Fuera de un pronto movimiento abrupto de las masas, la Guerra de las Rosas en Venezuela será decidida desde el exterior
Heinz Dieterich
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El cuadro de la destrucción
La orden de detención contra la Madre de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini —a quién los asesinos de la dictadura militar argentina “desaparecieron” dos de sus tres hijos— manifiesta el parentesco congénito de la oligarquía criolla con estos regímenes bestiales, y promueve el plan de terrorismo de Estado Cóndor II; el acoso de “Lula” da Silva y la caza de brujas contra Cristina Kirchner y Dilma Rousseff, des-cubre la brutal instrumentalización de la justicia de clase contra el pueblo; el quebranto neocolonial del Mercosur por los cipayos geopolíticos Macri, Temer y Cartes, re-escenifica la infame Guerra de la Triple Alianza contra la autonomía estratégica de la Patria Grande; el inicio de la destrucción monroeísta del gobierno sandinista, apoyada descaradamente por una manada de sinvergüenzas congresistas de la MUD, hace retroceder a Centroamérica a la época de las Repúblicas bananeras; el desarme de la guerrilla colombiana señaliza el fin definitivo de la lucha armada cual vía de acceso al poder; el chavismo, sin salida en Venezuela, refleja la insuperable atrofia estratégica de la clase política criolla; la crisis existencial de la Revolución Cubana, finalmente, apunta hacia la pérdida del único Estado socialista —si bien, del Socialismo del Siglo XX— que jamás ha existido en el continente. En pocas palabras, un cuadro clínico terminal de los gobiernos populares de centro-izquierda y el aviso del “terror blanco” que el Termidor monroeísta-oligárquico retrae a la Patria Grande.
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Tres causas de la derrota épica
Errores propios de esos gobiernos, los poderes fácticos criollos y la geopolítica de la “dictadura bi-partidista” (R. Nader) en Washington, explican el debacle. Para Evo Morales son tres debilidades de la “centroizquierda” que explican sus retrocesos políticos y sociales: a) la incapacidad para enfrentar una guerra mediática; b) para usar las redes sociales y, c) la falta de preparación política de la juventud y el alejamiento de las bases. A esta descripción agregamos los graves errores de sucesión de los líderes de centroizquierda; su incompetencia geopolítica para desarrollar un proyecto estratégico y su software parroquiano-semi-primermundista, que les hace rodearse de intelectuales postmodernos, primermundistas y Pokemón Go —muy fuerte en Venezuela y Ecuador‑ que persiguen fantasmas, no realidades.
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La “revolución bonita” ante los jinetes apocalípticos
En cuanto a los poderes fácticos subversivos que abortan los proyectos de los gobiernos de centro-izquierda, Cristina Kirchner menciona el capital financiero, el poder mediático y el poder judicial. Añadimos el más importante, la Embajada del Tío Sam. A esos cuatro jinetes apocalípticos de la democracia burguesa se enfrenta todo gobierno de extracción y programación popular. Generalmente, en dos, tres lustros sucumben las “revoluciones bonitas” de la centro-izquierda ante los jinetes de la apocalipsis burguesa.
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Una cuchara de su propia sopita
No carece de ironía, que los gobiernos de Venezuela y Nicaragua han aprendido de sus mentores metropolitanos y aplican ahora el ardid en sus propios países. Por supuesto, que Washington y sus intelectuales criollos Pokémon están escandalizados, que el poder ejecutivo de Caracas y Managua use ahora la justicia contra el poder legislativo monroeísta-neocolonial. Sin embargo, Dilma, Lula y Cristina, han de ver con alegría, que la historia les hace tragar a los vasallos de la dictadura bi-partidista una cuchara de su propia sopita. La receta Zelaya-Macri-Temer mejorada epistemológicamente, con inversión del orden sujeto-objeto, y con sabor a amargo.
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Apocalipsis, Made in USA
Washington generalmente no oculta lo que planea hacer. Pero, la falta de cultura general e ineptitud científica-política de las cortes criollas “progresistas”, les permitió mantenerse en la cómoda actitud de no de-codificar la realidad de la lucha de clases a nivel mundial. Cuando la élite neofascista estadounidense y sus cófrades sionistas (neocons), lanzaron públicamente (1995) su proyecto de dominación mundial (PNAC), toda persona medianamente letrada sabía, que después de la Primera Guerra Mundial (Versailles, 1919) y la Segunda Guerra Mundial (Yalta, Potsdam, 1943-1945), la burguesía atlántica iniciaba su tercera reconfiguración mundial de la especie humana. Y, cuando en 2002, el Washington Post reportó, que G. Bush y C. Powell entendieron el atentado de las torres de Nueva York (2001) —configurado por los neocons, sus aliados árabes y sus propios servicios secretos— como una gran oportunidad para reconfigurar las relaciones a nivel mundial (reshape relationships throughout the world), toda persona medianamente letrada sabía, que la sangre iba a correr a escala mundial. Pero, los “progres” y “la izquierda” latinoamericana no son medianamente letrados y por eso no entendieron ni quisieron entender, que el roll back del imperialismo atlántico era inevitable, porque tiene fuerza de ley científica de comportamiento de las macro-potencias capitalistas. En lugar de analizar la geopolítica de la lucha de clases contemporánea, sustituyeron la discusión científica del capitalismo y del Termidor burgués con sus pendejadas del “socialismo del bien vivir”, de “la revolución ciudadana” y del “socialismo comunitario”. Hoy, desde Afganistán a Turquía y Ucrania, los pueblos sienten el terrorífico movimiento de las placas tectónicas de la sociedad global, causado por la “reconfiguración” imperial. Y las ondas sísmicas arribando a las costas de la Patria Grande.
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Bloqueo internacional: futuro de Venezuela
Ante la amenaza de la MUD, de desconocer a las máximas instancias ejecutivas, electorales y judiciales del Estado; y ante la amenaza del Ejecutivo y del TSJ, de desconocer a las fuerzas parlamentarias y partidistas de la MUD, el campo de batalla por el Estado está escenificado. Fuera de un pronto movimiento abrupto de las masas, la Guerra de las Rosas en Venezuela será decidida desde el exterior. La dictadura bi-partidista plutocrática en Washington agregará a la agresión política y mediática el estrangulamiento financiero-económico y el paso final será la amenaza de la fuerza militar hemisférica. Con la economía quebrada, sin organización ni apoyo de las masas, sin narrativa, ni programa de salvación nacional y sin sujetos revolucionarios o solidarios hemisféricos de importancia, será difícil evitar el colapso de la obra que Hugo Chávez empezó hace 25 años.