El economista Francisco Ibarra (Econométrica) advierte que el Presidente no ha dicho cómo va a resolver el problema cambiario
Enrique Meléndez
El economista Francisco Ibarra afirma que las medidas económicas que anunció el presidente Nicolás Maduro podrían constituir un golpe al bolsillo del venezolano, porque no resuelven el problema cambiario o la escasez. “Demostró que es incapaz, por su ideología y por su entorno, de tomar una decisión importante, sino sólo a medias”, indicó el también director de Econométrica.
El diputado José Guerra ha dicho que las nuevas medidas que ha anunciado el presidente Nicolás Maduro, lejos de ser la solución, constituyen un ataque al bolsillo del venezolano. ¿Está de acuerdo?
Sin lugar a dudas que las medidas que anunció el Presidente tienen un efecto sobre la economía de los venezolanos. El aumento de la gasolina va a tener un efecto inflacionario, pero yo no considero como otros colegas que será muy grande, porque el aumento de la gasolina viene a significar una fracción muy pequeña de la canasta de cualquier hogar.
Cualquiera que tenga un vehículo, por ejemplo, de un motor que se llena con 40 litros de gasolina, y lo hace unas cinco veces al mes, si es de 91 octanos, estará gastando 200 bolívares mensualmente. Si es de 95 octanos, esa persona está gastando seis veces eso. En términos de precios sí se ve abultado, pero para lo que es el gasto en sí del venezolano, no pienso que el aumento sea tan alto como se supone.
Después está el tema de la unificación cambiaria, que más bien yo llamaría consolidación cambiaria. Es la fusión de Sicad I y Cencoex, y entonces la divisa se coloca en 10 bolívares. Además se contempla otro tipo de cambio que, supuestamente, va a ser flexible. Más allá de decir que estas medidas constituyen un golpe al bolsillo, yo creo que lo son, pero más bien por las cosas que no se hacen.
El presidente no ha dicho cómo va a resolver el problema cambiario; no ha dicho cómo va a resolver el problema de la escasez; no ha dicho cómo va a resolver el problema del crédito de las compañías con terceros. No ha dicho las cosas esenciales. Sin embargo, estuvo cuatro horas y pico hablando tonterías, en las cuales mencionó hasta a Messi y al FC Barcelona.
Demostró que es incapaz, por su ideología y por su entorno, de tomar una decisión importante, sino sólo a medias.
¿Maduro parte de unas premisas falsas, a propósito del reiterado argumento de la guerra económica para justificarse?
Tú tienes que ponerte en el lugar del chavismo en materia comunicacional, que es en lo único que ha sido eficiente: una maquinaria mediática. Siendo su máxima figura un fenómeno comunicacional por excelencia, como lo era el presidente Chávez, que sabía transmitir cosas, aunque todo lo que transmitiera fuera nefasto; mientras que Maduro no sabe.
Entonces ellos han montado este tema de la guerra económica. Dicen que supuestamente hay una guerra económica montada con el sector privado y factores externos, que son los culpables de que haya escasez, inflación… eso no resiste un análisis, y cualquier encuesta que tú te encuentres te va a indicar que nadie se cree ese cuento de la guerra económica.
¿Cómo ve usted el anuncio que hizo Maduro, acerca de que el dinero extra que se va generar por el alza de la gasolina servirá para financiar el programa de las misiones, e incluso mostró una tarjeta de débito que se otorgará a la gente más necesitada?
Esa pregunta tiene dos partes. La primera: si él piensa llevar todo ese dinero a un fondo, lo dudo mucho. Porque hasta ahora la gasolina se vendía a pérdida, y lo lógico es que esas ingresos de una Pdvsa que está urgida de recursos, se usen para poder llevar a cabo sus inversiones y se comiencen a cerrar los boquetes por donde se le están yendo los recursos, y la gasolina era uno de ellos.
