Henkel García, analista financiero: Si el gobierno quiere que haya una oferta suficiente, el BCV y PDVSA tendrán que alimentar el sistema marginal
Por Enrique Meléndez
El analista financiero Henkel García afirma que la causa del fenómeno de la extorsión que se está observando en el mercado cambiario, en su conjunto, se debe a que el gobierno no cuenta con dólares para ofertar, sobre todo en el Simadi.
Agrega el director de Econométrica que el gobierno esperó que entes privados, así como jurídicos, participaran de las subastas, pero que dada la crisis que hay en Venezuela resulta imposible por el momento.
¿Qué balance tiene Econométrica, con respecto al resultado de la aplicación de las nuevas medidas económicas que adoptó el gobierno el pasado mes de febrero?
— Básicamente las medidas estuvieron concentradas en la definición del nuevo régimen cambiario. Había muchas expectativas al respecto, porque lo cambiario es lo fundamental de la crisis que hoy vivimos, pero cuando nos enteramos de su contenido, y viendo como ha sido el funcionamiento del Sistema Marginal de Divisas (Simadi), lo que uno puede llegar a la conclusión es que el régimen cambiario de este año es muy parecido al de 2014.
Según nos informó el gobierno, tenemos una tasa preferencial para las cosas básicas: estoy hablando de salud, alimentos y algunos insumos industriales, que sería a 6,30; después se nos dijo que el Sicad I y II iban a ser unificados, y que esa unificación partiría de la última tasa de Sicad I, es decir, a una tasa de 12 bolívares, y que el sistema se iba a regir por medio de una convocatoria de subastas, que no hemos tenido la primera, por cierto.
De modo que ese Sicad unificado funciona como una especie de Sicad I, y tenemos un Simadi que en los primeros días ha funcionado de manera un tanto más decepcionante de lo que era el Sicad II. Entonces, existe un régimen cambiario que es el mismo de 2014, y existen varias particularidades este año. En este 2015 sólo podríamos contar con la mitad de las divisas que tuvimos el año pasado. Eso hace que sea distinta la situación, y lo otro es que los niveles de inventarios entre las diferentes industrias está hoy por hoy muy por debajo de lo que estaban en el 2014.
Es decir que el gobierno decidió mantener el mismo régimen cambiario del año pasado con menos divisas y menos inventarios. El régimen del año pasado no fue el adecuado para la economía venezolana. Parte de la crisis, como te decía, se debe a un régimen cambiario que es totalmente disfuncional.
Por supuesto, el gobierno espera que con el mismo régimen cambiario, sólo que con menos divisas y con menos inventario, se obtengan mejores resultados y eso es imposible, pues lo más probable es que todo siga igual o que la situación siga deteriorándose, sobre todo con el problema de la escasez.
El gobierno ha alegado que aún mantiene la tasa de 6,30 bolívares ya que con ese dólar se financia el 75% de las importaciones. ¿Cómo explicamos que aún se mantenga la escasez?
— Siempre que tú contemples un control de precios vas a tener un problema de escasez, pero lo que más complica es que en ese sistema de 6,30, cada dólar que tú entregas no se transforma en un dólar de producto. Es decir, lo que está pasando allí es que el Estado entrega dos o tres dólares, y solamente llega un dólar de producto. Se trata de una entrega de dólares muy ineficiente, y muy ineficiente porque hay toda una gama de esquemas de corrupción alrededor de eso.
Lo otro, y por lo cual también es ineficiente, es que por naturaleza en toda asignación discrecional no hay ningún ser humano que pueda decidir hacia donde van los recursos de una manera óptima. La manera como la sociedad moderna determinó que se asignaban los recursos eficientemente es a través del mercado. Entonces, el gobierno cuando hace entregas de divisas discrecionales valiéndose de un control de cambio, donde dichas entregas las deciden un grupo de personas, no actúa del modo más eficiente, más aún cuando tienes toda una red de corrupción alrededor del 6,30.
