Las decisiones de sucesión que tomaron Chávez, Lula y Kirchner, fueron totalmente inadecuadas para la tarea estratégica de defender y avanzar los proyectos modernizador-reformistas-bolivarianas
Heinz Dieterich
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Guerra nuclear con China: diálogo en el Pentágono
“¿Debemos trazar la línea roja de la guerra con China” en el atolón de Scarborough Shoal en el South China Sea?, preguntó el General Joseph Dunford, Jefe del Estado Mayor Conjunto (Joint Chiefs of Staff) de Estados Unidos, al Almirante H.B. Harris. Harris, Comandante de las Operaciones Militares en la región de Asia-Pacífico, incluyendo Corea e India, con cuartel general en Pearl Harbour (sic), es uno de los nueve “comandantes de combate” (combatant commanders) del Imperio, que sólo reportan al Presidente y al Secretario de Guerra de Estados Unidos. En la cadena de mando militar operativo de esa zona, que concentra más del 60 por ciento del poderío bélico de Washington, Harris es el tercero, directamente después de los neofascistas (neocons) Obama y Ashton Carter. El almirante suele calificar a China de potencia “provocativa y expansionista” que “claramente militariza” las aguas disputadas del Pacífico Occidental. Su respuesta directa en la reunión del Pentágono sobre la línea roja de guerra nuclear con China, no fue escuchada. Pero tampoco hacía falta oírla. Su jefe supremo, Obama, ya se la había advertido a Xi Jinping en un reciente encuentro en Washington: no invoques una Air Defense Identification Zone (ADIZ) en la región, ni conviertas el atolón en una base militar.
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Pearl Harbor II
Franklin D. Roosevelt provocó la entrada de Washington a la Segunda Guerra Mundial —que la mayoría de la población estadounidense rechazaba— mediante la llamada “short of war policy”: una política de “contención” y asfixión logística-económica que provocó el ataque japonés a Pearl Harbor y la guerra con los Nazis. La lógica binaria ultimativa de este modelo es la que se aplica hoy a las clases gobernantes de China y Rusia: sométete voluntariamente como Estado vasallo a los intereses del complejo militar-industrial-financiero estadounidense, o te imponemos este status por la fuerza. Fue un acto de particular perversión moral que Obama aprovechara una reunión de la Pandilla Plutocrática Global G-7, en Japón, para avanzar su agenda de Pearl Harbor II. En Hiroshima, la indefensa población civil fue convertida en cenizas (1945) —en un ensayo nuclear con “conejos de india” atomares— debido a que el pentagonismo imperial decidió probar en vivo la gran innovación tecnológica de la Segunda Guerra Mundial: la aniquilación nuclear. Según la Casa Blanca, Obama quiso “mandar una señal” de su “ambición de conseguir un planeta sin armas nucleares”. Lo que quería en realidad, era aglutinar a la Cosa Nostra G-7, detrás de los preparativos de guerra nuclear contra China y Rusia, que él y sus generales han planeado. Por eso, no encontró palabras para expresar una apología por ese crimen de lesa humanidad. Y, por eso, no cumple su promesa de abril del 2009, en Praga, de que bajo su presidencia Estados Unidos buscaría “la paz y seguridad de un mundo sin armas nucleares”. La verdad, documentada por el mismo Pentágono es, que Obama es el Presidente de la post guerra fría que menos ha reducido el arsenal de armas nucleares estadounidenses, que cualquier otro que le antecedía. Pareciera imposible superar esta cínica actuación del Premio Nobel de la Paz.
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Cinismo hitleriano en Vietnam
Sin embargo, el gran actor, a quién los ignorantes del mundo entero adoran, desde Cuba hasta Alemania, logró la hazaña en Vietnam. En la nación, en que el imperialismo gringo mató a más de tres millones de personas en el peor crimen que conoce el derecho internacional, la guerra de agresión al estilo de los nazis y militaristas japoneses; que se pretendía “regresar a la edad de piedra” mediante bombardeos (General Curtis LeMay); en la cual siguen muriendo niños por las bombas de tiempo; en la cual cientos de miles de personas murieron y todavía sufren de enfermedades congénitas y cáncer por los efectos de la guerra química (Agent Orange, producido por Dow Chemical y Monsanto); en esta nación crucificada por el moloch militar de Washington, su actual Comandante en Jefe y preparador de la próxima guerra nuclear, se atrevió a pontificar cínicamente sobre los derechos humanos que Vietnam debe respetar. Ojalá que el foreign policy establishment de China y Rusia finalmente entienda que con el imperialismo no hay coexistencia pacífica posible. Que la paz para Washington nunca será más que una fase de preparación de la siguiente guerra de agresión. En palabras de otra tiranía histórica: Si vis pacem, para bellum. Si quieres la paz (imperial), prepara la guerra.
