Las misiones sociales vuelven a relanzarse con la implementación de las bases de misiones, tres casas que sirven de sede a varios de estos programas creados hace 12 años
Patricia Marcano
El 7 de junio de 2014 fue inaugurada la primera base de misiones en el país. Se trata de tres estructuras (casas) que se instalarán en comunidades donde persiste la pobreza extrema y que agruparán a las misiones sociales que afrontarán esa condición.
El vicepresidente del Área Social, Héctor Rodríguez, ha informado en sus balances semanales que el Censo 2011 del Instituto Nacional de Estadística detectó la existencia de 500 mil familias venezolanas en pobreza extrema y les permitió identificar 1500 comunidades donde se concentra 66% de esos casos (a ellas llegarán con las bases). El porcentaje restante “está disperso en las comunidades que pueden ser de pobreza general y clase media. Por eso es importante el trabajo casa por casa con la misión Hogares de la Patria”, indicó Rodríguez a AVN hace dos semanas.
Dicho programa fusionó a Madres del Barrio, Niño Jesús, Niños y Niñas del Barrio e Hijos Venezuela, y es la última misión que se ha implementado. Plantea dar aportes económicos directos a familias en extrema pobreza y se aplica en paralelo a las bases de misiones. 184 mil familias se han registrado.
Sinaí entra en la lista de comunidades donde han instalado una de las 530 bases de misiones (cifra hasta el 15 de abril). Ubicada en la parroquia caraqueña de La Vega, es uno de los sectores que en 2011, cuando se efectuó el censo, reportó precarias condiciones de vida. Hoy la realidad es otra, aseguran sus habitantes.
“Cuando el INE vino no había tanto desarrollo con ahora. Esta comunidad ha mejorado gracias al dinero que te ahorras con Mercal, con las misiones educativas que te garantizan educación gratuita y te dan los libros, con Barrio Adentro donde te atienden y dan las medicinas. Gracias a esas prácticas sociales del Estado logramos avanzar”, relata Domingo Rebolledo, representante del consejo comunal Francisco de Miranda, del sector Sinai.
Esta comunidad se instaló a un costado de la vía principal de La Vega hace 13 años, en 2002. En 2009 comenzaron a tener luz por tendido eléctrico y la trocha de tierra pasó a ser una calle asfaltada. No tienen servicio de agua potable ni de gas directo, el primero les llega por tomas ilegales y el segundo con la compra de bombonas. No tienen espacios de recreación, escuelas ni bodega de Mercal pero bajan a comprar a otras zonas donde sí hay. Son 1.093 habitantes, la mitad de ellos niños y adolescentes.
Por qué pasaron 10 años en condiciones extremas pese a contar con un módulo de Barrio Adentro y tener acceso a misión Ribas, Robinson y Madres del Barrio es algo que el vocero comunal no sabe explicar. De lo que sí está claro es de la voluntad para surgir. “Uno sale de la pobreza si se lo propone. Ahora el Estado te ayuda, puedes ahorrar y mejorar. Antes no. Si a las misiones las ven como un regalo, no salen de abajo. Aquí aprendimos que el ahorro debe ser una política comunitaria, los padres debemos ser responsables y enseñarle eso a nuestros hijos para que vean que con ahorro sí se puede”.
Foco en 2.500 familias
Desde el 7 de noviembre están las dos casas de la base de misiones en la entrada de Sinaí. Una es residencial; allí vive la delegación cubana (doctora de Barrio Adentro, en entrenador deportivo y el promotor cultural) más cuatro funcionarios de la Guardia del Pueblo que día y noche resguardan la zona.
En la segunda está el consultorio de Barrio Adentro, un espacio para los guardias y varios reservistas que van durante el día, y otra área para organizar jornadas de la misión Alimentación (cada 21 días hay un Mercal a cielo abierto).
El consultorio está abierto de 8 am a 12 m y en la tarde cierra porque de 1 pm a 4 pm la doctora y la enfermera salen a hacer visitas casa por casa. “Aquí vienen pacientes de otras comunidades a buscar medicamentos que no consiguen en otros módulos”, comentó la enfermera, Jacqueline González. Tienen de todo, un peso digital (mide en libras), y autoclave para esterilizar los insumos y hasta un sillón para realizar citologías, que aprovechan para nebulizar a niños o adultos y curar heridas.
La tercera casa se hizo más arriba y es para usos múltiples. Es sede de misiones culturales, educativas y de censos de las “grandes” misiones. En las mañanas hay actividades culturales, después de las 2 pm comienzan las clases de misión Robinson y pasadas las 6 pm las de Ribas. “En 2011 teníamos una realidad pero ahora tenemos otra. La mayoría trabaja, por eso las clases a las 6 de la tarde, para que vayan los vecinos que trabajan”, explica Domingo, quien comenta que al principio la comunidad no acudía a la nueva sede de las misiones, en la entrada, porque creían que era un módulo de la guardia.
Esta base de misiones tiene como objetivo atender a un total de 2.567 familias (más de 10 mil personas) de cinco sectores cercanos que están en la misma condición, solo que en Sinaí era donde había espacio físico para las viviendas. En el módulo octogonal de Barrio Adentro que quedó vacío al trasladar a la doctora y enfermera a la base de misión, quieren instalar un consultorio de misión Sonrisa o un servicio de vacunación. Por ahora sirve de vivienda a otros médicos cubanos que laboran en La Vega y no tienen residencia.
“Yo creo que algunas misiones deberían desaparecer en la medida en que cumplan sus objetivos, porque si no es así entonces crece un vicio y comienza la sinvergüenzura de la gente. Los consejos comunales debemos evitar que esas desviaciones ocurran, lamentablemente algunos no lo hacen”.
En sus cinco meses de funcionamiento, esta base de misiones ha recibido la visita de delegaciones internacionales de Japón, Haití y a la representante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena. Al parecer el Gobierno espera llevar al secretario de la FAO cuando venga a Venezuela; la comunidad ya espera esa nueva visita.
Si quieres contactar al autor de esta historia escribe a: patricia@larazon.net