Así que esa entrega que se hace aquí con un tipo de cambio que no tiene ningún tipo sentido económico, te reitero, es en extremo ineficiente. Lo que necesitaba Venezuela en un ambiente de dólares escasos, era que esos recursos fueran distribuidos en la economía de una manera más eficaz. Eso implicaba incorporar elementos de mercado. El dejar el 6,30 anula cualquier eficiencia que se pueda tener en ese régimen, y nosotros lo vamos a pagar caro, con mayores extorsiones en los precios internos del mercado, y lo vamos a pagar caro con una mayor escasez, y que va a ir escalando en las próximas semanas.
¿Cómo ve usted la estrategia que ha diseñado el gobierno de sacar fiscales a la calle, a los fines de verificar si se cumple la Ley de Precios Justos?
— Yo creo que ese persigue más un fin comunicacional, es decir, estamos frente a un gobierno que está tratando de demostrarle a la gente que está actuando sobre lo que es la inflación y la escasez, pero no está atacando por la vía adecuada, pues por la vía de los controles no es. Los venezolanos debemos entender eso, porque ya lo hemos vivido. En la época de Lusinchi había controles de precios, y también teníamos problemas de escasez; quizás no tan agudos, como los de esta vez, pero muy parecidos.
Y si nosotros revisamos los periódicos de la época nos daremos cuenta de que Lusinchi también le achacaba la culpa de esa escasez al acaparamiento y la especulación de los empresarios. No, es el sistema de controles el que te crea escasez. Es el sistema de controles que te crea el mercado negro, y nosotros insistentemente lo hemos hecho a lo largo de la historia, este es el momento para que toda la sociedad venezolana se dé cuenta de que esa vía no es la adecuada.
Lo otro que tenemos que diferenciar es que una cosa es el margen de ganancia que tienen las empresas y otra la inflación, que no tienen relación. La gente como que relaciona mucho el margen de ganancia de las empresas con la inflación. Una empresa puede tener un margen alto de ganancia e igual va a haber inflación, pues por ahí no es. Ah, bueno, que queremos atacar el margen de ganancia, entonces lo que tiene que hacer Venezuela es bien sencillo: tratar de diseñar un ambiente de menor riesgo, de menor incertidumbre, y crear competencia.
Esa es la vía de disminuir los márgenes de ganancia, y la inflación tiene otras causas, y más hacia lo fiscal. Nosotros tenemos un gobierno que en los últimos años ha tenido un déficit fiscal entre un 15 y un 30 del Producto Interno Bruto, tenemos una liquidez monetaria de sesenta y tantos por ciento. Hace unos meses crecía al 75%.
La inflación tiene más que ver con ese tipo de balance, que con unas empresas queriendo cobrar más, y ese es otro mito. Cuando uno analiza lo que las empresas están ganando en términos reales a lo largo del tiempo, ese margen de ganancia es relativamente estable. O sea, si en realidad los empresarios fuesen los culpables de la inflación, ese margen de ganancia debería ir subiendo. Pero cuando uno evalúa desde el punto de vista de números macroeconómicos cómo es el margen de ganancia de las empresas, uno se da cuenta de que ese margen de ganancia es, relativamente, estable.
¿Qué es alto? Sí, y lo es porque va de la mano con el riesgo y la incertidumbre de hacer negocios en Venezuela, y por la poca competencia, pero son dos aspectos de la economía venezolana que hay que analizar aparte. Hay que desmitificar que el flagelo de la inflación se debe a los altos márgenes de ganancia, ya que esto tiene más que ver con lo fiscal y lo monetario.
El gobierno anunció que para aligerar el proceso de otorgamiento de divisas se iban a habilitar hasta las casas de cambio; no obstante, la información que se ha tenido es que hasta ahora no han fluido las divisas hacia esas instancias, lo que demuestra que no era por un problema de expansión de las taquillas para el otorgamiento de las mismas. ¿No le parece?
