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EDITORIAL: #MADURO DEJA DE COACCIONAR YA

Empleados públicos han denunciado que reciben presiones si no firman contra el decreto de Obama.


EDE

Hay a quien el decreto de Barack Obama, que sanciona a siete funcionarios venezolanos por violación de los derechos humanos, le parece una medida justa contra particulares.
A otros esa acción del presidente norteamericano, en donde califica a Venezuela como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, les parece una seria provocación. Unos cuantos ni se preocupan por ello. Cada quien tiene derecho a opinar y, en consecuencia, a actuar. Nadie, por lo tanto, debe coaccionar a otro a firmar la petición impulsada por el gobierno nacional para que Obama derogue el decreto. Nadie.
Muchos son los casos de funcionarios públicos que han sido “invitados” a firmar, todo con el afán de alcanzar las 10 millones de rúbricas que el gobierno venezolano pretende llevar a la Cumbre de las Américas que se celebrará en Panamá.
Pero esta invitación pierde la inocencia cuando se deja ver que los que no firmen pueden ser sancionados o incluso pueden caer en desgracia ante sus superiores en los ministerios e instituciones del Estado. Lo mismo pasa cuando a beneficiarios de las misiones se les asoma que pueden perder las becas o sus viviendas si no aparecen en los listados de repudio a la acción impulsada por la administración Obama. Se dejan correr bolas. La gente teme que no les dejen sacar sus pasaportes o los trámites administrativos sean más complicados para los no firmantes.
Estos rumores tienen su basamento en el pasado reciente, porque nadie puede olvidar la nefasta “lista Tascón”, con la que se atropellaron los derechos de los ciudadanos que se atrevieron en su momento a pedir la revocatoria del mandato de Hugo Chávez. El presidente Nicolás Maduro tendría que ser claro alrespecto. Aquí nadie debe estar obligado a firmar petición alguna. Del libre albedrío de cada quien debe nacer semejante decisión. Maduro tiene que aclarar a viva voz en alguna de sus múltiples intervenciones en cadena que ningún venezolano puede sentirse presionado para firmar, debe invitar a que se denuncie la coacción, a que se ventilen las presiones. El gobierno no puede pretender llegar a la meta propuesta haciendo daño.