El experto en asuntos internacionales, Demetrio Boersner, considera legítimo que el país proteja su frontera, pero no bajo una “represión colectiva”
Enrique Meléndez
El internacionalista Demetrio Boersner califica las medidas que está tomando el gobierno en estos días en la frontera con Colombia como draconianas brutales. “La información que nos llega es que se está procediendo en una forma colectiva contra un grupo binacional étnico, y esto no es tolerable en un régimen democrático”, indicó el también ex embajador y profesor universitario.
A su juicio, ¿qué hay detrás de las deportaciones de los colombianos indocumentados? El gobierno alega que se trata de una estrategia para combatir la delincuencia y el bachaqueo. ¿Qué piensa usted?
Yo tengo serias dudas con relación a esa versión del gobierno. La información que uno tiene, que no proviene de fuentes oficiales, es que los incidentes que inicialmente se presentaron de carácter violento, y de los cuales lamentablemente resultaron muertas algunas personas, no está comprobado que ahí tengan metida la mano colombianos. Es muy posible que esto haya sido entre personas de origen venezolano. Sobre este punto no hay claridad total que yo sepa.
En segundo lugar, y aún suponiendo que fuera verdad que fueron grupos colombianos que irrumpieron y causaron hechos lamentables del lado venezolano, esto bajo ningún concepto, me parece a mí, puede justificar unas medidas tan draconianas y, aparentemente, tan brutales como las que se están tomando en estos días contra toda una colectividad colombiana que vive en aquella zona.
La información que al pueblo venezolano nos llega es que se está procediendo en una forma colectiva contra un grupo binacional étnico, y esto no es tolerable en un régimen democrático. Ahí se están violando los derechos humanos. Es perfectamente lícito que un país proteja la seguridad de sus fronteras, pero no que una democracia proceda en esta forma de represión colectiva contra todo un grupo de personas por el mero hecho de ser de otra nacionalidad.
El presidente Santos ha dicho que el problema del contrabando de extracción de gasolina y de otros productos hacia Colombia está en el seno de Venezuela, y no del lado allá. ¿Está usted de acuerdo?
Sí estoy de acuerdo en el sentido de que todos los desequilibrios, toda la tragedia del desabastecimiento, la escasez de productos y las colas en las puertas de los abastos y farmacias, la desesperación de la gente para conseguir cualquier producto de consumo, tienen su origen en la equivocada política económica que el régimen chavista viene implantando desde hace 16 años.
Una política económica que lo que ha hecho es asfixiar la producción económica interna, a través de procesos de estatizaciones enormes e irracionales, y realmente no justificados, que no tienen nada que ver con socialismo, porque el estatismo y el socialismo no es la misma cosa. Esta ha sido una política de estatizaciones burocráticas que perjudicaron la producción nacional y nos llevaron a una situación en la cual el país depende, totalmente, de las importaciones.
Nunca en la historia de Venezuela hemos sido tan dependientes de las importaciones del exterior para los bienes de consumo, aniquilándose por ahí una gran labor de diversificación económica que se había llevado a cabo en la época democrática, en los 40 años anteriores al ascenso del presidente Chávez al poder. Pues bien, ahora cuando los precios del petróleo han caído, las divisas escasean, estamos en esta dramática situación de desabastecimiento y la desesperación de la gente porque no se consigue comida y los productos básicos más importantes, pues eso genera el llamado bachaqueo, donde hay algunas personas de la población misma que se aprovechan de esta precaria situación.
Eso es inevitable en cualquier país con una economía estatizada. Eso mismo sucedió en los países de Europa Oriental en la época del comunismo estalinista. Así que yo creo que la causa de todo lo que está ocurriendo, de este contrabandeo desesperado en la frontera, tiene sus orígenes aquí en Venezuela en la errada política del gobierno nacional.
¿Por qué, según su punto de vista, la oposición considera que la posición que recién ha adoptado el gobierno, con respecto al tema del Esequibo, es electoralista?
El tema del Esequibo ha sido muy mal manejado por el gobierno nacional en los últimos 16 años de régimen chavista. Existía entre Venezuela, por un lado, y el imperio británico, que antes era el dueño de Guyana, así como el nuevo Estado independiente, el Acuerdo de Ginebra, que había sido firmado en febrero de 1966, y mediante el cual se reconocía la existencia de una controversia y, debido al hecho, en lo fundamental, de que Venezuela afirma con muchos argumentos sólidos y convincentes que el Laudo Arbitral de 1899, que le quitó el territorio Esequibo, fue nulo e írrito por diversos errores graves de procedimiento que se cometieron durante el proceso del Laudo.
Por su parte, Guyana reconoció que existía esta controversia, y que había que buscar una solución práctica. Esto de la solución práctica es muy importante, ya que significa que en última instancia constituye una solución que resulta favorable para ambos bandos, sobre todo, y al ser aceptada por Venezuela se dio a entender a Guyana y al resto de la opinión pública mundial que nosotros no tenemos una posición violenta, salvaje, por recuperar cara por cara aquel territorio que una vez tuvimos, sino que estamos dispuestos a negociar una fórmula que dé satisfacción a nuestra reclamación justa, pero que tampoco vaya a destrozar a nuestro vecino país y sus posibilidades de desarrollo.
Pues bien, los gobiernos anteriores al del presidente Chávez siguieron consecuentemente una política de negociaciones con la parte guyanesa, conforme el Acuerdo de Ginebra. Primero, a través de una comisión mixta que se reunía periódicamente y, luego, como en esa comisión no hubo resultados satisfactorios, no se llegó a ningún acuerdo, vino una segunda etapa en la cual Venezuela aceptó la propuesta del Primer Ministro de Trinidad y Tobago de que se suspendiese por 12 años la reclamación venezolana para dedicarnos a otros asuntos más importantes, para el desarrollo de nuestro país.
