Una desgracia menos, es una desgracia menos en este Valle de Lágrimas
O.E
Jueves 17 de noviembre. Filo de la medianoche. Imperativos de este periódico, me obligan a escribir esta crónica antes del viernes, día en que, quizá, se conozca el veredicto. Para los acusados, mis pronósticos son sombríos.
Cúmulos tan grandes de evidencias, en particular electrónicas, son difíciles de refutar. Sobre todo, en juicios por jurados en los que el supuesto preciosismo jurídico – sus principales defensas– pesan menos.
Sentenciados culpables por el panel de ciudadanos, los sobrinos de la pareja Presidencial, quedarán a merced de la benevolencia del juez, pues podrían recibir hasta cadena perpetua.
En tal supuesto, para los eventuales penados y sus familiares, nuestra muy sincera conmiseración. “Odia al crimen, compadece al criminal”, “no castigues con palabras al ya castigado con acciones” son credos que ejercitamos, sin importarnos que no lo practiquen ciertos tíos.
El optimismo, siempre ha prevalecido en las presentes crónicas y en esta oportunidad no vamos a cambiar. Una desgracia menos en este Valle de Lágrimas es una desgracia menos y a ello hay que darle la bienvenida.
Algo que produciría la consabida celebración entre propios y allegados, sincera o ficticia, porque siempre hay el enemigo solapado, encapsulado, que festeja por hipocresía. Me parece verlo y oírlo:
— ¡Se los dije, que esos muchachos eran unos angelitos…- vociferará en fingido jolgorio, Descabellados Diosdedos, taimado, avieso, retorcido, pues por mampuesto apostó en contra y hasta sirvió de “patrioto cooperanto” de los acusadores.
Sea como sea, un fallo exculpatorio desencadenaría el rumbón bolivariano. Templete, música, caña o quizá, carburante de mayor octanaje.
Los excarcelados serán recibidos como héroes y al grito de “¿qué tiene el Pollo Carvajal que no tengamos nosotros?” exigirán desembarcar por la rampa cuatro, de uso familiar. y de allí, en hombros, directo a reclamar su diputación o alcaldía.
Habrán proclamas, les rendirán honores y el TSJ, imparcial como de costumbre, dictará una cautelar que proscriba del idioma el termino “narcosobrino” reemplazándolo por el de “jóvenes emprendedores”.
Hasta el mismísimo tío aplicará de emergencia, el controvertido decreto, para condecorarlos con la “Gran Torta de Casabe”, en su 1a clase y echará un pie en la “Hora de la Salsa” por la proeza. ¡Azúcar!