El déficit energético arrancó hace una década, en vida de Chávez
Luis Fuenmayor Toro
Como siempre que quiere eludir sus culpas, el Gobierno chaveco ha desatado una costosa campaña propagandística, para generar una matriz de opinión, que le quite totalmente sus grandes responsabilidades en la actual crisis de grave déficit energético en el país. Ha utilizado la existencia del fenómeno de “El Niño” para atribuirle la causa del déficit eléctrico, pues al generar sequía reduce los niveles de agua necesarios para que la represa de El Guri produzca toda la electricidad posible. Sería un fenómeno natural entonces el culpable del racionamiento eléctrico iniciado en el país, por lo que las administraciones de Maduro y de Chávez quedarían libres de toda culpa. No hay dinero para medicinas, ni alimentos, ni para el bono de alimentación de los jubilados y pensionados o para dar a los docentes sueldos dignos, pero sí lo hay, y mucho, para cuñas mentirosas televisivas y radiales, que presentan al Gobierno como muy eficaz en resolver el grave problema eléctrico existente.
Lo primero que salta a la vista es que el déficit energético arrancó hace una década, en vida de Chávez, y sin relación con ningún niño, niña ni adolescente. El interior del país ha sido víctima de apagones accidentales (falta de mantenimiento u obsolescencia de equipos) y de cortes programados y no programados todo este tiempo; la gente ha sufrido la pérdida de sus equipos eléctricos domésticos y comerciales y ha tenido que mal vivir sin electricidad y sin agua. En todos estos años, el Gobierno tampoco aceptó sus culpas: las iguanas, las ratas, el sabotaje obrero, la ola de calor, el alto consumo y María Corina, fueron algunos de los acusados como responsables. Chávez llegó a decir que la culpa la tenían quienes habían diseñado un sistema dependiente del agua, de que lloviera, para la producción de electricidad. Supongo que pensaba que El Guri y las otras represas, incluyendo Caruachi terminada por él no han debido construirse. Olvidó que en 2001 la sequía fue muy grande y en 2003 El Guri tuvo su más bajo y no hubo necesidad de racionar. A ese extremo llegaba “el gigante” en sus disparates.
Pero es que hay varias situaciones que el Gobierno oculta y que lo desenmascaran como responsable total de la carencia actual. Una tiene que ver con la generación termo eléctrica. De los 17.600 megavatios instalados en plantas térmicas, sólo se producen 6.500, el 37 por ciento. Planta Centro no produce ni un megavatio, Tacoa y otras plantas están en situación parecida en todo el país. En 2006, se acabó la seriedad en el área de generación eléctrica y se inició la demagogia con la “revolución energética” decretada por Chávez, quien creyó que era sólo un problema de comprar unos bombillos ahorradores, obligar al comercio a reducir su consumo en 20 por ciento y adquirir unas plantas termo eléctricas como si el país fuera un centro comercial o un hotel. No entendía (limitado el hombre) que esas pequeñas plantas no servían para sistemas eléctricos grandes, muy exigentes y totalmente interconectados. Es en esta forma que se malgastan 40 mil millones de dólares destinados a la generación termoeléctrica. Habría que saber: ¿En qué manos terminaron?
Por otra parte, la planta hidroeléctrica de Tocoma no ha entrado a producir electricidad y la administración de los niveles de agua de El Guri ha sido negligente y desastrosa. Desde hace unos tres años se sabía de la visita de “El Niño” y no se actuó en consecuencia. Para tratar de ocultar el déficit de generación de termoelectricidad, en vista de los procesos electorales del momento, El Guri fue sometido a una sobre explotación, que ha llevado a la represa a niveles de agua prohibitivos, de inminente colapso. De haberse contado con la generación termoeléctrica pagada por el Estado venezolano, no habría en este momento ninguna necesidad de racionamiento. Además, el manejo del agua del río Caroní ha sido funesto, ya que en época de lluvias, cuando hay suficiente agua, la misma es desperdiciada, lo que significa que, al llegar la época seca, El Guri la enfrenta con un nivel de agua por debajo del que debería tener, si no se hubiera desperdiciado el vital líquido. Esto lo que demuestra es la existencia de un desconocimiento descomunal en quienes dirigen el sector; es la negligencia criminal llevada al extremo lo que sufrimos hoy los venezolanos en materia de electricidad y agua.
Las medidas tomadas no solucionan nada en realidad. Quitarle la energía al país es profundizar el deterioro ya grave de la producción, es retrasar más la formación ya afectada de nuestros niños, adolescentes y adultos jóvenes. Si las escuelas en condiciones cuasi normales sólo cumplían 140 días efectivos de clase, en lugar de los 200 de ley, las medidas gubernamentales acrecentarán el déficit en por lo menos un 10 por ciento, sin tomar en consideración la instrumentación de nuevas medidas más adelante. En 2010, cuando se produjo una emergencia eléctrica que nunca alcanzó la magnitud de la actual, supuestamente se contaba con poco más de 10 mil megavatios para atender una demanda de 17 mil. Con la reducción habida de la producción hoy se requieren sólo 12.000 megavatios. Alguien debería darnos una explicación al respecto.
El Gobierno administra el país. Decide qué hacer y qué no hacer. Dispone de los recursos y es quien los asigna y contrata. Es por tanto el responsable casi único. Es inaceptable que haya llevado a los venezolanos a depender de las fuerzas de la naturaleza como si se tratara del hombre primitivo. Hemos retrocedido entonces casi al paleolítico. El hombre nuevo de este pseudo socialismo es el de las cavernas. Ni más ni menos.