Las pretensiones de la burguesía son de restauración de sus privilegios a partir de mitos modernos no desentrañados
Julián Rivas
Las cámaras de televisión transmitían al señor mayor que preside loa Asamblea Nacional. Henry Ramos lanzaba improperios contra trabajadores e indígenas que fueron expulsados de las tribunas. El viejito reclamaba a las fuerzas de seguridad que había que expulsar al soberano del Parlamento. Este es el modelo de democracia que conciben los adecosfascistas y anglosionistas.
Es curioso, impertérrito, callado, como pagando promesa, detrás de Henry Ramos estaba un sujeto diputado que había visto antes, el martes de carnaval, cuando ofreció unas atropelladas declaraciones a Globovisión, sin decir nada. Es integrante de la Comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional.
De verdad no quería hacer referencia al sujeto que ahora es diputado. Pero viéndolo detrás de Ramos Allup, me convenzo de que ese será su oficio. En política la ética y el intelecto es lo que debería prevaler. Pero es pedir mucho. Un sujeto ha llegado a la Comisión de Energía de la Asamblea Nacional solo porque es de El Tigre, sur de Anzoátegui, en la Faja del Orinoco. Me dicen que es locutor y cuanto hueco encontraba la culpa era de Chávez.
Recuerdo que en la Siderúrgica del Orinoco, a inicios de los años ochenta, conocí el caso de un peruano que cobraba en dólares, entre cuatro y seis mil dólares. Por ahí iba la cifra. El peruano era uno entre los decenas de sureños contratados para la ampliación de la siderúrgica. El Plan IV de Sidor. El contrato estipulaba que debía trabajar como operador de hornos en el Departamento de Productos Planos. Como vemos el asunto es serio, pero con los adecos puede ser visto como irreal.
El peruano quedó para asuntos sin importancia. Mientras durara el tiempo del contrato debía cobrar sin hacer mayor cosa. Es que cuando el peruano llegó a Venezuela, con casa asignada, beneficios de toda índole, como seguridad médica y otros beneficios para él y su prole, se las vio fea en la siderúrgica. Nunca aprendió a operar el horno de planchones de laminación en caliente. Y no lo podían devolver sin pagarle el contrato completo. Esto si es vaina.
Trabajar en una acería es asunto que requiere coordinación. Parte de la capacitación la ofrece la empresa, pero es el trabajador el que se involucra en las actividades productivas junto a decenas de compañeros. Hay un programa de producción según el tipo de acero que los capitalistas internos o externos demanden. Que lo vayan a pagar o no es asunto de la historia adeca-copeyana. Así las cosas, si el operador de hornos de planchones no saca a tiempo cada uno de los pesados planchones (unas 30 toneladas) y a la vez coordina con el operador de grúas y el responsable de patios el tipo de planchones que van a ingresar al horno para ser laminados en cuestión de horas, todo se volverá un barullo.
Los jefes de la laminación ante la incapacidad del peruano para operar el horno, con tanto planchón enviado a chatarra, y de paso con un caos en toda la línea de producción, rápidamente llegaron a una conclusión: el peruano iba a cobrar casi sin trabajar. haraganeando.
Ñiqui Ñiqui, era un obrero de larga experiencia, siempre alegre, jocoso más bien. Residente de Ciudad Bolívar, había pasado por un tiempo de preparación en Duisburg, Alemania. Aunque jodedor como pocos, jugador, tenía un concepto férreo del trabajo, conciencia de clase y detestaba a los jefes de la empresa. “Este peruano buena vaina que ha echado”.
Cuando Ñiqui Ñiqui estaba amanecido, y veía al peruano llegar, siempre soltaba un chiste o una rabieta. Una vez comentó: ¡Carajo, cómo nos falta un Sendero Luminoso, pero que no traigan a este!”. Ñiqui, Pato Baleao, Pancho el Pintor, todos tenían una sonrisa irónica cuando llegaba el peruano.
Pero bueno, chico, ¿cómo es eso que tú llegaste acá?, le preguntaban al peruano. Él a veces respondía:
— Yo leí un aviso en el diario “El Comercio” en Lima que en Venezuela necesitaban operadores de horno y como yo había trabajado en el horno de una panadería fui a la entrevista y me aceptaron.
