No quiero pensar que nuestra directiva revolucionaria premia a los fascistas que le jalan mecate y al mismo tiempo castiga con indiferencia a los revolucionarios que la criticamos constructivamente
Jesús Silva R.
Soy un chavista con un defecto inusual y extraordinario: Si no escupo la verdad, siento que me enveneno. Un viejo dirigente político de izquierda me dijo una vez: “Al momento de votar, tápese la nariz para no oler la hediondez y marque por favor nuestra tarjeta”. Cuando pienso en la hediondez que se genera por pactos políticos indebidos en este nuevo año electoral, hablo conmigo mismo: “En política no siempre gana el que tiene la verdad sino quien mejor sabe conquistar amigos para hacer valer sus pretensiones”.
De inmediato me hago una auto advertencia: “Si muchos son manzanas podridas, no me pudriré con ellos. Y por eso soy feliz sin ser candidato a nada. Mejor vivo lejos de aquella piñata, me quedo en el ostracismo y sembrando papas como Nikita Kruschev. Sé que como yo hay millones de venezolanos dignos, tanto en el chavismo como en la oposición.
Cuando se confirmó en TV la postulación de Ricardo Sánchez, un joven ex dirigente estudiantil universitario (que fue protagonista de violencia callejera anti chavista y otras travesuras pitiyanquis) como candidato de la alianza revolucionaria para la Asamblea Nacional, mi reacción fue una serena sonrisa y recordé al filósofo Terencio quien dijo: “Nada humano me es extraño”.
Muchos camaradas me escribieron más o menos lo mismo: Inmoral postulación la de un fascista como candidato del chavismo. Tanto jalamecatismo le dio frutos. Hace diez años me hubiera indignado pero hoy no. He visto tanta agua correr debajo del puente de la política que cuando veo aparentes errores de los líderes revolucionarios, entiendo que son parte de la especie humana y que la lucha por crear al hombre nuevo y la mujer nueva es larga, pero muy larga.
No quiero pensar que nuestra directiva revolucionaria premia a los fascistas que le jalan mecate y al mismo tiempo castiga con indiferencia o veto a los revolucionarios que la criticamos constructivamente. Quiero pensar que estas decisiones son fórmulas mágicas o estratégicas para obtener resultados necesarios que en el fondo o al final le darán un triunfo o un beneficio a la revolución. Que nuestro pueblo no lo entiende porque se deja llevar por las emociones pero que si lo entiende nuestra esclarecida directiva nacional con cabeza fría.
Tal vez los alumnos no siempre estamos de acuerdo con las decisiones de nuestros profesores pero ellos saben lo que hacen. Una vez mis “ex profesores» dentro de un grupo que Chávez bautizó como el “escarabajo rojo” me invitaron a votar por Caldera y yo me negué. Luego esos mismos me llamaron a votar contra Chávez y también dije que no. Hoy que ya no estoy en aquel escarabajo quiero pensar que la historia no se repite.
Por otro lado, veo con lástima el machismo y la misoginia que triunfa dentro de la MUD al burlarse de su principal figura femenina. Por lo menos el Estado de Derecho en Venezuela y la Contraloría le reconocen a María Corina Machado el popularmente llamado “ius pataleandi” es decir, Derecho a pataleo para actuar contra la sanción que le fue impuesta; pero en la MUD no se le permite nada pues acaban de aplicar una «Tetra Inhabilitación» (4 en 1) contra Machado, contra su partido Vente Venezuela, contra su compañera suplente y contra la cuota electoral de las mujeres opositoras, todo esto sin Derecho a apelación. Pues el CNE o preferiblemente el TSJ de oficio pudiera rechazar esta arbitrariedad de la MUD y restituir los derechos violentados de las 4 víctimas.
Inevitablemente se cumplió lo que habíamos advertido, Machado debe enfocarse en la batalla jurídica, no en la batalla mediática. Mucho menos con una MUD que no la respalda y para remate la ridiculiza delante de todo un país al sacar del juego a la sustituta que la propia Machado había anunciado. He allí la falta de ética y moral de la dirigencia opositora. Jurídicamente insistimos, la Constitución es para todos, chavistas y anti chavistas, por lo tanto advertimos que Machado todavía puede y debe ejercer acciones administrativas y judiciales contra la sanción de la Contraloría para tratar de que se revoque ese acto en su contra y así ser candidata. Sobre las llamadas inhabilitaciones en general ya fijamos ampliamente nuestra posición jurídica recientemente en el programa de Vladimir Villegas.