El ungido de Miraflores apela a un nuevo enemigo externo: el paramilitarismo colombiano
José Rafael López Padrino
Maduro sigue empecinado en reeditar la aventura militarista de los gorilas argentinos de las Malvinas a fin de apaciguar las tensiones políticas y económicas del país e incidir en el escenario electoral del 6D. Ante el rotundo fracaso de su reclamo tardío y electorero del Esequibo, el ungido de Miraflores apela a un nuevo enemigo externo: el paramilitarismo colombiano, al cual acusan de ser el causante de todos los males que aquejan a nuestro país.
Como parte de la nueva escenografía patriotera Maduro y su logia milico-civilista han decretado el cierre de la frontera colombo-venezolana, así como Estado de Excepción en 5 municipios del Táchira (Bolívar, Pedro María Ureña, Junín, Libertad e Independencia). La razón esgrimida por el ignorante enciclopédico Maduro y su grupete ha el ataque perpetrado contra un grupo de militares -mientras realizaban un operativo contra el contrabando en la zona-, por presuntos contrabandistas, a quienes el gobierno en su fábula Goebbeliana los acusa de ser paramilitares. Para nadie es un secreto el contrabando de extracción que existe en la frontera con la participación y complicidad de la Guardia Nacional y otros componentes de la Fuerza Armada Nacional (FAN) desde hace mucho tiempo.
Cabe acotar que hasta ahora no se sabe quienes fueron los verdaderos actores involucrados en el ataque a los militares, la única versión que existe es la oficial, que asegura, sin mostrar hasta ahora ninguna prueba, que se trató de grupos paramilitares colombianos. Esa sola presunción ha servido para que el ungido de Miraflores ordenara el cierre de la frontera de manera indefinida, el despliegue de 1.500 militares, la declaratoria de un Estado de Excepción y una nauseabunda violación de los derechos humanos en la zona fronteriza. Hasta el momento han sido deportados más de 1.000 colombianos dentro del estado de excepción, muchos de ellos niños, embarazadas y de la tercera edad, quienes han sido maltratados, humillados y en muchos casos sus humildes viviendas han sido saqueadas y marcadas (D: demolición o R: revisión) por los gorilas bolivarianos. Infaustas imágenes que nos retrotraen a la Alemania nazi cuando marcaban las residencias de los judíos con color amarillo para ser selectivamente visitadas por los miembros de los Escuadrones de Protección (Schutzstaffel – SS), o de la Gestapo. La logia milico-civilista pretende justificar su execrable xenofobia al asumir de que “todos los habitantes colombianos” que residen en las fronteras son delincuentes, paramilitares, narcotraficantes, y bachaqueros. Lo que se vive en la frontera colombo-venezolana son hechos abominables propios de los regímenes nazi-fascistas.
Este conjunto de medidas propias de un Estado proto-fascista lucen a todo costa desproporcionadas. Recordemos, que antes de la llegada del fachochavismo al poder se registraron 38 ataques armados en la frontera contra puestos militares venezolanos, en los cuales resultaron 11 efectivos de la FAN y 5 civiles venezolanos muertos y nunca se decretó un Estado de Excepción. Ahora, por un incidente confuso y no investigado, en el cual lamentablemente resultaron heridos 3 efectivos de la FAN se decreta el cierre de la frontera por tiempo indefinido y el Estado de Excepción.
Es evidente que detrás de todo este show patriotero, efectista y con profundo contenido electoralista, el régimen acosado por una gran pérdida de popularidad, y acorralados por las protestas y el descontento que existe en el país, busca desesperadamente embarcarnos en un conflicto con la hermana Colombia creyendo que con ello va a crear una nueva realidad política (derrota del paramilitarismo generador de todos los males sociales del país), aplacar el descontento popular (medida distraccionista) y mejorar el respaldo electoral a su maltrecho proyecto con miras a las elecciones del 6D (acción electorera). Ello sin importar el costo y las consecuencias que podría implicar tal descabellada aventura militar.
[quote_center]Maduro sigue empecinado en reeditar la aventura militarista de los gorilas argentinos de las Malvinas[/quote_center]
El fachochavismo vive una crisis terminal. Su modelo fracasó y prueba de ello es la inflación que ya alcanza los tres dígitos, la escasez de alimentos y medicinas que rebasa el 70%, el desempleo real cercano al 14%, la precarización laboral la cual ha sido institucionalizada en todas las empresas del Estado, la inseguridad personal que alcanza la escalofriante cifra de 20.000 homicidios anuales, la crisis médico asistencial que ha transformado a la gran mayoría de los venezolanos en verdaderos parias en busca de la salud. Su permanencia en el poder es cada día más incierto, de allí su plan perverso de establecer falaces vinculaciones entre el descuartizador-patriota cooperante y la disidencia política, así como impulsar desde Miraflores aventuras xenófobas-militaristas contra la República de Colombia. Todas ellas con una clara y marcada intención: incidir en forma determinante en el escenario electoral del 6D y así fortalecer el proyecto hegemónico bolivariano. No sería de extrañar que el siguiente capítulo del libreto belicista del enemigo externo colombiano sea el decretar un Estado de Excepción en algunos municipios del Estado Zulia y Apure, es decir a todo lo largo de la línea fronteriza con Colombia.
La eventual aventura militar del fachochavismo en la zona fronteriza con Colombia podría ser una de las tantas cartas bajo la manga de la cual dispone el régimen milico-civilista ante el continuo deslave de su apoyo popular y rechazo por la mayoría de los venezolanos.