La realidad económica es dura y no hay cortina que pueda con ella
Siguen pasando los días y Nicolás Maduro nuevamente incumple con su palabra. Dijo en algún momento que se dedicaría de lleno a atacar el problema económico y ya se ve que su tiempo lo ocupa en otras cosas. La economía y su crisis se tragó a la gestión del Presidente, que tampoco ha podido desmontar a las mafias. En la calle, a pesar de cualquier trama que pretende distraer, la gente no puede dejar a un lado la escasez, las colas, la inflación, síntomas que se agudizan día a día. Si a ello se le suma una delincuencia sin freno, se tiene un retrato del momento actual. Venezuela transita momentos de mal vivir que van degradándose a un ritmo que pronto nos pondrán a sobrevivir a duras penas. El malestar crece y desde Miraflores las soluciones tienen que ver con escurrir el bulto, desviar y no ejecutar. No extraña que pronto venga un Dakazo, esta vez vinculado al mundo de los alimentos. El gobierno huye hacia adelante y apuesta al caos. Pareciera que quiere muchas candelitas para mostrarse ajeno al colapso. Viene una gran ofensiva, último recurso de los que tienen el agua al cuello.