Respecto al tema de la tarjeta. Aunque usted no lo crea, no es una mala idea. Hay gente que está haciendo una comparación con el tema de la tarjeta “Mi Negra” propuesta por Manuel Rosales, pero creo que no es la misma idea, aunque comparten rasgos comunes. Lo que pasa es que el esquema de subsidios, bajo el chavismo, se basó en deprimir los precios, en mantener los precios artificialmente bajos, sobre todo, los bienes de primera necesidad.
Este gobierno, o cualquier otro, debe, en lugar de subsidiar los productos cuyos precios se reprimen, subsidiar los ingresos de las familias que tienen grandes necesidades. Esa tarjeta, en consecuencia, pudiera ser una buena idea. Obviamente, eso tiene que ser de una manera bien hecha desde el punto de vista ético. Comprobando el nivel de vida de las personas, y entonces tú le puedes complementar sus ingresos, transfiriéndoles recursos, de modo que la gente pueda comprar sus alimentos, productos de higiene personal y del hogar, medicinas. No es una mala idea. El problema es que el gobierno no tiene credibilidad alguna. El gobierno pudiera estar siendo permeable en alguna idea buena, pero primero tiene que identificar quiénes son las personas que verdaderamente necesitan el subsidio. Yo los identifico, yo les doy asistencia.
Pero yo dejo el resto de los mercados operando. Dejo que la oferta y la demanda fije los precios, y entonces tengo la sanidad de los precios y la eficiencia de los mercados y, en consecuencia, puedo tener la parte más humana de tratar de apoyar a los sectores que están más deprimidos, que necesitan cierta asistencia del Estado.
“Se están lucrando de una manera obscena con el control cambiario”
Sin embargo, ¿ese programa a la larga no supondría una compra de voluntades?
Ninguno de esos programas de beneficencia pública están ajenos a esa crítica. En EEUU, por ejemplo, el ala republicana critica ciertos programas asistencialistas de los demócratas, precisamente porque se considera que esa constituye una forma de comprar votos.
No necesariamente ese debe ser el caso. Pero ese es un punto muy controversial. ¿Estás generando gente que está dependiendo del Estado? Sí.. ¿y que puede depender del Estado en una forma indefinida? Sí. El problema es que ya este se trata de un tema de libertad individual, y de la visión que se pueda tener de lo que debe hacer el Estado.
Si tú tienes una visión del Estado donde no se debe prestar ningún tipo de asistencia a los menos favorecidos, entonces, tú estarás en contra de ese tipo de subsidio. Pero esto es algo que tú tienes que debatir. Esto que te estoy describiendo tiene una mejor aproximación, con lo que hasta ahora ha hecho el gobierno, mucho más eficiente.
¿Esto puede generar dependencia y coerción a la hora de votar? Claro que sí. Pero la idea es que tú puedes institucionalizar esto en un ente ciego, manejado por un instituto que no estuviese dependiendo, de alguna manera, del gobierno. Pero para ello necesitas generar esa institucionalidad que en este momento está claro que no tenemos.
El populismo no posee per se una ideología, un proyecto claro y definido sobre lo que debe hacerse. El populismo es un gobierno que trata de comprar voluntades, de ser paternalista. Aquí hemos tenido un proceso, que yo calculo un poco diferente, que es el proceso de transformar una economía, que era de mercado, como la venezolana, a una economía planificada de corte socialista. Ese ha sido el proyecto político de ellos.
Si ellos en el camino han tenido que comprar voluntades, sobando y besando a la gente, eso es otra cosa. Pero aquí hay un proceso político mucho más complejo que un gobierno populista. Hay un proyecto de un gobierno que quiere destruir el mercado para instaurar un régimen socialista, y eso está muy claro.
Además se trata de un proceso único en el sentido de que estos procesos en todas partes del mundo han sido llevados con una enorme violencia de parte del Estado. Todos esos gobiernos que fueron socialistas en el entendido de centralizar la producción, controlarlo todo, lo cual implica una enorme violencia por parte del Estado, que aquí no ha existido.
Aquí ha habido violencia, que es la violencia que nos hemos dado los civiles y, a veces, la violencia ocasional de Estado. Pero en términos de nivel de violencia que ha habido en el país por la parte del oficialismo ha sido muy bajo, comparado con la que hay en otros planos.
