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Si Maduro busca disolver la Asamblea, primero la Asamblea disuelve al gobierno

Lo menos que necesita hoy el gobierno es contarse electoralmente porque sacaríamos menos votos que el 6D


Jesús Silva R.

Habla con mi preocupación de chavista consciente en fecha post 6-D. Un comediante puso a correr una bola de nieve en internet «Maduro puede disolver la Asamblea Nacional, dado el caso en defensa de los trabajadores, Art. 236 numeral 21 de la C. B.». Pero el chiste es perverso porque impide a los chavistas ver la terrible derrota del pasado 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias.

En horas donde se encuentran en debilidad el gobierno, el PSUV, sus aliados y ese ente abstracto que se llama «Revolución Bolivariana» donde teóricamente cabemos todos los revolucionarios (y no solamente un grupito) me veo forzado a evitar que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela sea usada como papel toilette (tualé) por ignorantes de la ciencia jurídica, quienes proponen disparates que son leídos por mucha gente, aprovechando el cuadro la depresión severa que sufre el pueblo chavista por este barranco electoral.

En verdad el único supuesto donde se puede aplicar esa atribución es el artículo 240 constitucional en su primer aparte: “La remoción del Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva en tres oportunidades dentro de un mismo período constitucional, como consecuencia de la aprobación de mociones de censura, faculta al Presidente o Presidenta de la República para disolver la Asamblea Nacional. El decreto de disolución conlleva la convocatoria de elecciones para una nueva legislatura dentro de los sesenta días siguientes a su disolución”.

El caso anterior no ha ocurrido ni va a ocurrir. Lo que sí puede pasar es que la mayoría de dos tercios de la Asamblea Nacional llame a una Asamblea constituyente y ello obliga a elecciones para renovar los 5 poderes públicos, incluyendo al presidente. Entonces invito a no creer en mamarrachos publicados que sólo contribuyen a hundir más al movimiento revolucionario. No escribiré yo aquí una Tesis de Derecho Constitucional, ni haré gala de los certificados jurídicos que obtuve en Nueva York, Sur de España o Venezuela Bolivariana; ni empezaré a hablar inglés ni ninguno de mis otros tres idiomas (como ex traductor de congresos internacionales de comunistas) aunque otros académicos chavistas como uno que hace gala de su dominio del francés. Prefiero no adornarme y ser directo, claro, preciso y apto para todo público. Mi certeza es: si mi conocimiento no llega al pueblo, entonces no sirve de nada.

Veamos los hechos y el Derecho: 1) Sólo el caso específico del 240 constitucional permite al Presidente disolver el parlamento. Ya ocurrió en Ecuador y se llama en doctrina «Fuego Cruzado». 2) Disolver el parlamento invocando la defensa de los trabajadores no tiene base constitucional ni legal. 3) Si el parlamento viola derechos de los trabajadores, no se puede disolver ese órgano, sólo podría solicitar la nulidad del acto violatorio que ocasiona la violación de un derecho específico. El procedimiento sería sólo por vía judicial y lo dictaría el TSJ. Ejemplo: Ramos Allup y su nueva Asamblea Nacional dictan una «Ley que contra el ingreso de militantes chavistas a cargos públicos». En ese caso yo actúo judicialmente denunciando la violación del principio de no discriminación que dice: Artículo 21 constitucional: «Todas las personas son iguales ante la ley (…)»

Lo menos que necesita hoy el gobierno es contarse electoralmente porque sacaríamos menos votos que el 6D (cuando la gente ve un árbol caído se aleja y busca al nuevo árbol dominante). Yo por sentido común, evitaría ir a otra elección hasta que no se normalice la situación económica resolviendo la escasez de alimentos y medicinas. El mensaje del es: con guerra económica, el Psuv no gana más nunca una elección en Venezuela. Urgente es también corregir el sectarismo, el voluntarismo, el culto a los funcionarios, la desunión entre revolucionarios, la falta de espacios amplios para la discusión interna más allá de los partidos, la ausencia de tolerancia para la crítica y la autocrítica. Este tema lo tocamos en reciente entrevista de TV: “2016 podría ser un escenario de choque de poderes”.