Los prisioneros Kenyi Goto y Haruna Yukawa fueron capturados en 2014 por Estado Islámico. El grupo pide $ 200 millones por su liberación
El pasado martes 20 de enero el grupo militar asociado al Estado Islámico (EI) publicó un video en el que amenazaba con matar a dos rehenes japoneses si su gobierno no cancelaba 200 millones de dólares por su rescate en 72 horas. Este viernes se venció el plazo puesto por los rebeldes islamistas.
Esta dificultad expone no solamente la vida de los dos ciudadanos japoneses, sino también el papel del país asiático en los asuntos de seguridad
Los activistas islámicos indicaron que la sociedad nipona debe presionar a su gobierno para que detenga el apoyo a la unión dirigida por los Estados Unidos de América, que tiene una campaña militar en contra del EI.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, finalizó la gira que realizaba por Medio Oriente, donde prometió donar la misma cantidad que exige el EI ($ 200 millones), en ayuda a las naciones que lo combaten.
Abe, ha promovido durante sus últimas visitas en diferentes Estados del mundo, una nueva política para incrementar la actuación de Japón en el escenario de seguridad global. Condenó la amenaza del EI y aseguró que su prioridad era salvar la vida de los rehenes.
Sin embargo, la Constitución japonesa prohíbe la guerra como derecho soberano y la conclusión de disputas internacionales por medio de la fuerza.
Expertos aseguran que la opinión pública japonesa se dividirá aun más sobre las ventajas y los riesgos de las políticas internacionales de seguridad más fuertes que pretende Abe.
El portavoz del gobierno japonés, Yoshihide Suga, declaró hoy viernes en rueda de prensa que se encuentran en una situación muy difícil, pero que están realizando el máximo esfuerzo para rescatar a los prisioneros.