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Editorial | Las elecciones son una obligación

CNE

La cúpula en el poder debe entender que el pueblo es el que tiene la palabra


EDE

El Consejo Nacional Electoral tiene mucho trabajo por hacer. Este año está obligado a realizar, sin demoras, las elecciones regionales que permitirán a los venezolanos escoger a gobernadores y legisladores estadales.

El ente electoral, que debe pronunciarse al respecto en los próximos días, cuando fije el cronograma correspondiente, tiene presupuesto para realizar el evento, aprobado por la anterior Asamblea Nacional y el mandato constitucional que lo obliga a ejecutar los comicios durante este año.

El sufragio es la única vía de escape ante la actual presión social que vive el país y el CNE está en la obligación de garantizar la paz al permitir que el soberano se exprese libremente en las urnas.

Cualquier dilación atentaría contra el normal desarrollo democrático de la nación. Es por ello que los rectores del Poder Electoral deben hacer valer los derechos del conjunto de los venezolanos y no participar nuevamente de torpes maniobras que finalmente buscan desconocer la cualidad “participativa y protagónica” de nuestra Constitución, como han pretendido al torpedear la realización oportuna del referendo revocatorio, obligante una vez se cumplan todos los requisitos previstos en la Carta Magna.

El Gobierno, claro está, hará lo imposible por evitar que los venezolanos vuelvan a los centros de votación, porque se sabe perdido. No es necesario tener acceso a las encuestas para percibir lo que en la calle es un sentimiento mayoritario: el chavismo no gana una elección en la Venezuela de 2016.

El movimiento está muy golpeado por una gestión catastrófica que sigue aferrada a un milagro para dejar de boquear. El CNE no debe seguir el juego a Miraflores. Sería un error costoso pretender torcer la historia que apunta a un cambio.

La alternabilidad es algo normal en una democracia y la burocracia en el poder se debe acostumbrar a que vienen otros tiempos y la vida, el país, debe continuar, aún con ellos en el rol de opositores.