Es una lástima que el Estado venezolano, particularmente los organismos de justicia, no se hayan ocupado de estos asuntos
Julián Rivas
El reciente evento en el cual el padre de Leopoldo López fue sorprendido en un tribunal con unos lentes que aparentemente servían para grabar, a lo James Bond, y que terminaron en manos de un funcionario de la embajada británica, es otra prueba de que la oposición ha perdido los cabales.
Por lo demás, el asunto recuerda algunas consideraciones de Graham Green, de quien se dice que no podía ver revoluciones porque se acercaba a ese país, para beneficio de la literatura y, lamentablemente, también para engrosar los archivos de la inteligencia inglesa.
Hemos advertido desde hace rato que existe un complot contra Venezuela por parte del anglosionismo internacional, con presencia de la inteligencia inglesa, israelí, española, estadounidense, alemana y otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Esos no son juegos.
El caso mueve a risa, pero obviamente también es preocupante. Por eso uno deja de hablar de los asuntos que son del interés de los venezolanos, como generar empleos, abrir nuevas vías, para ocuparse de las vanidades de sujetos prepotentes como el padre del señor López.
Igual, al otro día apareció frente al Ministerio Público un sujeto de la embajada de Estados Unidos, una especie de espadachín de la señora María Machado. A la vez, la embajada de Canadá se involucra en los asuntos internos de Venezuela. El régimen de Tel Aviv truena. Y el gobierno español actúa como si estuviéramos en tiempos de la colonia. Qué descaro con esta gente que practica la intromisión como si se tratara de un juego de bolas criollas.
Mire, el señor Poleo tiene sus publicaciones como estafeta de la agencia de inteligencia de Estados Unidos. Ya es lugar común decir que es de la CIA. Curiosamente en esas publicaciones se viene insistiendo en presentar a Venezuela como “estado fallido”, “narcoestado”, lo que se les ocurra. Es una lástima que el Estado venezolano, particularmente los organismos de justicia, no se hayan ocupado de estos asuntos. Esto es más grave que lo que hace la arepera que cobra arepitas a más de cien bolívares. Esta en juego la seguridad de Venezuela, amenazada por el imperio llamado Estados Unidos.
Sorprende cómo estos opositores pretenden desconocer la soberanía de Venezuela. En esta trama hay juristas supuestamente serios como el doctor Arteaga Sánchez, el abogado de Carlos Andrés Pérez. Arteaga está a favor de la aplicación de la legislación intervencionista de Estados Unidos en Venezuela. La conjura, la intriga, es larga.
CUENTOS ANTICOMUNISTAS 2
¿Pero quién es el más grande anticomunista hoy en Venezuela? Posiblemente la viejita Jurate Statkutė, mejor conocida como Jurate Rosales. Hasta acusa a los ciudadanos venezolanos de que no sienten la democracia, porque no votan por la ultraderecha.
A Jurate la conocimos en el diario de Rafael Poleo, en las esquinas de Pinto a Miseria, entre 1991 y 1994. Una constelación de malas estrellas pasaban por la redacción: la Patricia, luego la Ibéyise, entonces novia de Poleo, también la comisario político de Alfaro Ucero, la Colomina.
Jurate era vistosa con sus fustanes larguísmos, camisones de faralaos, lentes gruesos y un aire de misterio como de quien vino del frío. Muchos en la redacción golpeaban las mesas, las máquinas de escribir, grapadoras, y susurraban: comunismo, comunismo, comunismo…
Jurate es una incógnita. Llegó a esta Tierra de Gracia por matrimonio. Algunos dudan de su existencia. Un ex compañero de redacción dice que ella debe tener 100 años hoy día.
Si es verdad el cuento de que combatió a Hitler y luego al comunismo en Lituania, su tierra natal, debe estar entre los 85 y 90 años, por lo menos. Es probable que Jurate murió, y el propio Poleo o un gringo importado, se disfraza de viejita como Jurate. Él recuerda que Robins Willians se disfrazó de viejita en la película La señora Doubtfire (Papá por siempre). Es la CIA, la inteligencia inglesa, fantasmales como en los relatos de Graham Greene.
RÉPLICA
Por vía de esta publicación tuve conocimiento de que el señor Alejandro Properi, presidente de la Cámara Venezolana del Cacao, envió una comunicación solicitando derecho a réplica debido a que recientemente escribí que la vieja burguesía comercial exportadora quiere seguir haciendo negocios con el sudor de los productores, exportado la semilla para que los suizos hagan chocolate suizo. De entrada el señor Properi dijo que me quería “ilustrar” sobre la materia.
Es obvio que la capacidad instalada para procesar industrialmente toda la producción de cacao criollo, en este momento no existe. Lo que sí ha existido es un largo sabotaje para que esa capacidad no aumente. Ya daré cuenta de ello. Por ahora, lo dejamos así.