La desmoralización del chavismo es brutal. Hay un sentimiento de rabia e impotencia al ver como la llamada revolución bolivariana se desmorona cada día en manos de Maduro y Cabello
Humberto González Briceño
I.- DIÁLOGO. El alto Gobierno ya decidió que el referéndum revocatorio no será en el 2016. Si se realiza en el 2017 o no, o en qué condiciones, eso forma parte de otra discusión.
En buena medida dependerá de la presión que ejerza la oposición en la calle. Pero esta decisión implica un alto y grave costo político para el régimen.
En la política interna esto estaría creando más confrontación entre diferentes facciones chavistas en el Psuv y la Fuerza Armada.
En lo externo, en la comunidad internacional, muy pocos países dudan que Venezuela es una dictadura. El diálogo es una estratagema del Gobierno para tratar de usar a la oposición en su intento de legitimar una decisión ya tomada.
El propósito es simple y siniestro. Decirle a la comunidad internacional que el diferimiento del revocatorio no fue una decisión aislada, sino por el contrario una acción consensuada con la oposición.
II.- DESCONFIANZA. El diálogo podría tener un sentido si hay una agenda y si las partes tienen incentivos para intentar una negociación.
Lo cierto es que ni Gobierno ni oposición tienen incentivos reales para negociar. Lo que hay es un esfuerzo de ambos para tratar de lograr ventajas sobre el otro.
Uno de los problemas fundamentales de este diálogo ha sido la falta de confianza entre Gobierno y oposición. El Gobierno ha filtrado versiones maquilladas del diálogo para tratar de desprestigiar y desmoralizar a la oposición.
Con la certeza de que el contrario no juega limpio, es prácticamente imposible dialogar y mucho menos negociar. El diálogo, así planteado, está condenado al fracaso.
III.- DESESPERADO. Esta semana Diosdado Cabello y otros operadores del régimen revelaron públicamente su versión del diálogo y la presunta negociación con la oposición.
Esto ocurrió a pesar de haber acordado con la oposición, Rodríguez Zapatero de por medio, que lo conversado será confidencial hasta al menos lograr definir una agenda.
Pero lo que al principio parecía una escaramuza para desprestigiar a la oposición, parece que tuvo motivos ocultos y ulteriores.
Alguien le informó a Diosdado Cabello, quien no participa en la comisión negociadora por el Gobierno, que él y parte de su red podrían ser sacrificados como parte de esa negociación.
Esto significa la posibilidad de perder protección e inmunidad frente a acciones penales en su contra en un esquema de justicia transicional.
Cabello decidió curarse en salud y torpedear públicamente el diálogo escondiendo su saboteo tras el velo de un ataque a la oposición.
IV.- PADRINO. El general Padrino López es uno de los operadores más eficientes del régimen y uno de los pocos -quizás el único- que aún mantiene credibilidad dentro y fuera del entorno oficial.
Ante el desmembramiento del Psuv, a Padrino López le dieron la delicada misión de repartir comida que no hay. El voluntarismo de Padrino López se está estrellando con la realidad.
Poco a poco el general comienza a sentir la presión de un sistema que tiene profundas fallas estructurales, que no funciona ni funcionará muy a pesar de sus esfuerzos.
Además de esto, el escritorio de Padrino López se llena de legajos de carpetas con expedientes por robo y corrupción cometidos por militares en el negocio de la comida.
¿Qué hará Padrino López con esos expedientes? Pero, lo más grave: ¿que hará ante el fracaso de la misión que le han encomendado? Su credibilidad comienza a sufrir.
V.- DESBANDADA. La desmoralización del chavismo es brutal. Hay un sentimiento de rabia e impotencia al ver como la llamada revolución bolivariana se desmorona cada día en manos de Maduro y Cabello.
Lo que más cuestionan los chavistas no es el fracaso de su gobierno en resolver problemas puntuales de la economía. Lo que más indigna al chavista no enchufado es la bancarrota ética e ideológica del Gobierno y el Psuv.
Un amigo de muchos años, aún chavista de buena fe, me lo resumía así: “Nosotros éramos los llamados a ser mejores que las lacras corruptas adeco-copeyanas, y ahora resulta que somos peores”.