Tenemos que aumentar el precio de la gasolina, aumentar la tasa impositiva. Tendremos una época de restricciones, tanto en nuestras liberalidades como en nuestros gastos. No somos Tío Rico ahorita. Como dijo Luis Herrera: “Hay que buscar las alpargatas, porque lo que viene es joropo”. ¿Tenemos que salir corriendo? No, hay que dar la pelea.

¿Usted cree que se tenga que recortar en el gasto social?

— La decisión del gobierno es no hacerlo.

¿De algún lugar habrá que recortar?

— Habrá que recortar algunas inversiones, algunos gastos no sociales. Esa es una política que tendrá que definir el gabinete económico.

“Una de las cosas que se le critica a toda la gestión, desde el comienzo de la era de Chávez, es que no utilizó el petróleo para generar otras alternativas, pero eso tiene su contraparte. La contraparte es que usó el petróleo para pagar una deuda social muy alta. Un país petrolero que de 1925 a 1967 fue el primer exportador mundial de petróleo, que luego se ha mantenido en los primeros lugares durante todos estos año, que llega al año 2000 con un 80 por ciento de pobreza es realmente una deuda social demasiado considerable. Tú podías escoger dos caminos: Mantener esa deuda social impagada y comenzar a construir, a pagarla de otra manera, que las personas la pagaran con su trabajo, desarrollando grandes obras, obras de infraestructura, puertos, aeropuertos, refinerías, más desarrollo metalmecánico, agricultura mecanizada y cosas por el estilo. Cosas que se han podido hacer, pero manteniendo a la gente por debajo de la línea de la pobreza, en el sentido de no tener habitación, agua potable, acceso a la electricidad, a una alimentación balanceada. Lo que se ha hecho en estos años es tratar de pagar esa deuda social. ¿Valía o no valía la pena?”

Es la situación del proverbio chino: el pescado o enseñar a pescar…

— Sí, pero había una deuda social demasiado grande.

¿No se podía hacer las dos cosas?

— Entraríamos en el mundo de las especulaciones. Si mi abuelito hubiera tenido ruedas, tal vez yo sería bicicleta.

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Venta de Citgo

“Nunca fue un buen negocio, lo que no significa que no tenga un gran valor hoy. En los tiempos en que no fue un buen negocio desarrollamos un capital allí. Esos activos tienen un valor en torno a los 12 mil millones de dólares. Pero somos rehenes con la refinería que está en las Islas Vírgenes, porque el parlamento de allí acaba de prohibir que se venda. Marco Rubio [senador republicano] es de los promotores de impedir que Venezuela negocie, y la oposición venezolana está pidiendo al Congreso de Estados Unidos que prohíba la venta de Citgo”.

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PAJARITOS PREÑADOS

Dentro del plan “Siembra Petrolera” impulsado por el presidente Chávez se estimaba que para 2014 el país produciría 4 millones de barriles y para 2019 se deberían producir seis millones. Hoy el país produce unos tres millones. ¿Qué sucedió?

— Esas son metas que siempre fueron irrealizables. El presidente Chávez arrancó su magistratura con una política correcta de defensa de los precios que lo llevó a convocar la Segunda Cumbre de la Opep y eso logró detener la caída de los precios que la política de apertura petrolera había determinado. No sólo detuvo la caída, sino que los precios del barril pasaron de 7 a 40 dólares. Sin embargo, en el 2005, no sé con qué motivo, alguien lo convenció de que teníamos que ir a una política expansiva y aún cuando nuestras circunstancias no nos permitían eso en verdad, comenzamos a planificar crecimientos.

¿Cuáles eran esas circunstancias?

— La circunstancias del mercado petrolero internacional. En el 2005 estábamos produciendo 3.267.000 de barriles y en el 2012 íbamos a producir seis millones, según el plan de negocios de Pdvsa, que era una planificación de pajaritos preñados. No sucedió eso. En 2012 estábamos en los mismos tres millones de barriles y dijimos que para 2018 íbamos a estar en 5,8 millones. ¿De dónde sacaron eso? No lo sé.

¿Y el espacio ganado por el petróleo de lutitas no podía haber sido ganado por el crudo venezolano?

— No, porque el espacio ganado por las lutitas es ganado por una voluntad política, no por una realidad de mercado. Esa voluntad política existe desde los años setenta. Desde que se creó la Agencia Internacional de Energía se diseñó una política de enfrentamiento con la Opep, de contención, de restricción del consumo de petróleo de la Opep.

Entonces, en vez de perder tiempo y recursos en planificar crecimiento…

— Tenemos que planificar eficiencia, planificar en mejoras, en la recuperación, en la disminución de los costos en vez de estar planificando inviables experimentos. Una política expansiva es una política que va en contra de la soberanía, porque tienes que dar más concesiones. Ese es un problema histórico. Nosotros somos el sexto país del mundo que va a aumentar su producción sin mayores escándalos. ¿En cuánto? En un millón y pico de barriles. Para el 2035 casi ningún otro país va a crecer. El único que va a crecer neto es Iraq. Nosotros podemos mantener la producción y crecer modestamente de acuerdo con lo que el mercado exige, solicita, necesita. ¿Para qué vamos a aumentar la capacidad potencial? ¿Para tener inventarios? ¿Inventarios por los cuales vamos a pagar unos costos de mantenimiento? Las reservas están en sus yacimientos. ¿Para qué las vamos a sacar?

