Margarita López Maya, historiadora: “La situación de Venezuela es muy grave y no mejorará si no se consigue un acuerdo de emergencia o un gobierno de coalición”
Por Myriam Mosquera
Margarita López Maya, historiadora, doctora en Ciencias Sociales UCV, profesora del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes), se muestra cautelosa a la hora de opinar sobre la profunda crisis política, económica y social que actualmente atraviesa Venezuela, pero en declaraciones para “La Razón” fue más tajante, manifestó que el gobierno de Maduro “tiene un autoritarismo exacerbado, no es nada democrático, sigue con un modelo que ya fracasó”.
A la también analista, se le oye con preocupación afirmar que definitivamente existe ingobernabilidad en el país, porque el contexto político ha cambiado: “Tenemos una sociedad disgustada y un gobierno desigual”.
Lanza aseveraciones alarmantes: “Venezuela está postrada, hoy tenemos ideas, pero no tenemos alternativas viables, no hay salidas, no existen acuerdos y a Maduro no le interesa el diálogo”.
AUTORITARISMO Y LOS MILITARES
¿Qué tipo de régimen político impera actualmente en el país? ¿Es el actual un gobierno verdaderamente democrático? ¿Hay desviaciones autoritarias?
— El escenario es el mismo, estamos viviendo un contexto de un régimen de tipo autoritario, pero sí hemos visto un cambio desde el último gobierno de Hugo Chávez. Desde que entra Maduro al poder tiene que moverse en un contexto político variable, pero eso sí, existe una gran diferencia: Lo fundamental de Chávez fue su carisma, fue un hombre que se le tuvo confianza. Hay grandes diferencias en ese sentido, pudiéramos hablar de un socialismo del siglo XXI y no sabemos como compensa esto Nicolás Maduro, con un Chávez al que el pueblo sí le dio confianza.
Nicolás Maduro a medida que avanza, todo lo compensa con más autoritarismo y con un mayor apoyo de los militares. Es el menos democrático que hay. Tiene una gran tendencia hacia el autoritarismo.
¿Estamos ante un gobierno de corte militarista? ¿Qué peso tienen actualmente las Fuerzas Armadas en la conducción del Estado venezolano?
— Este es sin duda, un gobierno más militar que el de Chávez. Este es un gobierno legitimado por sucesión de líder carismático. Chávez apuntó con su dedo hacia Maduro. Chávez dijo este es el hombre y ganó unas elecciones de broma… tuvo un margen muy escaso de votos y su gobierno se ha encargado de sacralizar a Chávez hasta el cansancio, para poder tener algo de fortaleza. Aquí los que gobiernan son los sucesores de Chávez, su familia, su entorno, los amigos de su familia. Ellos son los únicos con derecho a gobernar. Tenemos un orden político por sucesión. Esos sí son los legítimos herederos del legado de Chávez. La parte civil de este gobierno son grupitos, muchos de ellos del entorno de Chávez. El nepotismo es el rango más alto del gobierno que ahora tenemos. Vemos como el hijo de Maduro tiene 3 cargos, los familiares de Cilia [Flores, primera dama] están en todas partes, los familiares de Diosdado Cabello igual. Lo mismo sucedió con Rafael Ramírez que junto a su esposa, suegra y otros familiares hicieron un equipo. Aquí mandan ellos, los únicos que tienen derecho a disfrutar, todos apoyados por la Fuerza Armada Nacional. Aquí los militares están encargados de todo, de la alimentación, de la seguridad, de la economía. Tenemos gobernadores militares, a los militares se les sube el sueldo varias veces, se les da vivienda, carros, bancos y hasta un canal de televisión. Se les compran armas, aviones, en fin, tienen todo y, de paso, ni ellos ni sus familiares hacen colas para comprar.
MILITARES LO TIENEN TODO
¿Cómo ve el actual alto mando militar?
— Es un cuadro cerrado todo chavista, por eso crearon todos esos comandos regionales. Los militares tienen un gran poder, más del que siempre han tenido. A los militares los han puesto en todos los puestos claves del país.
¿Usted cree que exista tensión entre los militares por lo que está ocurriendo en el país?
— Debe haber tensión. Creo que debe haber mayor tensión por el tema de las milicias y los colectivos, aunque la parte de arriba está bien purgada. Chávez comenzó esa labor y Maduro la continúa. Pero se dio un caso interesante, como fue la destitución de Miguel Rodríguez Torres, pero en definitiva no pasó más nada de allí.
UN MODELO FRACASADO
¿Considera usted que la crisis que actualmente atraviesa Venezuela es de carácter coyuntural o más bien de carácter estructural, sistémica, es decir que estamos en presencia del derrumbe de un modelo político y económico fracasado?
