La operación remate del cierre de la jornada electoral del 6D no solo convocó al PSUV, sino a todos los partidos oficialistas
Sergio Moreno González
Las franelas azules se veían nuevas, recién entregadas. El grupo de más de 15 personas que se subió en la parte trasera de un camión cava, a las 5:00 pm, salieron de la sede de Corpoelec de El Marqués. En las manos llevaban panfletos de MIN Unidad. La operación remate del cierre de la jornada electoral de este domingo no solo convocó al PSUV, sino a todos los partidos oficialistas.
La instrucción la giró Jorge Rodríguez una hora antes: “vamos al gran remate por la vida y por Chávez”. El mensaje iba dirigido a la militancia chavista, a los que no habían salido de sus casas a sufragar, pero principalmente fue un llamado a movilizar esa maquinaria de motorizados que busca votos.
A las 5:10 pm en la redoma de Petare el único ajetreo de personas eran los que buscaban las paradas de los autobuses. En un recorrido por la avenida Rómulo Gallegos, la mayoría de los centros de votación ya estaban vacíos, a la espera de la hora de cierre. En la Unidad Educativa Luis Beltrán Prieto Figueroa y en el Instituto de Nuevas Profesiones, solo se veían las listas de las mesas en la puerta.
En la Escuela Técnica Popular Don Bosco de Los Ruices hubo problemas en las mesas 5 y 11 durante casi todo el día. A las 5:30 pm, sin embargo, solo faltaban por ejercer su derecho al voto tres personas. “Las demás mesas ya están listas para cerrarlas”, señaló Zulay Palpieri, una de las testigos. A esa hora, de los 9875 electores que agrupa este centro de votación, ya habían sufragado 6450.
La sede de la Juventud PSUV de Plaza Venezuela estaba solitaria a las 5:45 pm. Solo dos vigilantes observaban el poco tránsito vehicular, como si fuera un domingo cualquiera.
El escenario cambió más hacia el Oeste de Caracas, cuando llegó la hora de cierre, a las 6:00 pm. Los representantes del CNE anunciaron que mientras se mantuvieran personas en las colas, los centros deberían permanecer abiertos. Pasó en el Liceo Andrés Bello de La Candelaria, aunque ya no quedaba nadie para votar.
A las 6:15 pm, las personas agrupadas en la puerta del liceo comenzaron a exigir a viva voz que se cerrara el centro de votación. La orden que tenían los miembros de mesa era distinta, tenían que esperar por la directriz del CNE. En ese centro se agrupan 13110 electores, distribuidos en 24 mesas, la mayor cifra del Distrito Capital.
No habían pasado diez minutos de las arengas espontáneas cuando la avenida México se llenó de motorizados, claramente identificados con el PSUV. Las consignas de ¡cierren las mesas!, se mezclaban con ¡a la asamblea como sea!
A las 6:43 pm, a solo minutos de cumplirse la prórroga de una hora, en VTV la pantalla continuaba dividida. Mostraban imágenes cerradas de supuestas colas en Delta Amacuro, Carabobo, Bolívar y Trujillo. En el cintillo de noticias en la parte inferior de la transmisión se leía: ¡A votar! ¡A votar! ¡A votar! “Ponte las pilas y ve a votar”. De ganar la oposición, Chuo Torrealba cerrará el Cuartel de la Montaña.
Las provocaciones no sirvieron para movilizar a su gente. No como en anteriores elecciones, donde la maquinaria chavista era evidente y hasta abrumadora. A las 7:00 pm la plaza Bolívar lucía llena de luces, pero vacía de seguidores. A esa misma hora, en Miraflores reinaba la calma. El silencio de unas calles solitarias.
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