Los indígenas son tan venezolanos como los capitalinos o de otra región “criollizada” del país
Gustavo Luis Carrera
¿QUÉ ES SER INDÍGENA? La respuesta es simple: ser originario o autóctono de un país. Pero, en América ser indígena -o ser indio- es pertenecer directamente, y en grado total o parcial, a uno de los pueblos que históricamente fueron los primeros del continente.
Así, se integran comunidades indígenas: centros poblacionales, pueblos y hasta Estados; donde predomina una población correspondiente a una cultura diferenciada.
¿INDÍGENA O VENEZOLANO? En Venezuela hay un censo de pueblos indígenas originarios y actuales que marca la cifra de 44 etnias (en México se calculan 62), con su lengua, sus usos y tradiciones, sus particularidades raciales.
Algunos pueblos más numerosos y destacados son: guayú (guajiro), guarao, piaroa, cariña, pemón, motilón, yecuana.
Otros, de gran prestigio histórico: caribe, cumanagoto, guaiquerí, chaima, araguaco, añú, ayamán, tiomotes, cuica, paraujano, jirahara, yanomami.
Ahora bien, todos pertenecen a este territorio llamado Venezuela. Están incluidos en su mapa y en su estatuto como Estado.
En el fondo son naciones dentro de un país; como acontece, marcadamente, en casos como los de México, Perú, Bolivia, Paraguay; y otros, en distinto número y porcentaje.
Entonces, quienes pertenecen a esta Venezuela, son venezolanos. ¿O hay alguna duda de ello? Sin olvidar que investigaciones específicas demostraron que el factor sanguíneo Diego, propio de los pueblos indígenas, es el que de modo más notable priva entre los venezolanos.
Todo esto en el orden de ideas de que, de modo palmario, los indígenas son tan venezolanos como los capitalinos o de otra región “criollizada” del país.
EL VERGONZOSO CASO AMAZONAS. Lo que sucede con respecto al estado Amazonas ES INACEPTABLE. Es indigno para los habitantes del estado. Y es vergonzante para los autores de este desafuero.
No hay que ser muy sutil para preguntarse: ¿por qué se ha montado todo este vil tinglado político contra el estado Amazonas? Y tampoco hay que ser muy sutil para dar la respuesta: porque es un estado indígena, con presencia de varios pueblos ancestrales: maquiritare o yecuana, yabarana, hoti, sáliba, piaroa.
¿Por qué no se anularon los diputados de un estado no indígena? Porque en este caso la protesta pública no se hubiera hecho esperar.
En cambio, bien saben que el estado Amazonas se compone de una ciudad capital y de dispersos centros poblacionales, bastante aislados; donde es poco probable una concentración multitudinaria para reclamar sus derechos. ¿Y no asoma su nefando rostro la discriminación racial? Claro que sí.
Como es inadmisible el lamentable juego de mostrar y ocultar de parte de la Asamblea Nacional: se incorporan y se desincorporan los diputados de Amazonas a voluntad, a capricho; inclusive para satisfacer a un Tribunal Supremo en su arbitrariedad (por cierto, recurso ya cumplido antes, sin impedir los exabruptos del TSJ).
Es imposible no percibir que detrás de todo esta maquinación perversa se oculta una discriminación que hace poner en duda que para esos organismos los indígenas sean venezolanos que gozan de sus derechos civiles y políticos.
VÁLVULA: “Permitir cualquier sombra de duda acerca de la venezolanidad de nuestros indígenas, irrespetando sus culturas y desconociendo sus derechos civiles y políticos, es abjurar de la simbolización de nuestros ancestros. Y éste es un pecado que, como demuestra la historia, se paga, irremisiblemente, muy caro”.
