Nada señala el lugar de descanso del general y héroe nacional Domingo Antonio Sifontes, que reposa en una tumba que se cae a pedazos, víctima del descuido
Jacobo Villalobos
La tumba del general Domingo Antonio Sifontes, el hombre que hizo correr a los ingleses, se encuentra abandonada y maltratada en un cementerio de Tumeremo (estado Bolívar), adonde sus restos fueron trasladados desde el cementerio de El Callao. El sepulcro se halla descuidado y sin iluminación, y es usado para rituales satánicos según afirman algunos vecinos. Es en este espacio lúgubre donde reposan los restos del prócer venezolano.
El general Sifontes, héroe desconocido por muchos, tiene en su historia el haber defendido las tierras venezolanas del avance inglés por la zona de la Guayana Inglesa, hoy Guyana, atravesando el río Cuyuní. Es por esto que un municipio del estado Bolívar lleva su nombre, y es ahí donde están enterrados los restos del ilustre venezolano.
Pero a pesar de ese logro, su tumba se está cayendo a pedazos y desde hace años muestra desamparo.
Carlos Almeida, habitante de Tumeremo, se comunicó con La Razón para denunciar el estado actual de la tumba del general, el cual se ha mantenido desde hace varios años. Informó que el cementerio solo recibe mantenimiento una vez al año, durante el día de los muertos, y asegura que no exagera cuando da esa cifra.
El mausoleo de Domingo Sifontes, así como el camposanto, no tiene identificación. Sobre la tumba, ubicada en medio del cementerio, no hay inscripción alguna que lo identifique, aunque -afirma Almeida- hubo la intención de hacer de ella un pequeño monumento que destacara entre las demás lápidas.
Durante tres años Almeida no solo se ha limitado a señalar deterioro del lugar de reposo del general Sifontes, sino que se ha dirigido a la alcaldía de la zona, a la Cámara Municipal y a grupos sociales para denunciar el problema. No obstante, la única respuesta oficial que ha recibido fue que “ya se harían cargo”, cosa que asegura no ocurrió.
Con asombro el señor Almeida reclama que para el prócer no “haya ni un día festivo, un día patrio o algo conmemorativo, nada”, hechos que junto a la poca información que se consigue en Internet y a una lápida sin identificación, Domingo Antonio Sifontes está siendo arrojado, paulatinamente, al olvido. Sus acciones son desconocidas entre algunos historiadores e ignoradas por el pueblo que defendió.