¿Usted cree que hoy en día somos más dependientes del petróleo que antes?

— Sí, sí somos.

¿Qué recomendaciones da para acabar con esa dependencia?

— Creo que nuestra industria debe concentrarse en la recuperación secundaria de los campos maduros, en el aumento de la generación de gas. Una de las cosas vitales, y que tenemos con qué hacerlo, es aumentar la producción de gas. Ejecutar los planes que ya existen, que están diseñados hace tiempo.

Carlos Mendoza Potellá, asesor del BCV

LA GIRA PRESIDENCIAL

El presidente Maduro hace una gira con el objetivo de que la Opep baje la producción y así suban los precios del petróleo. ¿Eso no ayuda a los productores de lutita? ¿No se convierte el presidente en embajador indirecto de esa causa?

— Claro. Y Arabia Saudita dice: Vamos a ver hasta dónde aguantan las lutitas. Pero además hay otra cosa. Los exportadores de lutita no nos afectaron a nosotros, pero otros exportadores, como Nigeria, sí fueron afectados. Nigeria era el quinto exportador de petróleo a Estados Unidos y el año pasado no exportaron ni un solo barril a EEUU. Los principales afectados por la nueva producción de lutita son ellos. Nuestro petróleo, que es pesado ácido, no ha caído.

¿Cuál es la mejor noticia que Maduro puede traer de la gira?

— Los acuerdos con China y con Rusia. Creo que es correcto que nos afiliemos junto con la gente que es atacada junto a nosotros, en el caso de los rusos. Desde luego que tenemos que buscar aliados ante la política agresiva contra nosotros.

¿Negociar con China en nuestras actuales circunstancias le preocupa?

— Sí, pero tenemos que negociar.

¿Estamos en posición para que la negociación sea favorable para Venezuela, que no sea desventajosa?

— Depende de la voluntad de ellos con respecto a nosotros. Creo que los rusos y los chinos tienen que asegurarse suministros a largo plazo. Ellos andan buscando convenios y suministros a largo plazo y eso nos conviene a nosotros, tener clientes a largo plazo, no vender embarques. También tenemos que buscar transferencia tecnológica y buscar la manera que convertir eso en industrialización y agricultura. Nosotros podríamos vender el petróleo, no en dólares, sino en maquinaria, en equipos, equipos electrónicos. Sí tenemos amplio margen para negociar.

El secretario comunista de Pérez Alfonso

Mendoza Potellá es profesor de la Universidad Central de Venezuela. No habla inglés, pero lo entiende. En cambio, habla ruso. Vivió allá entre 1967 y 1969, al salir de la cárcel. “Estuve condenado por rebelión militar a 25 años de prisión. Caí en Humocaro (Lara). Estuve con Argimiro Gabaldón, con Gregorio Lunar Márquez. Asaltamos Humocaro el 4 de abril de 1962 en la primera manifestación guerrillera que había. Hubo un combate, 4 muertos. Y me capturaron a mí solo”. Mendoza tenía 20 años y luego se convertiría en un personaje de la novela “Los Topos”, escrita por Eduardo Liendo. Durante los siguientes cinco años y medio estuvo recluido en la Isla de Tacarigua, bautizada por los guerrilleros como el “Campo de Concentración Rafael Caldera”. De allí salió por una medida de “conmutación de pena por extrañamiento o confinamiento”. Trabajó en Tribuna Popular como periodista y tras la división del Partido Comunista que vio nacer al MAS, quedó sin trabajo. Fue entonces cuando una amiga lo recomendó. “Francisco Mieres y Pompeyo Márquez andan buscando a alguien de tu perfil”, le dijo ella. “Es para trabajar con Pérez Alfonso”. Sin pensarlo asistió y semanalmente tomó notas de las reuniones que se hacían con gente vinculada al MAS, MIR, MEP y AD. “Comencé a publicar un boletín confidencial llamado Prensa Petrolera (mayo 1971), con diseño de Eduardo Orozco, con textos recogidos por mí de las conferencias y las posiciones que asumía Pérez Alfonso. A raíz de eso me convertí en su secretario particular y editamos el libro ‘Hundiéndonos en el excremento del diablo’”. “Las enseñanzas de Pérez Alfonso siguen vigentes, tienen que ver con la siembra petrolera, la imposible siembra y el daño que nos hace la renta petrolera. Así comencé a aprender petróleo, después de salir de la guerrilla. Pérez Alfonso era un hombre muy especial, porque siendo adeco buscarse un asistente ex presidiario, ex guerrillero, era muy particular. Yo le decía: Doctor, si Carlos Andrés gana las elecciones (1973) yo me voy a pie a Cúcuta. Mendoza, déjese de esa vaina. Los tiempos han cambiado, me respondía. Y seguí con él hasta que murió en 1979”.