El hipotético imperialismo venezolano ha resultado en lo contrario: no en imperializar, sino en ser imperializado por los supuestos súbditos y los astutos “cooperantes”.
Gustavo Luis Carrera
Si bien es ostensible el hecho de que el gobierno venezolano ha pretendido extender sus dominios en el campo funcional americano, interviniendo en procesos políticos de otros países y persiguiendo establecer un extenso sistema de sujeción de apoyos y adhesiones, otorgando beneficios económicos, no es factible hablar, con todo rigor y pruebas tangibles, de una verdadera estructura imperialista. Al menos, no con carácter firme y sobre todo sostenido en el tiempo.
BALANCE Y ESCARMIENTO. Pero, como quiera que sea, el hipotético imperialismo venezolano ha resultado en lo contrario: no en imperializar, sino en ser imperializado por los supuestos súbditos y los astutos “cooperantes”. Los beneficiarios de los ingentes regalos del gobierno venezolano se revelaron como insaciables, y pasaron a pedir más y más dádivas; haciendo que el manirroto regalador entrara en crisis económica de tanto sacar del erario nacional para complacer a los voraces pupilos. Igual situación de cruel dependencia provino del régimen imperial impuesto por los prestamistas, sobre todo chinos y rusos, que simulaban apoyar la expansión venezolana mientras extremaban las condiciones explotadoras de contratos leoninos. El gobierno imperialista chino aparentando establecer “convenios”, que son vulgares préstamos cerrados, es decir: cuentas abiertas para consumir productos chinos, y pagar con petróleo actual y a futuro. Y el gobierno imperialista ruso vendiendo armas recicladas y obsoletas (lo que después de la Segunda Guerra Mundial se llamó “surplus”) como si fueran nuevas y modernas, con beneficios de comisiones de “perros de la guerra” de ambos países; y decretando la dependencia de Venezuela del pago de cuentas infinitas, que comprometen, al menos, por tres generaciones. A su vez el régimen cubano, experto en vivir de economías ajenas, ha logrado asegurar la permanencia de los favores venezolanos a través del tenebroso imperialismo de la dominante injerencia política. ¡Es tiempo de abrir los ojos colectivos en defensa de los intereses nacionales!
BENEFICIADOS MALAGRADECIDOS A lo largo de década y media el gobierno venezolano ha tratado de ejercer influencia y ganar adhesiones de países de América, Europa Central y Asia, a través de firmas de convenios, contratos, endeudamientos y sobre todo dádivas. El resultado no ha sido siempre positivo. Por ejemplo, el Caricom (organismo compuesto por países del Caribe angloparlante), que debía ser de los más agradecidos, por los pródigos favores recibidos, ni siquiera ha apoyado al gobierno venezolano en respaldos internacionales necesarios (en la OEA; en el caso de la voracidad territorial de Guyana, es decir Surinam, o la Guayana Inglesa, que conserva de los imperialistas que le dieron origen la voracidad expansionista).
VÁLVULA: “En los últimos tiempos, el comando máximo del gobierno venezolano ha tratado de expandir su campo de influencia, en una especie de mini-imperialismo disfrazado, comprando lealtades (sometimientos) y votos favorables en organismos internacionales, de países que recibían a cambio jugosas dádivas y bien envueltos regalos de parte del potentado: el gobierno venezolano. Pero, en realidad no hubo compra, sino alquiler. En cuanto el San Nicolás venezolano no pudo seguir repartiendo petro-regalos y condonando deudas, dejaron de creer en él. ¡Y adiós mini-imperialismo! Es de esperar que este aleccionador fracaso haya acabado con las ilusorias pretensiones expansionistas del gobierno venezolano de turno”.
glcarrera@yahoo.com