El Gobierno tendrá que ser más cuidadoso a la hora de saltarse su propia Constitución
Humberto González Briceño
I.- PREÁMBULO. Gobierno y oposición se atribuyen una victoria con la resolución del Consejo Permanente de la OEA del 01/06/16. Hay que leer y releer entre líneas el breve documento para descifrar el significado del mensaje críptico suscrito por los diplomáticos. El ambiguo documento comienza con una contradicción fundamental en su motivación. Dice reconocer “que la democracia representativa es condición indispensable para la estabilidad y la paz”. Pero seguidamente reivindica “el derecho de cada Estado a elegir su sistema político y económico”. En otras palabras, la OEA alaba las bondades de la democracia representativa al tiempo que admite que cada Estado, en este caso Venezuela, puede escoger un sistema de gobierno distinto. Esto fue punto de honor para el régimen venezolano que seguramente usará ese argumento para justificar sus agresiones y tratar de deslegitimar a la Asamblea Nacional en el futuro. La invocación difusa de la democracia representativa como condición igual podría interpretarse como respeto a mecanismos constitucionales tales como el referéndum revocatorio.
II.- SITUACIÓN. En su primer párrafo la OEA ofrece ayudar “a identificar algún curso de acción para la búsqueda de soluciones a su situación…”. Aquí la OEA se pone a la orden para ayudar a resolver una “situación” que el documento no define. La profunda crisis política, social y económica de Venezuela queda oculta bajo la genérica abstracción de “situación”. Otro punto clave para el régimen fue tratar de evitar a toda costa la caracterización de la crisis en el documento de la OEA.
III.- INESTABILIDAD. En su segundo párrafo la OEA respalda la iniciativa de diálogo de los expresidentes Zapatero, Fernández y Torrijos entre Gobierno y oposición para “favorecer la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica de la República Bolivariana de Venezuela”. Este punto es clave ya que refrenda el diálogo auspiciado por el gobierno venezolano. Pero al mismo tiempo se reconoce el estatus de la disidencia como “oposición”, se admite que hay inestabilidad política y crisis económica. A pesar del lenguaje cifrado, el Gobierno habría preferido eliminar estas afirmaciones de la declaración.
IV.- DERECHOS HUMANOS. En el tercer párrafo la OEA respalda “las iniciativas de diálogo con apego a la Constitución y pleno respeto de los derechos humanos”. Difícil pensar en alguna iniciativa de diálogo entre Gobierno y oposición que no esté apegada a la Constitución. Pero más allá de eso está el exhorto a respetar los derechos humanos, lo cual se traduce en un reconocimiento a las violación de los mismos en Venezuela. Aunque sea una tímida alusión a las atrocidades que se comenten contra los presos políticos. Más adelante, y por segunda vez, el documento insiste en la necesidad de consolidar la democracia representativa. Aquí se invoca consolidar un sistema que no se percibe estable.
V.- CERCO. El breve párrafo final expresa “apoyo a los esfuerzos de entendimiento, diálogo y a los procedimientos constitucionales”. Con esta declaración los embajadores ante la OEA, aliados o no de Venezuela, están creando un marco para delimitar las futuras acciones del régimen. Algo así como aquel grito chavista de “dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada”. El Gobierno tendrá que ser más cuidadoso a la hora de saltarse su propia Constitución. Hoy hay más países observando a Venezuela. Otros preferirían verlo como el acorralamiento de un régimen que aún hoy cree que puede vulnerar el estado de derecho.