El proyecto socialista se trató de implantar por una vía diferente, porque había la renta petrolera para comprar voluntades. Tú hoy en día le preguntas a aquellos venezolanos que son todavía afectos al chavismo o que ven con añoranza lo que era Chávez, y te dicen que ellos interpretan el socialismo como bienestar.
Socialismo es esto: escasez, abuso de poder, coacción, falta de libertad empresarial. Lo que hubo antes fue fiesta petrolera. El gobierno tenía dólares, y entonces podía vender cosas baratas, de forma que a la gente le quedó esa visión de bonanza que no necesariamente resulta acorde con lo que es el socialismo, pero el socialismo es lo que estamos viendo hoy en día en Venezuela.
El BCV publicó las cifras definitivas de 2015, y la cifra de la inflación se ubica en 181%, que no coincide con las estimaciones de Econométrica, la calculó en 259%. ¿Qué sucedió allí?
En efecto, yo pienso que el BCV le metió piquete, sobre todo cuando cambió los ponderadores. Aun cuando yo no he estudiado con detenimiento esas cifras, y estoy por ver qué fue lo que sucedió allí. Yo te puedo decir que ellos hicieron cambios metodológicos.
Ahora, tengo que ver, porque cuando tú abres la ventana para ver metodológicamente el índice, el cielo es el índice. Yo puedo agarrar eso, y hacer lo que yo quiera, y esto porque el BCV no es hoy en día un ente autónomo, no es un ente que está buscando reflejar la realidad, sino que está buscando unos números que hagan quedar menos mal al gobierno, y hay vínculo.
Entonces, como no tienen autonomía, y su directorio es totalmente abyecto al gobierno, tenemos estos números que nadie cree.
«Hay un proyecto de un gobierno que quiere destruir el mercado»
Su socio de Econométrica, Ángel García Banchs, ha dicho que ese dólar a 10 bolívares no deja de ser una complacencia a las mafias cambiarias. ¿Está usted de acuerdo?
Sí, yo digo que son guisos que se reservan. Considero que aquí las mafias son guisadoras, y que siempre han existido en este país cuando ha habido un control de cambio. Sí, eso de diez bolívares por dólar es risible, no guarda ninguna relación con la realidad de nuestra economía. Aquí no hay nada que tú puedas comprar con diez bolívares. Todo está muy por encima de eso.
Entonces, ese tipo de cambio para dejarlo ahí, supuestamente, para proteger los rubros de primera necesidad, es una tontería. Tú los proteges de la manera como yo te estoy diciendo: propiciando una asistencia social directa a la gente más necesitada. Tienes que organizarte, pero hay que liberar el dólar, terminar de unificar la tasa y abócarte a tratar de ayudar a la gente de verdad.
Pero el gobierno no está para eso. Yo creo que el gobierno está para otra cosa, y ya hay una corriente dentro del chavismo que sí está interesada en que la situación siga así, porque se están lucrando de una manera obscena con el control cambiario. Aquella persona que logre que le asignen diez bolívares por dólar, le están dando dinero, pero dinero en cantidades industriales.
De modo que este control de cambio es enormemente oneroso para el país en su conjunto. Pero sin lugar a dudas, y en esto yo coincido con Ángel, hay una minoría que se está forrando de dinero de una manera obscena a costa de las necesidades y el sufrimiento de todos nosotros, que no estamos metidos en esa vuelta.
Gasolina muy barata
¿ Francisco Ibarra cree que la gasolina a seis bolívares podría ser la solución al problema del contrabando?
No, no le hace nada al contrabando de gasolina. El diferencial de precios todavía es gigantesco, entre lo que vale un litro en Venezuela y lo que vale en Colombia. Allí el litro de gasolina está en 2.074 pesos y en Venezuela cuesta seis bolívares. Si tú agarras esa cifra, y la multiplicas por un tipo de cambio equivalente a 3 pesos, en Venezuela la gasolina costaría 18 pesos; costando en Colombia, como te dije, 2.074 pesos.