La corrupción ha crecido como una pestilente gangrena que hizo metástasis a todos los órganos del Estado
Humberto González Briceño
I. Podrido. No solo es Abastos Bicentenario. Es PDVAL. Los Mercales. Las misiones. CADIVI. PDVSA. La médula del régimen esta podrida. Roban los de arriba y roban los de abajo. La corrupción en este régimen adoptó formas sofisticada de saqueo e impunidad como nunca antes se habían conocido. La corrupción ha crecido como una pestilente gangrena que hizo metástasis a todos los órganos del Estado. Ya en los minutos finales de este cuerpo desahuciado Maduro descubre lo que todo el mundo ya sabe: esto está podrido. La corrupción ha sido una de las taras que el régimen y el PSUV no han podido controlar. La batalla de la ética y la honestidad dejó una humillante derrota para un movimiento que se alzó contra la corrupción de la llamada IV República. Hoy el socialismo bolivariano es el símbolo de la degeneración ética y la podredumbre de la moral pública.
II. Tercera persona. Una de las conductas más pérfidas del régimen y el PSUV es negarse a aceptar su responsabilidad. Voceros oficialistas hablan siempre en tercera persona cuando se refieren a la crisis o al fracaso del gobierno. Ese hablar en tercera persona busca evadir diligentemente su responsabilidad directa ante el pueblo. Hablan como si los problemas hubiesen aparecido de la noche a la mañana, sin conexión con proceso histórico alguno. El discurso oficialista descubre de pronto que hay crisis, pero trata de disimular el proceso de 16 años que nos trajo a ella. Lo grave para el régimen es que este tipo de discurso ha contaminado los análisis que deberían conducir a una rectificación política y estratégica. Mientras el régimen se niegue a hablar en primera persona y asuma de frente la responsabilidad en su fracaso no podrá encontrar el camino para salir de su propia tragedia.
III. Tres y cuatro. No es por un acto de caridad o benevolencia que Henry Ramos Allup ha venido alertando al propio gobierno sobre conspiraciones internas en su contra. Él sabe que una caída abrupta e irregular del régimen podría llevar al país a un despeñadero. En varias oportunidades el presidente de la Asamblea Nacional ha denunciado que hay un esfuerzo sistemático dentro del propio régimen para deponer a Nicolás Maduro por vías extra constitucionales. Esta vez fue más lejos. Ramos Allup advirtió que el régimen esta debilitado y hay tres grupos en las Fuerzas Armadas y cuatro grupos en el PSUV enfrentados por el poder. La clave de una posible salida militar podría estar en los pesos y contrapesos que jueguen esas facciones que hoy luchan por el control del gobierno.
IV. Parches. Se pensó que darle la vocería de la política económica al ministro Pérez Abad podría ser un signo de políticas de ajuste para atender la crisis y enfrentar el colapso económico. Hasta el sector privado no pudo ocultar su optimismo ante tal anuncio. Lo que no estaba claro es cómo jugaría el gobierno para salvarse de sus propias contradicciones en materia económica. Todo quedó despejado el pasado miércoles 17 de febrero cuando Nicolás Maduro anunció algunas decisiones en materia económica que en nada resuelven el corazón de la crisis. En esencia todo seguirá igual. Los controles, la corrupción. Todo. El gobierno sigue abrazado a su pecado original, al modelo de controles y corrupción que nos ha traído hasta aquí y que amenaza con empeorar en las próximas semanas.
V. Vacío. Maduro sigue gobernando por inercia. El gobierno ha perdido todo aliento popular. Lo único que queda es el movimiento reflejo de aferrarse al poder como sea. Pero más allá de eso no hay nada. En los ministerios se respira un aire pesado y toxico de “sálvese quien pueda” y “raspar la olla”. No hay políticas desde Miraflores. La consigna es que cada quien haga lo que pueda. Puro voluntarismo en un momento de alta volatilidad política. La ausencia de gobierno y el vacío de poder se sienten en todos lados. Está presente en los largos discursos de Maduro donde no dice nada nuevo y en los cuarteles donde los oficiales se preguntan quien realmente gobierna.