[quote_right]“El tema del Esequibo ha sido muy mal manejado por el gobierno nacional”[/quote_right]
Así transcurrieron los hechos durante doce años, bajo el llamado Protocolo de Puerto España, cuando entonces no se habló más del asunto; no obstante, a principio de los años 80 se decidió no derogar esa suspensión de las negociaciones, sino retomar el asunto, lo que dio lugar a una tercera etapa, y esa sí prevista en el Acuerdo de Ginebra, que consistía en acudir ante el secretario general de la ONU para que él sugiriera uno de los medios de solución pacífica previstas en la Carta de la ONU.
Esto es, acudir a un oficiante para que él ejerciera lo que se conoce como los buenos oficios. No que sea un mediador sino que sugiriera a los dos negociantes la mejor manera de tratar el asunto. Ofrece algunas ideas, algunas sugerencias, a manera de ayudar a aplanar el camino. Eso no era malo.
¿Se puede considerar, en consecuencia que no sirvió de nada la petrochequera que recorría la América Latina y el Caribe, puesto que el Caricom en este asunto le dio la espalda a Venezuela?
No funcionó y no pudo funcionar. Aunque el beneficio material en los asuntos internacionales y en la toma de decisiones de los países esté de por medio, porque hay ciertos valores que están por encima de eso, y uno de esos valores es la identidad nacional y cultural que cada pueblo siente. Históricamente no cabe duda de que los países del Caribe, de habla inglesa y de origen mayoritariamente africano, incluyendo Guyana, constituyen una sola nación, en el fondo.
Hablan la misma lengua. Constantemente se ayudan entre una isla y la otra, se casan entre ellos. Tienen una misma sensibilidad histórica. Están unidos por los recuerdos del esclavismo y el colonialismo. Entonces, cuando existe esa identidad resulta imposible que se le pida a cualquiera de ellos que acepte que se le quite una parte del territorio nacional-cultural a uno de la comunidad caribeña o la mitad de su territorio.
¿Ha sido a su juicio más instintiva que racional la diplomacia que se ha tenido frente a EEUU?
Como yo lo he dicho en algunos artículos de prensa, creo que en la época anterior al chavismo, durante la mal llamada IV República, se avanzó positivamente en la creación de una nueva diplomacia entre Venezuela y EEUU. La anterior dependencia semicolonial que durante los años treinta y principio de los cuarenta había existido entre la potencia norteamericana y una Venezuela débil y subdesarrollada, se fue modificando por obra e iniciativa de los gobernantes democráticos entre los años 1958 y 1998, particularmente, a mi juicio, durante los de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni.
[quote_center]EEUU sigue siendo el principal suministrador de lo que nosotros consumimos[/quote_center]
Hay nombres como el de Juan Pablo Pérez Alfonso, Pérez Guerrero que ayudaron a modificar la correlación de fuerzas entre Venezuela y el gigante norteño. Se liquidó el control absoluto, despótico, que las empresas extranjeras ejercían sobre nuestra economía petrolera. Se impuso la soberanía del Estado sobre el petróleo, se nacionalizó el petróleo, se llevó a cabo una política de diversificación económica nacional, de industrialización.
Es decir, Venezuela se liberó nacionalmente de una dependencia. En cambio, desde 1999 hacia delante se siguió una política contradictoria entre las palabras y los hechos. En las palabras una constante vocinglería antiimperialista, constantes ataques contra el imperio. Una habladuría jactanciosa de que Venezuela iba a formar una especie de coalición de pueblos contra el imperio y, en realidad, si vamos a hablar de realidad, ocurrió todo lo contrario por el mismo hecho que mencioné anteriormente: se interrumpió el proceso de desarrollo económico y de diversificación económica interna y se debilitó la producción, el país se hizo más dependiente ante el exterior.
En primer lugar, con los EEUU, ya que este país sigue siendo nuestro principal socio comercial, el principal comprador de nuestro petróleo y el principal suministrador de lo que nosotros consumimos.
“Obama está consciente de que EEUU cometió injusticias”
Moisés Naim ha dicho que mientras Obama en la reciente Cumbre de Las Américas necesitó sólo ocho minutos para plantear lo que consideró que eran las perspectivas futuras del mundo moderno, Raúl Castro necesitó 34 minutos en una reconstrucción de la historia de Cuba. ¿Qué opina usted?
— Yo creo que en esa ocasión, a propósito del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EEUU, era lógico que cada uno hablara de lo que más le interesaba a su propia opinión pública. Raúl Castro tenía la necesidad de hablarle, más que al mundo, a su propio pueblo. Él hizo un intento de justificar la actuación pasada de la Revolución Cubana y achacarle lo males al otro. Eso estaba dirigido al pueblo cubano.
En cambio, Obama habló para la opinión pública estadounidense y panamericana y mundial. No tuvo necesidad, por lo demás, ni tampoco interés, de hablar mucho sobre el pasado. Porque Obama está consciente de que EEUU cometió injusticias: el bloqueo económico, ese embargo que no se justificaba, como tampoco se justificó en un pasado la famosa invasión a Playa Girón. En fin, EEUU cometió una serie de injusticias en un pasado, por lo que a Obama no le interesaba mucho hablar sobre eso, como sí abordar el tema de la nueva política que él de verdad está intentando.
En lo particular, yo pienso que la política exterior de Obama es visionaria. Ese hombre sincero y valiente que es Obama me parece a mí que está tratando de quitarle al predominio inevitable de los EEUU un cierto carácter ofensivo no imperialista, no injerencista, sino más bien de diálogo de señalar caminos, de comprometer a sus aliados a que colaboren por las buenas.