— Sin duda que sí. Se pretendió crear otro modelo de sociedad, pero no se modificó en este modelo chavista el rentismo que era el modelo industrial del siglo XX que siempre tuvimos. Hubo mucha retórica: que si el desarrollo endógeno, empresas de producción social sin beneficios de nada… todo esto no se dio como se esperaba y el modelo es seguir con la renta petrolera, más renta en lo posible hacia los sectores que apoyan al régimen chavista. De cada 100 dólares que llegan al país, 96 vienen del crudo petrolero. Tuvimos una crisis estructural que fue tapada por la bonanza, en un incremento de los precios del petróleo.
Chávez mostró una ilusión que íbamos para otro modelo, pero en lo que bajaron los precios del petróleo, vimos lo mismo que en la crisis de los años 80 y llegamos a profundizar esa enfermedad que sufrimos los países que exportamos petróleo. Se comenzó a destruir el aparato productivo, que con Carlos Andrés Pérez empezaba a prosperar, pero tuvimos la llamada enfermedad holandesa y allí se dio un caso emblemático en nuestro país, con las consecuencias de la destrucción del aparato productivo. En definitiva, tenemos un modelo de crisis estructural.
VIVIMOS 15 AÑOS DE ILUSIÓN
¿Por que cree usted que luego de quince años de «revolución» Venezuela está peor que antes en términos económicos y sociales, e incluso afectivos, con un país dividido con dos bandos en permanente pugna?
— Tuvimos 15 años de ilusión. Pero no creo que hubo 15 años de retroceso. Tuvimos un tiempo de democracia participativa a uno llamado socialismo del siglo XXI. Cuando Chávez se sintió cómodo, que había derrotado la participación, nos metió un nuevo proyecto, osado hasta para cambiarlo con la Constitución y esa fue su única derrota, cuando el pueblo le dijo que no quería ese cambio. Pero sin embargo, Chávez avanzó y logró un total control con todos los poderes, se las ingenió y logró encontrar una fórmula para imponer su modelo. Ese modelo del socialismo del siglo XXI pervirtió a la democracia, porque le cambió el sentido de la participación en la Constitución. La Constitución es para empoderar a la sociedad, descentralizarla, buscar que los ciudadanos participen en la gestión pública, que no sean los partidos que hagan todo, pero es que en este socialismo del siglo XXI las decisiones las toma solo el presidente. Por eso es que es un modelo vertical de arriba hacia abajo.
¿Cumplió el difundo líder de la «revolución» bolivariana con la misión que le corresponde a todo gobernante democrático de unir a todos los ciudadanos de su país o por el contrario considera usted que fomentó la desunión, la división y el enfrentamiento?
— Desde que Chávez emergió, su discurso, el que le dio grandes dividendos, fue polarizado. Esa fue la intención.
¿Este discurso de total enfrentamiento fue premeditado?
— Pues sí, es parte del populismo. Ese es el atractivo del fenómeno del populismo. El populismo emergió de la crisis y la descomposición que había, que con el debilitamiento de las instituciones democráticas generaron aún más esta crisis. Con las décadas, la gente terminó rechazando a los partidos y en ese vacío resultó el caldo de cultivo del populismo. El populismo es la expresión de un pueblo desorganizado; viene un líder carismático y trata de representar el malestar que está allí latente. Y lo expresa a través de un discurso que sepa movilizar y logra en un momento seducir al pueblo. Eso pasó con Chávez, logró seducir. Los venezolanos se dejaron seducir, en medio de una gran crisis que arropaba los finales de los años 80.
LEGADO DE CHÁVEZ NO ES MUCHO
¿Cuál podría considerarse que fue el legado que dejó Chávez a la posteridad?
— Chávez fue un líder carismático, populista que no dejó un gran legado. Pero déjame decirte, que es una pregunta muy difícil. Me cuesta mucho decir sobre esto. Yo tiendo a pensar que el legado de Chávez no es mucho. Económicamente no nos dejó nada, por la situación del rentismo que vive Venezuela. Seguimos teniendo un país frágil económicamente que depende de los vaivenes internaciones con el petróleo. En términos sociales, sí implementó algunas políticas novedosas, pero que estaban sostenidas por un ingreso fiscal que no está sustentado por el aparato productivo. Centró toda esa política social en su persona, todo lo que daba decía que era por él. Yo te doy una vivienda, te doy un carro, te doy comida. Le doy dinero al consejo comunal, le doy dinero para que arregles una tubería y así todo por el estilo.
Pero lo que sí creo que dejó es un legado socio político, estimuló la conciencia ciudadana. Llegó a los excluidos, los incorporó al país. Les dio conciencia a sectores que nunca tuvieron participación alguna en Venezuela. Los sectores indígenas, los marginales retomaron la conciencia, les dijo que eran todos iguales, así como también sectores que estos últimos 20 años estuvieron invisibilizados y estaban muy empobrecidos. Pero déjame decirte, que también en el siglo XX hubo la inclusión, la hubo de los sectores populares, de los marginados de la historia del país, así fue como llegaron los adecos, hubo una buena educación pública, hubo empleo y lograron la inclusión también. Se formaron los grandes profesionales del país, con postgrados, doctorados. Todo esto gracias al proyecto democrático y organizador del país. Pero como todo, hubo también sectores que no fueron incluidos en la dinámica social. Esos mismos que ahora dicen que sí fueron incluidos por Chávez, por su discurso. Consideran que fue el único gobierno que les dio prioridad, que los atendió completamente.