— Es un buen punto, porque el régimen de cambio no te crea divisas. De hecho, todo lo contrario: con los actuales precios del petróleo contamos con la mitad de las divisas con respecto al año pasado. Quizás el gobierno esperó que entes privados, dado un tipo de cambio relativamente alto, iban a alimentar el sistema. Eso no ha ocurrido.
¿Cuál es la causa, a su juicio, por el cual se dispara el paralelo a niveles sorprendentes, al contrario de las expectativas que se tenían?
— Porque el Simadi prácticamente es un sistema que no cuenta con divisas. No hay manera, dado el estado actual y la crisis que hay en Venezuela, de que privados y otras fuentes de divisas, aparte del BCV, se presenten ofertando en el Simadi. Si el gobierno quiere que haya una oferta suficiente, va a tener que el mismo BCV y la misma PDVSA alimentar ese sistema, y como el régimen cambiario no crea divisas, entonces la mejor decisión será migrar los dólares que están siendo dedicados a las importaciones públicas y a los tipos de cambio de 6,30 y de 12 al Simadi, para ver si logran contener al paralelo. De resto son muy pocas las expectativas que uno puede esperar con un esquema cambiario que es casi el mismo del año pasado, y esperar resultados diferentes no resulta nada sensato.
¿Cómo ve usted la manera como el gobierno está enfrentando el déficit fiscal, si tenemos presente que la caída de los precios del petróleo ha impactado mucho el ingreso de divisas?
— La verdad es que no le está haciendo frente, y con el nuevo esquema cambiario no hace mucho por lo fiscal. Y si ya teníamos un déficit fiscal entre 15 y 20 puntos, eso no va a disminuir. Tendría que haber un recorte del gasto público en términos reales tremendo para que ello ocurra, porque por el lado de los ingresos es imposible mejorar lo que es la dinámica del déficit fiscal. Habría que ver qué hace el gobierno, y mucho más cuando estamos en un año electoral.
De manera que nosotros no creemos que este año sea de disminución del déficit fiscal. Si puede haber tal disminución sólo si se levanta el control de cambio. De hecho ese es el escenario que nosotros manejamos, es decir, una vez que el control de cambio termine de implosionar, que está como tal en dicho proceso, y entonces es cuando nosotros veremos que por ahí los números van a mejorar.
No obstante el gobierno todavía no está ganado para levantar el control de cambio. ¿No le parece?
— Pero es otra cosa la que dicta la realidad, que es lo que vimos en el pasado, porque los controles de cambio terminan implosionando, ya que a partir de cierto momento dejan de funcionar. Los controles de cambio le hacen mucho más daño a la sociedad que los beneficios que le puedan traer. Ya nosotros tenemos un largo historial de eso. Eso tiene ciertas implicaciones políticas y sociales que, aunque no es nuestra área de especialización, nosotros consideramos que la realidad económica va a obligar a tomar esa medida.
Pero, lamentablemente, para poder salir de la crisis actual, el chavismo tiene que dejar de ser chavismo, porque de otra manera es imposible que salgamos de la crisis. El chavismo tiene que abandonar esa ideología con la que ha manejado la economía en los últimos años.
Billetes de 500 y 1000 bolívares
Usted ha señalado que el gobierno va a tener que imprimir billetes y de quinientos y de mil bolívares, ¿pudiera usted fundamentar esta consideración?
— Sí, eso sería por facilidad. La moneda es un medio de intercambio, y desde el punto de vista de la cotidianidad ya está haciendo difícil manejar los montos, no solamente de billetes de cien, y esto es fácil de implementar, porque uno lo que tiene que hacer es un equivalente del poder de compra. El poder de compra de un billete de cien original era el equivalente de 900 bolívares de hoy, es decir, que nosotros en el 2007 con un billete de cien comprábamos lo que hoy compramos con cerca de 900 o mil bolívares. De modo que resulta sensato que hoy tengamos un billete que compre lo mismo, que en el 2007 comprábamos con un billete de 100 bolívares.