Quienes quieren cambiar la armonía del himno nacional, son como quienes pretenden eliminar las hojas de plátano de las hallacas
Gustavo Luis Carrera
LA HUMANIDAD SE MUEVE AL IMPULSO DE CINCO PASIONES: el amor, el dinero, la política, la religión y el arte; y de sus cinco correlativos: el sexo, la opulencia, el poder, la idolatría y la fama. Es frecuente que los correlativos tomen el lugar de las pasiones.
NUESTRO PAÍS TIENE IGUALES IMPERFECCIONES que todos los que están a su nivel y aun en más elevada jerarquía internacional. Iguales incongruencias; las mismas fallas; semejantes atrasos; equiparables contradicciones. La contaminación es la misma, y aun menor. Otro tanto puede decirse del narcotráfico y del terrorismo y la violencia organizada. Lo demás negativo que podamos agregarle es el aporte de la pasión política o de los intereses y las carencias personales de cada uno. Y lo demás positivo que podamos agregarle será el reflejo del amor, de la identificación profunda, de la sensibilidad y de la capacidad imaginativa de la solidaridad de cada uno.
“HAY ÉPOCAS EN QUE LAS SOCIEDADES ENLOQUECEN”. Esto suena a postulado de historiador anacrónico. Y siempre lo pensé así. Hasta que viví en Caracas el primer semestre de 1993. Desde entonces miro con respeto aquella sentencia, tratando de entender, con la ayuda del siquiatra espontáneo que todos llevamos por dentro.
HAY QUIENES SON INCAPACES de dirigir su pensamiento; y pretenden dirigir pueblos.
HONOR A LA SAGAZ PALABRA de Gonzalo Barrios, cuando, en la sabiduría de los ochenta y tantos años de edad, sentenció para sus congéneres: “A muchos de nuestros políticos les hace falta un poco de ignorancia”.
—EN CUANTO A LOS SÍMBOLOS NACIONALES, así como en las comidas y en el sexo, más vale conservar lo tradicional. Quienes quieren cambiar la armonía del himno nacional, son como quienes pretenden eliminar las hojas de plátano de las hallacas o como los heterosexuales que titubean de pronto. Todos deben recordar que las tradiciones valen por la repetición.
—LOS ÚNICOS VALORES PERMANENTES SON LOS DE LA FE: Cristo, Bolívar, José Gregorio Hernández, María Lionza. Por eso los políticos, capaces de demoler todo los demás, se acogen a las figuraciones de la fe: a ellas les ruegan en secreto y con alevosa frecuencia las enarbolan como banderas.
VÁLVULA de la VÁLVULA III: “-Los intelectuales somos máquinas humanas tan imperfectas que creemos que la palabra escrita es acción. Y somos ficciones humanas tan perfectas que nos sentimos compensados de la inacción por obra y gracia de la palabra escrita”.