Julián Rivas
No dejemos que se nos vaya 2015 sin hacer nada por un venezolano agredido por una nación imperialista y colonialista.
El año 2014 en su recta final fue marcado por los acuerdos entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos que permitió la liberación de los tres de los detenidos cubanos, del grupo de los 5, detenidos por muchos años en Estados Unidos, al tiempo que se liberaron varios presos por petición de Washington. En todo caso se impusieron las razones esgrimidas en la causa humanitaria que a nivel mundial se hizo por la libertad de los 5. Felicitaciones.
Todos debemos hacer votos de reconocimiento a la campaña que se desarrolló por los 5 cubanos. Y como venezolanos, con criterio venezolanista, debemos hacernos una pregunta: ¿Por qué no hacemos lo mismo por la liberación de Ilich Ramírez Sánchez, Carlos, un compatriota revolucionario secuestrado por el Estado francés en 1994, en Sudán, y recluido, aislado, en las mazmorras francesas?
Los venezolanos no podemos seguir haciéndonos la vista gorda ante la violación de los derechos de este compatriota. Este no es un asunto institucional, es asunto que golpea hasta los principios de la nacionalidad. El gobierno de Francia ha violentado las normas del derecho internacional y las normas de extradición. Como venezolanos estamos en la obligación de denunciar esta situación y exigir que se ponga fin al atropello.
La detención de Ilich Ramírez Sánchez fue un acto propio de las naciones imperialistas, porque eso es Francia. No solamente Estados Unidos es imperialista. Francia también. Lo curioso es que París lleva dos siglos vendiéndose como luz de los derechos humanos y a la vez cometiendo los mayores crímenes contra los derechos de los pueblos de Asia, África y América Latina.
¿Qué quiere Francia, qué pretenden los gobiernos de París con sus acciones intransigentes contra Ilich Ramírez Sánchez? Sin duda los mandatarios de Francia dan muestra de hasta dónde el sionismo internacional ha penetrado Europa.
Después que Ilich Ramírez fue llevado contra su voluntad, desde Jartum, capital de Sudán, hasta París, ha sido enjuiciado varias veces. Ha sido hostigado por esbirros franceses en cada una de las prisiones por las que ha pasado. Le han reiterado la condena a cadena perpetua.
A Ilich Ramírez le cobran su militancia en la causa palestina, su participación en una guerra de liberación. Lo curioso es que los jefes de los bandos de esa guerra, Yasser Arafat, Simón Peres e Isaac Rabin, recibieron el premio Nobel de la Paz. Precisamente en 1994.
En los últimos 20 años hemos visto que ha habido canje de prisioneros palestinos e israelíes en varias ocasiones. Antes, la misma Francia abogó por Regis Debray luego que fuera condenado a 30 de años de cárcel en Bolivia por su incorporación a la guerrilla del Ché. Una campaña internacional, con participación de la intelectualidad francesa, tanto izquierda como de derecha, incluyendo a Charles de Gaulle, y hasta el Papa Paulo VI, logró que los gobernantes bolivianos lo liberaran en 1970. Luego, en los años 80, fue ministro del gobierno de Francois Mitterrand. Hasta ejerció como Ministro de Cultura.
El cuento del terrorismo ha sido muy utilizado por el sionismo internacional. Quienes luchan por la causa palestina corren ese riesgo. Eso paga Carlos. El régimen de Israel, cuyos líderes ejercen terrorismo de Estado, goza de impunidad. Increíble. Lo lamentable de este doble rasero es que desmoviliza a muchos en el mundo. Y hagamos una demanda: si el Vaticano fue bueno para mediar por la liberación de Debray, por qué no hace lo mismo en el caso de Ilich Ramírez Sánchez.
Incluso, podemos recordar al gobierno de Estados Unidos, que medió por la liberación de Lori Berenson, una estadounidense detenida en Perú, acusada de “subversión”, por luchar en las filas de Sendero Luminoso. El régimen de Fujimori la condenó a cadena perpetua. Al caer el fujimorismo, la condena fue de 20 años, y luego llegó la libertad condicional tras cumplir tres cuartas partes de la condena, días antes de una visita del Presidente Alan García a Estados Unidos en 2010. “Existió una fuerte presión de parte de Estados Unidos para la liberación de Lori Berenson durante el gobierno de Alejandro Toledo de la cual fui testigo”, reconoció el ex premier toledista, Carlos Ferrero, quien dijo que esa misma presión se mantuvo durante el actual régimen (gobierno de García), según contó la prensa peruana en 2010.
El juicio contra Carlos en Francia es un acto inmoral. Hay que pedir que Ramírez Sánchez sea repatriado a Venezuela. Una campaña por Carlos tampoco debe quedar en manos de sus parientes o amigos cercanos. Quien sea revolucionario o tenga conciencia de que Venezuela debe ser respetada, puede tomar la iniciativa. Cualquier brocha o graffiti es bueno para reclamar la liberación de Carlos.
Cuando uno viaja por esos caminos de Oriente, por ejemplo, puede ver que todavía existen pintas como “Jóvito ya ganó”. Es decir, una vulgar brocha de algún activista, de algún grupo popular, puede servir para denunciar el atropello del Estado francés contra Ilich Ramírez Sánchez, y exigir su liberación. También hay muchas paredes, sobre todo en esas rutas de aeropuertos venezolanos, o un simple papel pegado en concurrido sitio público. Lo que si no podemos seguir es callados, indiferentes.
Las organizaciones populares palestinas han respaldado a Carlos. No vemos lo mismo en la llamada Autoridad Palestina. En varios lugares del mundo hay gente que denuncia este atropello contra Carlos. Pero los venezolanos debemos ser más activos.
Francia se burla de Venezuela y sin embargo por aquí algunos quieren ver virtudes en el régimen anglosionista de la variopinta clase política francesa. Es triste. Hasta a Caracas vienen intelectuales franceses a darnos cursos de política, nociones de ética y lecciones de democracia. Nunca los hemos visto denunciar la situación del secuestrado Ilich Ramírez Sánchez.
Pero qué interesante sería que el cardenal Urosa Sabino no solamente defienda los derechos de Leopoldo López. ¿Por qué no defiende los derechos de Ilich Ramírez secuestrado por el régimen francés? Este es otro venezolano. Además, la Iglesia, el Vaticano, defendió a Regis Debray. Y el Nuncio, que opina de todo, debería opinar sobre este caso.
No dejemos que se nos vaya 2015 sin hacer nada por un venezolano agredido por una nación imperialista y colonialista, cuyos intelectuales viajan por el sur vendiendo la idea de que son la luz del mundo, callando ante los crímenes de los gobiernos parisinos. ¡Libertad para Carlos! Esa es la consigna.