El “auto-golpe” iniciado por Maduro apenas está en suspenso por el paso atrás de la Asamblea, que ya recibió el preaviso, así que debería activar de inmediato el “contra-golpe”
Jesús Antonio Petit Da Costa
Al Golpe de Estado que ejecuta el Presidente de la República disolviendo, interviniendo o inhabilitando al Congreso y/o al Poder Judicial se le llama “auto-golpe”. Puede ejecutarlo directamente, por un decreto supremo, que así lo denominan, o indirectamente, para simular legalidad, valiéndose del poder público sumiso: por ejemplo, la Corte Suprema o Tribunal Supremo que disuelve, interviene o inhabilita al Congreso.
Ejemplo del “auto-golpe” por vía de decreto fue el ejecutado por Fujimori en 1992. Se lo conoce en la historia como el “fujimorazo”. Había ganado la elección presidencial, pero en el Congreso había mayoría de oposición, que inició en contra suya una averiguación por violación de los derechos humanos. Perú estaba sumido en una crisis pavorosa, con una hiperinflación del 1.000% anual, la moneda no valía nada, la escasez y el empobrecimiento eran general.
A lo anterior se añadía un clima de inseguridad por la delincuencia en las calles, agravado por el terrorismo de Sendero Luminoso. Entonces Fujimori exigió al Congreso que lo habilitara para legislar sin su control. No solicitó una ley habilitante. Usó el mecanismo de la declaración de emergencia, que le daría facultades mucho más amplias. Pero el Congreso no la aprobó, porque vio el peligro de la dictadura. Entonces Fujimori acusó al Congreso de obstruccionista, que no lo dejaba resolver la crisis económico-social por cuya solución clamaba la gente.
Así puso al pueblo contra el Congreso, cuya disolución fue respaldada por el 80%. Y para evitar que una Corte Suprema independiente controlara la legalidad de sus actos, la intervino sustituyendo a sus magistrados por partidarios suyos.
Ejemplo del “auto-golpe” valiéndose de una constituyente para simular legalidad fue el ejecutado por Chávez en 1999. Ganó la elección presidencial pero en el Congreso había mayoría de oposición y no tenía bajo su control a la Corte Suprema.
Entonces Venezuela estaba sumida en una gravísima crisis económico-social y un vacío de liderazgo de oposición por el desprestigio de los partidos, a los cuales culpó del desastre por la corrupción. Pidió al pueblo plenos poderes para sacarlo de la pobreza y, al mismo tiempo, poner orden y meter presos a los corruptos. Y para eso necesitaba una Constituyente, la que convocó violando la Constitución con la venia judicial.
Al instalarse la Constituyente se declaró supra-constitucional y sin Constitución que la contuviera barrió con todos los poderes públicos para ponerlos al servicio del golpista, erigido en tirano.
Adaptando este libreto de Chávez a la situación actual Maduro ha comenzado a ejecutar su “auto-golpe”. Tiene ahora enfrente a una Asamblea Nacional de mayoría opositora, que significa un peligro para su tiranía porque se propone liberar a los presos políticos, quienes van a denunciar la violación de los derechos humanos de que han sido víctimas.
Además la AN deberá exigirle a su gobierno la rendición de cuentas, la que pondrá en evidencia el saqueo de la República. Lo más grave: no podrá eludir responsabilizarlo por la traición a la patria con Cuba, ni investigar sobre el narcotráfico que compromete a las más altas esferas. Y, por último, tendrá que declararlo culpable del colapso total del país.
No puede Maduro intentar el “auto-golpe” con un decreto como Fujimori porque no se lo permitiría la comunidad internacional, ni tampoco el pueblo y tal vez los militares. No puede Maduro dar el “auto-golpe” con una Constituyente como Chávez, porque la derrota en las parlamentarias le indica que la perdería de calle y el remedio sería peor que la enfermedad.
Ha decidido intentarlo valiéndose del ilegítimo TSJ que hizo nombrar para manejarlo su gusto, el cual asomó de lo que es capaz violando la Constitución al suspender la inmunidad parlamentaria por vía cautelar y, para colmo, declarar por anticipado la nulidad de los actos futuros de la Asamblea, lo que implica su inhabilitación por vía judicial (algo sin precedente mundial). El paso atrás dado por la Asamblea no aborta el “auto-golpe”, apenas lo deja en suspenso.
Ahora viene la declaración de emergencia económica, que si la Asamblea demora o no la aprueba, Maduro hará como Fujimori: le echará la culpa diciendo que no lo deja resolver la crisis con el fin de justificar la consumación del “auto-golpe” por medio del TSJ, el cual sustituirá a la Asamblea alegando “omisión constitucional”.
Ya la Asamblea recibió el preaviso. Así que debería activar de inmediato el “contra-golpe”.