Nunca como ahora pueblo y oposición se han necesitado tanto, nunca como ahora han estado tan cerca
Rubén Osorio Canales
Estamos claros en que el régimen cívico militar que desgobierna escondido detrás del llamado chavismo, dejó de ser una fuerza popular, que su discurso de todos los días desafina y su falsete molesta, que su conducta los ha dejado al desnudo como lo que son, enemigos del pueblo, incompetentes, intolerantes, y corruptos, también estamos claros en que un partido como el Psuv con las caras que hoy exhibe, no volverá a ganar unas elecciones en este país aun cuando el CNE mantenga la misma directiva reforzada con una asesoría permanente de Jorge Rodríguez, y los mercenarios que atentan a diario contra la voluntad popular, obedeciendo órdenes de Cabello, sean los mismos que hoy ejercen esas funciones.
En ese sentido, y hablando en lenguaje democrático, no hay vuelta atrás. Aquel movimiento que nació con fuerza en la esperanza popular en un momento de quiebre producido por una desestabilización continuada y dirigida contra la política y la democracia, sucumbió en el charco de sus reiteradas mentiras.
Pero también estamos claros en que ese lenguaje democrático y de altura que emplea la oposición, no es el mismo de la alianza cívico militar que, sin pudor alguno, declara su deliberada intención de obstaculizar con un abuso de poder absolutamente intolerables, el ya de por si tortuoso camino del revocatorio, aumentando con fatídicos propósitos, las tensiones de por sí inaguantables de una crisis política, social y económica provocada por un populismo irresponsable, la incompetencia y la corrupción ejercida durante estos dieciocho años.
«Haya revocatorio o no, el régimen está moralmente revocado. Haya diálogo o no, el régimen perdió la voz moral con su conducta»
Cabe preguntarse hasta dónde puede llegar la desfachatez de un régimen que exhibe impúdicamente su violencia y preguntarse también hasta dónde el pueblo y la oposición juntos que forman la mayoría, lo permitirán.
Las respuestas son urgentes porque este escenario de hoy, que no puede sorprender a nadie, necesita nuevas estrategias cargadas de urgencia porque nos está diciendo que después de dieciocho años de insensateces, de intolerancia, de impunidad, de resentimiento, por no hablar de la ruina económica y la corrupción, las grietas del desencuentro son muy profundas y lo único que puede aproximar el país a la paz, revitalizar a la nación, regresarle credibilidad y funcionalidad a sus instituciones, robustecer al pueblo en su dignidad, es una gran concertación nacional capaz de unir a todas las voluntades que apunten al progreso, la libertad, y el regreso a la democracia, única forma de llevar hasta su agotamiento, a las fuerzas agrupadas en torno a la violencia que son muchas, bien armadas y peor intencionadas.
Estos colectivos de ahora estructurados y puestos en marcha como un verdadero aparataje para militar, son especímenes adiestrados, ideologizados y fanatizados en el pensamiento de la violencia, nunca dispuestos a ceder las posiciones de poder alcanzadas durante estos años de crecimiento en medio de la impunidad.
En esos grupos no hay ideología, solo lujuria de poder. Y enfrentarse a eso requiere de una unidad de propósito y acción de tal envergadura que solo puede ser estratégicamente pensada, y emprendida desde ya, por un gran acuerdo nacional que nos conduzca a un gobierno de unidad nacional empeñado en cambiar para bien nuestra trágica realidad social, política y económica, que además de predicar con el verbo, lo haga con la claridad de sus actuaciones. No hay otra.
«Concertación nacional contra dictadura debería ser la consigna»
A las cosas hay que comenzar a llamarlas por su nombre y esta a la que estoy haciendo referencia, que está en condiciones de nacer ahora que las rutas del pueblo y de la oposición son las mismas, como quedó demostrado el 6D y ratificado con el firmazo, así la nefasta visión del régimen y de algunos agentes del radicalismo opositor, más ocupados en criticar a los partidos y a la MUD que en hacer oposición, no quieran verlo.
Nunca como ahora pueblo y oposición se han necesitado tanto, nunca como ahora han estado tan cerca, y nunca como ahora el régimen opresor ha tenido tanto miedo a que esa unión se perfeccione y materialice en un pacto de esperanza con un proyecto viable de reconstrucción nacional.
Haya revocatorio o no, haya diálogo o no, la concertación nacional es la mejor herramienta a utilizar antes, en y después del parto. Haya revocatorio o no, el régimen está moralmente revocado. Haya diálogo o no, el régimen perdió la voz moral con su conducta. Concertación nacional contra dictadura debería ser la consigna.