Hay una tendencia a querer recalentar nuestras fronteras y hacer bulla en la prensa internacional. Es conocida la provocación guyanesa
Julián Rivas
¿Cuánto pájaro ultraderechista hay por ahí? Parecen patos de temporada. Durante el invierno desde el norte vienen al sur. Así se la pasan, entre Washington, Madrid, Bogotá y Caracas. Cuando no, aparecen en Costa Rica. Ahora se incorporan los más reaccionarios políticos brasileños. También conocen el camino de Santiago, de Chile. Pero son como patos carreteros, de esos que nadie quiere en el llano porque son pura pluma y huesos, viscosos por dentro, con mal sabor hasta con mucho aliño.
¿Qué circunstancias llevan a Estados Unidos y a la derecha europea a ser comparsa de estos sujetos? Intereses de clase dominante. En Venezuela los herederos de Franco son demócratas. Allá en España violan las libertades, en Venezuela son garantes de la libertad de expresión. Ayjuemadre, diría el colombiano.
Uno no sabe si los huevos que trajeron a estos miembros de ONG financiadas por Washington, son de pájaros o de cuaimas. Estos sujetos no tienen lealtad con la patria. Por unos dólares reclaman derechos humanos, libertades en Venezuela, pero no en estados Unidos, o en México. Es curioso como Capriles, Nitu Pérez o Patricia Poleo conocen más Nueva York o Miami que Caicara del Orinoco. Un fantasma recorre el mundo, el cajero de la CIA. Washington es el que manda. Lo más reaccionario: McCain, Trump, Bush. Esaaas.
¿Qué circunstancias llevan a Estados Unidos a oponerse a la política soberana de los países de América Latina? Sencillamente su deseo de recomponer el mundo a su manera. Estados Unidos ha sido desplazado de muchas actividades económicas y trata de volver al pasado. China y Rusia le cierran el paso en Eurasia. Por eso por aquí Estados Unidos se opone a que Nicaragua construya un canal interoceánico con apoyo de China, Rusia y otros países emergentes. Sobra repetir la afirmación de los filósofos de que un no hacer es un hacer. Los gringos han perdido espacios por estar recreándose con el dólar y su potencia militar.
Hay una tendencia a querer recalentar nuestras fronteras y hacer bulla en la prensa internacional. Es conocida la provocación guyanesa. Servil Granger. Y en el flanco occidental hay interés por darle un mayor grado de conflictividad a esa extraña protesta que tanto celebra el diario “El Nacional”: la de los contrabandistas, bachaqueros, paracos y cuanto choro de mala espina acecha desde Paraguaipoa, Sinamaica, Ureña, San Antonio, San Carlos del Meta, Maroa, hasta San Carlos de Río Negro.
Ahora, ¿qué nos queda a nosotros los venezolanos? Bueno, identificar todo aquello que es de interés nacional. Debemos atender nuestras fronteras. Por ejemplo, el estado Amazonas debe ser asunto de interés nacional. Si lo dejamos en manos del gobernador actual, lo dejamos en manos de una familia.
Hay que empujar fuerte en la frontera del Meta. Recuerdo que desde Puerto Carreño, El Vichada, llegó un sujeto con una faja de billetes a un sitio llamado Potrerito, a orillas del río Cinaruco, municipio Pedro Camejo, del estado Apure. Ahí el movimiento de las aguas forma una vega muy buena para sembrar hortalizas, de gran valor en esos suelos poco fértiles al sur del río Arauca y margen izquierda del Orinoco. El colombiano ofreció plata e insumos a quien le sembrara y entregara la producción. Además, el sujeto exclamó que ojalá nunca lleguen a esos lugares de frontera la banca y las instituciones de financiamiento agrícola del Estado venezolano. En eso parecen coincidir con el diario “El Nacional”.
Apure en un viaje de banquero
La frontera es asunto nacional, pero muchos no lo ven así. Eso me alarmó desde hace unos 6 o 7 años, cuando conversé con un jefe regional de uno de esos bancos caraqueños, cuyos dueños trabajan con bolívares y pocos saben cómo adquieren dólares para comprar instituciones financieras en otros países.
El gerente de bancos había llegado a Apure desde Maracay, tres días por esos llanos, cazando venado y pescando pavón a orillas del Capanaparo. Una noche le ofrecieron una larga cena. Fui invitado a esa reunión, con música llanera de fondo. Eso fue en San Fernando de Apure. Los platos de cacería fueron preparados por un ganadero rico y oportunista, buscador de chances de crédito, muy común en el llano. El agasajado tenía en la mesa platos con chigüire, galápagos, babo, carne asada, yuca y cachapa.
Por obligación de trabajo, le pregunté si su banco podía montar una agencia en Puerto Páez, atendida desde Puerto Ayacucho si consideraba que San Fernando le quedaba muy lejos.
El sujeto engullía un galápago guisado. Hizo una pausa y me respondió:
— Noo, que la monte el gobierno. Una agencia ahí cuesta mucha plata para mantenerla. Habría que garantizar depósitos en grandes cantidades para abrir una agencia en Puerto Páez. Que lo haga el gobierno.
Siguió engullendo el galápago guisado. Chupaba sus huesitos. Por un momento, en silencio, agradecí que el galápago no tuviera espinas. Le dije que Puerto Páez es un importante sitio de paso hacia Amazonas, va a convertirse en ciudad media con un proyecto de desarrollo forestal de Proforca. Además, tiene cuarteles, comercio, muchas cosas que garantizan la vigencia de una agencia de banco.
— Que la monte el gobierno, repetía. El depredador se zampó un pedazo de carne asada con cachapas y luego fue por el vaso de whisky con agua.
De estas cosas no sabe la oposición. No conocen el país. El monopolio y oligopolio en Venezuela es centralista y concentrador de población en grandes ciudades. Vea cuales son las rutas favoritas de las grandes líneas aéreas. Cinco o seis grandes ciudades. Hay que obligarlas a ir a la frontera.
Opositor perrorabioso
Henrique Capriles anda en campaña, contra el gobierno. Él no sabe lo que es monopolio en Venezuela y menos burguesía, porque se insultaría a sí mismo. Mantiene el análisis parcial y velado de la sociedad y la economía: “‘Ahora más que nunca debemos jugar cuadro cerrado para salir de la peor crisis que ha vivido nuestro país. Los venezolanos no queremos que explote la bomba’, expresó el líder opositor”, según publica “El Universal”.
Mi experiencia en periodismo me lleva a tener cuidado con cualquier nota de prensa donde se diga que quien declara es el “líder opositor”. Eso huele a palangre. La oficina de prensa de Eduardo Fernández, en sus mejores tiempos, era maestra en eso.