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Guerra nuclear contra Rusia
La Rusia “dominada por Putin” se equivoca si piensa que Estados Unidos y la OTAN se rendirían después de una guerra hipotética, en que Moscú usara armas nucleares, digamos, contra Varsovia, dice el ex Comandante Supremo de la OTAN en Europe, General Wesley Clark. “Cometen un gran error. No será así….Responderemos en tal situación.” El actual Comandante en Jefe de la OTAN, General Curtis Scaparrotti, pide más tropas cantonadas permanentemente en Europa. Esto destruiría el NATO–Russia Founding Act de 1997, en el cual Washington se comprometió a no desplegar tropas, ni armas nucleares en los nuevos países de la OTAN. La de facto integración de Suecia y Montenegro en la OTAN, a la cual pronto seguirá Finlandia y el despliegue de cohetes anti-aéreos en Romania, Polonia etc. —que de hecho son armas ofensivas, first strike weapons— junto con los avances militares estadounidenses en Filipinas, Vietnam, Indonesia, India, Japón y Argentina, cierra el cordón de “contención” de Rusia y China, que va desde del Ártico vía Europa y el Pacífico hasta la Antártida. Iniciada esa política de agresión a Rusia por el neocon Bill Clinton, cada uno de tales pasos acerca la humanidad a la apocalipsis que prevé el más brillante pensador universal vivo, Noam Chomsky: que una guerra nuclear puede ocurrir cualquier momento.
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Cóndor II: el colapso de la centroizquierda, según Evo Morales
Comparado con la dimensión del fuego nuclear que amenaza devastar a Euro-Asia y el Pacífico, la guerra monroeísta contra los pueblos de la Patria Grande parece un fuego pirotécnico. Sin embargo, una diferencia fundamental entre ambos escenarios es, que en el teatro secundario de la Tragedia Humana, llamado América Latina, gran parte del costo humano se hubiera podido evitar. Evo Morales, quizás el Presidente más autocrítico de América Latina, nombró recientemente en la TV cubana tres debilidades de la “centroizquierda” que explican sus retrocesos políticos y sociales: a) su incapacidad para enfrentar una guerra mediática; b) su incapacidad para usar las redes sociales y, c) su falta de preparación política de la juventud.
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Cóndor II y las irresponsables decisiones de sucesión de Chávez, Lula y Kirchner
Sin embargo, Morales no menciona una de las razones fundamentales de la implosión del desarrollismo socialdemócrata criollo: las irresponsables y fallidas decisiones de sucesión de Chávez, Lula y Kirchner, que son aprovechadas brutalmente por la canalla política, la oligarquía y Washington, y cuyas desastrosas consecuencias sufren hoy los pueblos. Era obvio, que las decisiones de sucesión que tomaron Chávez, Lula y Kirchner, fueron totalmente inadecuadas para la tarea estratégica de defender y avanzar los proyectos modernizador-reformistas-bolivarianas, a la luz de la previsible contraofensiva de los enemigos de clase y geopolíticos. Maduro, Rousseff y Scioli no tenían ni tienen la capacidad para preservar ese proyecto. De ahí, que la decisión de Chávez, Lula y Kirchner, de poner sargentos a la cabeza de la lucha, cuando se necesitaban generales, abrió las puertas al castigo de clase oligárquico de los “condenados de la tierra”, que osaron soñar con una vida mejor en la clase media; al ostracismo político y judicial para los constructores de la alianza con China (BRICS) y la autonomía estratégica de la Patria Grande que violaron la Doctrina de Zeus, perdón James Monroe; y el aborto preventivo de un posible regreso de Lula y Kirchner a las riendas del poder.
Fracasados los liderazgos políticos establecidos, los pueblos se encuentran una vez más solos en la lucha por la sobrevivencia y la liberación. Mientras tanto, los fracasados políticos de centroizquierda tejan las apologías de su inocencia. Nihil novum sub sole – nada nuevo bajo el sol.