La representación de Unasur da más explicaciones de lo que le debería tocar; las presiones de Estados Unidos, Chile y la derecha europea dejan claro que la intervención foránea es una norma
Julián Rivas
Estamos ante una campaña electoral con brújula loca. Predomina la diatriba impuesta desde el exterior. El tiempo se ha ido en acusaciones y reclamos relativos a las reglas del juego electoral, incluso desde la sala de prensa del Departamento de Estado de Estados Unidos.
La oposición dice que va a traer sus observadores. La representación de Unasur da más explicaciones de lo que le debería tocar; las presiones de Estados Unidos, Chile y la derecha europea dejan claro que la intervención foránea es una norma. La prensa internacional las da como válidas. Como si ellos fueran el organismo electoral. Propuestas para la gente, muy poco. La oposición espera la ayuda de Estados Unidos. Ese es el ventajismo que les gusta, el que viene de Washington.
Venezuela es soberana. Que los candidatos hablen de nuestro país. Que critiquen, por ejemplo, el deterioro de las instalaciones de lo que supuestamente va a ser el terminal en Tinaco del aclamado ferrocarril Tinaco-Anaco, ahora en duda. Eso sería mejor. Otro, que se quejen de que en el sur de Aragua y Norte de Guárico las bandas se meten a las fincas y se llevan el queso. Más plausible.
Es curioso: el sur de Aragua no debería ser Aragua sino Guárico. Joaquín Crespo, que nació en Carmen de Cura o San Francisco de Cara, nunca se llamó aragüeno, sino guariqueño. Llanero del Guárico.
Triste que en el siglo veintiuno la región que comprende el sur de la Cordillera Central y el centro-norte llanero, repita, como si fuera copia perfecta, el argumento de la novela “Zárate” de Eduardo Blanco. El bandido Zárate supuestamente existió entre 1824 y 1825 y tenía habilidades inconcebibles para cometer fechorías y escapar entre las selvas de Güere, por las trochas de Cagua, Villa de Cura, y sus alrededores. Con él no podían las policías y fuerzas militares de la naciente república.
Otros temas económicos
Preferible que los candidatos hablen de lo que es el interés nacional. ¿Cómo producir mucho más comida? Qué saben del impacto en el gasto público, en las escuelas o en el metro de Caracas por parte de seis o siete millones de migrantes de un país cuya élite tiene un proyecto de seguridad nacional distinto al nuestro, de la mano de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Obvio, Colombia.
También interesa saber cómo sacar adelante una aerolínea bandera, que cumpla todos los cometidos que en este campo del transporte aéreo y el turismo se impone cualquier país. Inversión y rentabilidad. Aprovechar la ruta de Miami, si fuera el caso. Aprender de lo que hacen todos los días Etiopía, Sri Lanka, Kenia, Isla Mauricio, por no hablar de Tailandia, o Vietnam y mucho menos de Singapur, Malasia o los países del Golfo Pérsico. ¿Por qué no?
Vamos a hablar de la gente. No hacer como Capriles, que es gobernador de Miranda y habla como si no tuviera gobierno. Hasta se queja de la inseguridad, materia en la que está raspao. Su objetivo es salir de la revolución bolivariana.
¿No habrá un candidato que sepa de marina mercante? Somos país marítimo. ¿Qué dice Henry Ramos? El eternamente candidato a parlamentario está de “navegao” en Caracas. Ya fue candidato por Carabobo durante cuatro décadas; también por Apure para la Constituyente del 99. Ahora va por Candelaria-El Recreo, en la capital. Dueño de AD y jefe de la Internacional Socialista. Con razón.
Ojalá en oriente a algún candidato se le ocurra apoyar proyectos productivos en el estaurio del río San Juan, mejor comunicación entre El Pilar, Sucre, y Caripito, Monagas. O que le dé una mano a la propuesta del aeropuerto de Irapa. O la transformación de Carúpano y Río Caribe, con una vía intercomunal costera que incorpore también al Morro de Puerto Santo.
Bob Dylan Prócer en Barcelona
En Barcelona hay bustos de los guitarristas y cantantes Bob Dylan, Bruce Springsteen, y el actor James Dean. De los libertadores de Oriente, muy poco.
Un amigo lector nos pregunta por qué promovemos a Juan Bautista Bideau al Panteón Nacional. La historia de Venezuela estará mocha mientras no sepamos lo hecho por los patriotas orientales, el liderazgo de Santiago Mariño, y particularmente quién fue el capitán de navío (Coronel) Bideau y lo que representó su accionar político y militar hace doscientos años. Marino, guerrillero, diplomático, defensor de refugiados, protector de los débiles, liberador de esclavos, fabricante de barcos.
Bideau fue muy superior, como del cielo a la tierra, a lo que hizo Pedro Camejo, popularizado precisamente por Eduardo Blanco en “Venezuela Heroica” como lo más significativo de los negros de la independencia. No le hace ningún favor ni al país ni a los negros, ni a Camejo, porque eso no es verdad. Es tiempo de despejar este embuste.
Bideau asumió los principios de la revolución francesa. Fue amigo de Dessalines y los revolucionarios haitianos, a quienes ayudó. Reivindicó al negro del Caribe, auxilió a los venezolanos que debieron emigrar a Tierra Firme tras la pérdida de Trinidad en 1797 en manos inglesas. Ayudó a Miranda en las primeras intentonas de independencia, y a partir de 1810-11 se sumó a la independencia de Venezuela.
Juan Bautista Bideau enfrentó a Estados Unidos. Fue un visionario del Caribe. Capitán corsario en la Guerra de Brigantes, una guerra entre la Francia Revolucionaria y Estados Unidos. Es la primera agresión imperialista en el Caribe por parte de los gringos, comandados por Alexander Hamilton.
Bideau es fundador de la Armada venezolana en 1811. Muchos creen equivocadamente que fue Brión, quien se unió a la independencia mucho más tarde. De paso, Bideau concretó la idea de liberación de los esclavos en Venezuela a fines de 1814 en Yaguaraparo, Irapa y Güiria. ¿Sabrán esto en las capitales? De paso el ejército de oriente tuvo alto componente de oficiales y combatientes negros, muchos de ellos provenientes del Caribe. Esto fue distinto a lo que predominó en el occidente del país.
Pero la historia caraqueña dice que en la Casa Fuerte de Barcelona, ante la acometida de los españoles el 7 de abril de 1817, las principales figuras patriotas que murieron fueron Eulalia Buroz y su esposo, el inglés Chamberlain, edecán de Bolívar. No es verdad: fue Bideau. Y el general patriota Freites, que defendía la plaza de Barcelona, fue atrapado intentando escapar, y murió en Caracas diez días después.
Bideau reclutó tropas y adquirió armas en el Caribe. Fue representante diplomático ante los gobiernos coloniales, especialmente Inglaterra. Actuó con Mariño como jefe del estado de Oriente en la Segunda República, salvó la vida a Bolívar y en Barcelona no se enteran. No pierde Bideau, pierde el pueblo que no termina de entender de dónde viene ni adónde debe ir. El Ministerio de Educación debe contribuir a aclarar la historia mal contada.