Se muere de hambre cuando no se tiene qué comer. Pero igual condena implica no encontrar qué comer
Gustavo Luis Carrera
Los tiempos de decadencia histórica y social se suelen acompañar de situaciones de enfrentamientos y persecuciones entre grupos de ideologías o posiciones contrarías. Inclusive se ha llegado a excesos de destrozos y de asesinatos en masa. Es una triste lección que deriva de una triste experiencia: la degradación a que puede llegar la especie humana.
POGROMO. Con el nombre de pogromo o pogrom se han designado estos períodos, o situaciones colectivas de luchas y acoso de un grupo humano contra otro; incluyendo la anulación y la liquidación del contrario. Es palabra de origen ruso: en un principio se usó para nombrar la acción de las autoridades zaristas para exterminar a los judíos; barbarie que se extendió por muy largo tiempo. Posteriormente, con la natural proyección, por similitud o familiaridad, que amplifica el alcance de la palabra, pogromo o pogrom pasó a ser sinónimo de persecución con ánimo destructivo o mortal. Y una de las maneras de lograr el propósito mortífero es hacer morir de hambre o de enfermedad.
MORIR DE HAMBRE O DE ENFERMEDAD. Se muere de hambre cuando no se tiene qué comer. Pero igual condena implica no encontrar qué comer. Es evidente: si no encuentras qué comer, nunca tendrás qué comer. No tener que comer es la pobreza. No encontrar qué comer es la escasez. Y la pobreza, reflejada en sueldos miserables y absorbidos por la inflación, unida a la escasez, evidenciada en la ausencia de productos alimenticios disponibles, llevan a la muerte, ya sea por inanición o por un proceso progresivo de mala nutrición y decadencia física: el efecto gradual es menos visible, pero real. Igual situación caracteriza morir de enfermedad: el enfermo requiere la defensa indispensable del medicamento; y como en el proceso de morir de hambre, si hay ausencia de medicamentos se arriesga llegar a la muerte de enfermedad, sin recursos que oponerle. Es nuestra realidad. A la vista de todos, cualquiera que sea su ideología o posición personal. “Lo que está a la vista, no necesita demostración”, dice la sabiduría popular.
EL POGROMO ECONÓMICO. La decadencia colectiva, la pérdida general de los valores, la desesperación ante las carencias extremas, se traducen en la obsesión por obtener recursos económicos como sea, fuera del control de la lógica y la justicia. Es la insania de una colectividad. “Todos contra todos”. “El que no tiene quiere aprovecharse del que tiene”. “El que logra comprar algo de reconocida escasez, lo revende a precio inmisericorde, para beneficiarse y seguir en el negocio”. “Ninguna autoridad es responsable de nada, y no paga ni daños ni muertos”. En esta especie de anarquía destructiva, de acracia aniquiladora, como la actual, germina y prolifera el pogromo económico, que conduce, fatalmente, al totalizado pogromo nacional.
VÁLVULA: “Permitir y estimular el pogromo nacional, de lucha de todos contra todos, de muérete tú para yo vivir mejor, de defiéndete como puedas mientras yo me mantengo en el gobierno, es un acto criminal y proditorio. La condena histórica del pogromo de las autoridades rusas zaristas contra los judíos, implica igual sanción moral y social para el actual pogromo nacional. La historia no olvida ni perdona”.