Recapitulemos el caso del diputado que eligieron en el sur de Anzoátegui. Así habrán sido de malos sus opositores que este sujeto ganó. El martes de carnaval lo llevaron a Globovisión como integrante de la Comisión de Energía y Minas. Le preguntaron sobre las perspectivas del mercado petrolero y el hombre afirmó que el problema no eran los precios del barril petrolero sino que Venezuela no había ahorrado cuando el precio estaba alto. Caramba, Yergin.
La moderadora del programa, que nunca oculta su condición de opositora, como se perfila Globovisión en general, ya había clamado por que a Venezuela “vuelva el progreso”. Luego soltó un referencia a José María Anzoátegui. Ojo es José Antonio Anzoátegui. Pidió más teatro pero rechazó la fiesta de carnaval. Para eso sí hay dólares, dijo ella. Pero Brito, asó se llama el sujeto, habló por demás, sin decir mayor cosa. Pero cual es la política petrolera. Calma, llegó la publicidad de la Polar.
Puros mitos mediáticos
En Venezuela abundan los diputados que no dicen nada. Para estos opositores no hay problema. La línea la imponen las grandes corporaciones. El asunto reviste gravedad, porque esta Asamblea Nacional ha llegado a cosas absurdas. Mire el caso de la llamada ley de amnistía o impunidad. Quieren que se apruebe a partir de una consulta, o encuesta, como si el caso de crímenes fuera cuestión de gustos.
Que me perdonen las centenares de victimas de la violencia promovida por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Machado. Pero la desvergüenza de la oposición a veces recuerda la canción de Ismael Rivera. Mataron al negro bembón. Por qué lo mató, diga usted la razón. Yo lo maté por ser tan bembón.
En Venezuela ya no existen razones para hacer política. Pareciera que no hay lucha de clases. La guerra económica es un chiste según los medios de comunicación. Así descalifican las amenazas externas de gringos, oligarcas colombianos. Celebran las intromisiones externas. La Asamblea Nacional aprueba. Luego sale Henry Ramos ante las cámaras, o la Tintori, la mujer de Leopoldo, y atrás, como figurón de palo, el diputado de El Tigre, el señor Brito. Ja.
Para la burguesía simplemente existen emociones. Polar nos cría a los muchachos. Según Gloria Cuenca sin Polar estaríamos muertos de hambre. Esto es información dirigida, de eso ella vive. No importan las asambleas y la consulta al pueblo. Valen las encuestas. Por eso los dueños de encuestadoras, llámese Luis Vicente León o Schemel son los grandes opinadores de la política. ¿Cuál es el futuro de Venezuela? Ellos responden.
Las pretensiones de la burguesía son de restauración de sus privilegios a partir de mitos modernos no desentrañados. Hay fuerte presencia de mitos mediáticos. Eso es la encuesta. Crea malestar, desaparece los alimentos y luego haz la encuesta. La gente está molesta, dice Televen. Hay situaciones veladas y otras sobre expuestas. Por ejemplo, la encuesta de opinión tiene más importancia que el análisis de datos. Nadie dice cuál es la relación capital trabajo, cómo es su evolución. El señor de la Polar, el hombre tusa, está en guerra y recurre a los mitos. En el fondo, los embustes.
Por su parte el señor Capriles, gobernador de un estado destrozado, bachaquero y tomado por secuestradores, pide cambio del gobierno nacional. Qué pena con usted señor Capriles, vea la redoma de Petare, el nivel de secuestro que aterroriza a Barlovento, las matanzas en El Hatillo y haga mutis. Lamentablemente a Capriles no le hacen referendo para destituirlo.
Cuesta debatir seriamente los asuntos de Venezuela con estos los medios de comunicación de hoy. El filósofo Ernest Cassirer, entre otros filósofos e historiadores, nos advierte que las sociedades indígenas tienen mitos, pero cuando se trata de hacer un utensilio, un proyecto colectivo, lo menos que abundan son los mitos. En cambio en Venezuela los mitos mediáticos son la pauta de la sociedad. Lo dijo la televisión, comenta mas de un desprevenido e incauto. Eso es grave, son mitos sin memoria y parcializados. Vea: Patricia Poleo, que vivió con un narco, va a la televisión de Miami, pondera sobre mafias y pide declarar a Venezuela estado fallido. La ostia.
En efecto, la vida política venezolana ha retrocedido. Los medios de comunicación niegan proyectos colectivos. Niegan la democracia porque son antidemocráticos. Los medios son los magos modernos y quieren hacer de un empresario rolo e’ vivo un soberano monarca. Una poción de cervezas no está de más. Triste.
Viva el pueblo, viva la revolución y el socialismo.