El gobierno nacional no tiene la menor idea de lo que significa el desarrollo urbano y la construcción de obras públicas
Absalón Méndez Cegarra
La infraestructura física de una nación o de un pueblo determinado sintetiza su cultura, la laboriosidad, inteligencia y genialidad de los miembros que la integran. Importantes culturas han pasado a la historia de la humanidad y las recordamos en el presente, por la grandeza, perfección, belleza arquitectónica, solidez y utilidad de sus construcciones, tal es el caso de las Pirámides de Egipto o México, el Coliseo y los Acueductos Romanos, Machu Pichu, por citar algunos casos antiguos. En la modernidad constituyen obras extraordinarias, inclusive, maravillas del mundo, patrimonios culturales de la humanidad, monumentos como la Gran Muralla China, el Taj Mahal, la Torre Eiffel, la Torre de Pisa, el Palacio de Versalles, la Catedral de San Basilio, el Acueducto de Segovia, la Capilla Sixtina y el Canal de Panamá, entre otras muchas obras que destacan por su grandiosidad y belleza arquitectónica e, indiscutiblemente, por su utilidad.
Algunos países del mundo procuran mantener y conservar sus grandes obras físicas como atractivos turísticos; otros, por el contrario, prestan muy poca atención a estos legados de la humanidad.
Venezuela, es un país, que no destaca por obras públicas importantes. El pasado colonial no dejó grandes obras, al estilo de las que se encuentran en países como México o Perú. Las pocas obras de significación colonial han desaparecido casi en su totalidad. El republicanismo- modernismo venezolano tampoco ha descollado en arquitectura y obras de ingeniería. No hemos pasado de la construcción de iglesias, teatros, plazas de toros y casas de habitación, construidas, básicamente, durante los siglos XVII, XVIII, XIX y XX. Pero, a finales del siglo XIX, en una Venezuela, aún agraria y rural, fue creado el Ministerio de Obras Públicas (1874) y, con dicho Ministerio, podría decirse, comenzó la modernización de Venezuela, desde el punto de vista de su infraestructura física. Al respecto, los profesores Alfredo Cilento y Juan José Martín, UCV, señalan lo siguiente: “El Ministerio de Obras Públicas (MOP) fue fundado en 1874 y desarmado en 1976, fue por cien años el motor fundamental del desarrollo de la infraestructura de obras púbicas en Venezuela y, por ende, efectivo impulsor tanto del ejercicio profesional como de la enseñanza de la ingeniería y la arquitectura en el país. La construcción de vías de comunicación durante las primeras siete décadas del siglo XX será el factor que logre la integración territorial del país y, dote a Venezuela de la más eficiente red vial de América latina, un esfuerzo básico realizado por el MOP, aunque no puede despreciarse el papel jugado por las empresas concesionarias petroleras”.
El MOP, entonces, es una referencia nacional, una escuela de enseñanza y un laboratorio nacional de construcción de vialidad, aunque, también, lo fue de mantenimiento y conservación de lo previamente construido, así, como en el plano urbanístico y de construcción de viviendas, lo fue el Banco Obrero, posterior, INAVI, y, en sus inicios, la Compañía Metro de Caracas. Con la desaparición del MOP y el nacimiento de una serie de dependencias, de difícil recordación, comenzó la debacle en materia de infraestructura física, la cual encuentra su punto culminante con la llegada al poder de Hugo Chávez y su proyecto de destrucción nacional. En los últimos 17 años no se ha construido en toda Venezuela una obra vial, educativa, de salud, sanitaria, hidráulica, agrícola de gran importancia. La política del gobierno nacional en estas materias es la confiscación de edificaciones privadas para instalar, luego de despojo, dependencias públicas y nuevas universidades, la improvisación, abandono total de la red vial y el uso del remiendo o colocación de parches para disfrazar lo destruido.
A lo anterior se une la manía del gobierno de inaugurar varias veces una misma obra o inaugurar las pocas cosas visibles sin que su construcción haya concluido, como ha ocurrido, recientemente, con fines electorales, con la inauguración de la Línea Metro Guatire-Caracas; el llamado Puente Independencia, que une El Aeropuerto de la Carlota con el Parque del Este, un amasijo de concreto, pensado, al parecer, para que circulen camiones de gran tonelaje, o, posiblemente, tanques de guerra; el Puente de Los Ruices; la ampliación de la Autopista Francisco Fajardo y la Avenida Boyacá, en la que se utilizó asfalto mal mezclado y se compactó, según parece, por las ondulaciones del pavimento, con tractores de oruga o cartón corrugado; el Metro Cable Palo Verde- Mariches; el Cable tren Petare-La Bombilla y otras más. Todas obras inconclusas e improvisadas. Carentes de planificación alguna.
Ahora bien, la obra cumbre de la ciudad Capital, es la ampliación de la Autopista Regional del Centro, la cual corre paralela a la prolongación de esta Autopista desde la bajada de Tazón hasta el encuentro de los dos ríos: Valle y Guaire, en el lugar conocido como puentes gemelos, a la altura de Bello Monte. Esta obra es la negación de la planificación urbana, de la ingeniería vial y de la ciencia hidrológica. Esta malformación urbanística y vial, la cual ha producido, ya, una inundación, puede ser factor determinante de una catástrofe de mayores consecuencias y un caos vial de grandes proporciones. Este adefesio ingenieril es un monumento a la improvisación, resultado de la construcción de cientos o miles de viviendas-Ciudad Tiuna-en un pequeño espacio, sin vías de circulación, que forma parte del Fuerte Tiuna, la principal y más importante instalación militar de Caracas y Venezuela, por consiguiente, zona militar y de seguridad. Primero, se construyó el complejo habitacional y, luego de construido, se descubrió que la gente que habita y habitará este complejo, sólo tiene una entrada o salida, la Autopista, pues, la otra, que debería ser la natural, es el Fuerte Tiuna; pero, no sabemos sí los militares van a abrir al libre tránsito sus instalaciones.
El gobierno nacional no tiene la menor idea de lo que significa el desarrollo urbano y la construcción de obras públicas. Una rápida comparación entre la calidad de lo construido por el MOP y la calidad de los remiendos construidos en los últimos años, pone en evidencia la ausencia de un plan nacional de desarrollo del país que armonice el progreso material con el progreso social.