Sin embargo.. ¿Usted cree que el chavismo va a desaparecer?
— Se está debilitando, no va a dejar muchas raíces en Venezuela. Todo depende de como interpreten ese legado que dejó Chávez.
LA DEMOCRACIA SE QUEBRÓ CON “EL CARACAZO”
¿A que atribuye usted el actual clima de violencia que vive Venezuela?
— La violencia social comenzó en la crisis de los ochenta. Se dispararon ciertos fenómenos como el llamado “Caracazo”, que sí quebró la democracia venezolana. Allí comenzó la represión brutal, eso que más de 400 personas fueron masacradas por los militares es algo impresionante y brutal. Aquí comenzó la violencia social, que hasta los momentos no se ha detenido.
El discurso presidencial es de violencia, está montado para dividir desde el Estado. El discurso actual de Maduro hace apología a la violencia, respalda a los colectivos armados. Hay muchos factores, como el narcotráfico y tantas drogas en el país, que han destruido el tejido social venezolano. Hay una violencia desde el propio Estado venezolano.
¿Funcionan realmente las instituciones en el país? ¿Hay independencia de los poderes públicos?
— No funcionan por supuesto. No hay contrapeso en este país.
¿Se respeta al adversario político en Venezuela?
— No, claro que no. Si no piensas igual que el régimen eres perseguido. Persigues al que no es igual a ti.
¿Se utiliza el sistema de administración de justicia para perseguir a la disidencia?
— Lamentablemente, sí. La impunidad en los delitos es alta, el 92% de los delitos quedan impunes, no se pagan en este país. Esto no es justo, no hay justicia. Se criminaliza a la disidencia, se le estigmatiza.
CON MADURO NO HABRÁ DIÁLOGO
¿Es necesaria la mediación internacional para abrir el diálogo y la reconciliación en Venezuela?
— Se ha estado intentando con Maduro desde el año pasado, pero la situación de Venezuela es muy grave y no mejorará si no se consigue un acuerdo de emergencia o un gobierno de coalición. Pero el problema es más grave aún, porque este gobierno no quiere un diálogo, ni adentro ni afuera. Mientras Maduro esté en el gobierno no habrá diálogo. A nivel internacional hay preocupación con los derechos humanos, pero en Latinoamérica no se ve casi ninguna preocupación.
¿Hay injerencia cubana en el Estado venezolano, en sus instituciones?
— Sí la hay. Esto sucede desde la Misión Robinson, cuando Chávez se volvió más radical. Aquí se ha querido seguir el modelo cubano, eso lo quería Chávez, quería adaptar su modelo del socialismo del siglo XXI.
¿Hay influencia de Estados Unidos en la oposición venezolana representada en la MUD?
— Ha habido recursos de Estados Unidos para algunos partidos de la oposición venezolana, pero yo no le veo ningún problema a eso, porque les dan dinero a través de las ONG, también el chavismo hace eso. Por eso es que hay mucha hipocresía con eso.
¿A pesar del malestar social, la oposición ha perdido capacidad de convocatoria para la protesta ciudadana?
— En estos momentos tiene todas las condiciones para obtener victorias electorales. Sin embargo, debe seguir trabajando. Porque el sector desencantado hay que convencerlo, porque este sector aún no se va con la oposición. Los partidos políticos deben abocarse a esto. La oposición avanza, pero las divisiones en los partidos no se ven como alternativa. El país aún no termina de encontrar un liderazgo en la llamada unidad democrática.
¿Hay espacio para una «tercera vía» en el panorama político venezolano?
— La tercera vía ayudaría a mover el desencanto de ambos polos. Sin embargo, no le veo mucho electoralmente.
“No veo una revuelta popular”
¿Están dadas las condiciones para una explosión social? ¿Podría producirse una revuelta popular?
— No creo, ahora en este régimen autoritario existe el miedo, porque si protestas te disparan, por eso es que la sociedad protesta por zonas, son focales. Las condiciones socioeconómicas son muy parecidas a cuando ocurrió el “Caracazo”, pero el contexto político ha cambiado mucho. Este es un Estado que se adelanta a todo, tiene un sistema de inteligencia que vigila para que no se den protestas masivas. Las protestas ahora son muy controladas y no deja el Estado que se expandan a nivel general. Estamos viviendo una ingobernabilidad en todo sentido, hay demasiados motivos para protestar, pero tenemos un Estado que nos tiene sitiados, que nos ha militarizado al país entero. También cuenta con colectivos armados que son dueños de territorios y no permiten que la gente proteste. Políticamente los cuerpos de seguridad del Estado están muy pendientes de atacar las protestas.