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Mitos de la Robolución

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Mito barato, que en Cuba se planificó suspender los billetes de 100 para causar una rebelión


O.E.

De un tiempo a esta parte —en específico en los últimos 18 años— los venezolanos nos hemos habituado a forjarles a ciertos dislates de la Revolución Forajida pretendidas cualidades que, de ninguna manera, poseen. Síndrome del mito, lo llamaremos. Algo que de ninguna manera nos resulta exclusivo.

Sobre el 11 de septiembre, como se sabe, circulan las leyendas urbanas más estrafalarias. Por ejemplo, las de los neonazistas y fundamentalistas árabes, según los cuales los atentados contra las Twin Towers los habrían organizado los judíos. Los antinorteamericanos extremos, por su parte, aseguran que el cerebro del ataque —pese a su notoria carencia de semejante órgano— fue Baby Bush, para que Dick Cheney, su Secretario de Estado, les otorgara contratos en el Medio Oriente a sus asociados de la petrolera Halliburton. Tal mito porta, también, su submito. Según éste, Bush, como Rooselvelt previo al ataque del Pearl Harbor, estaban enterados de lo que se traían entre manos Osama Bin Laden y el almirante Yamamoto, pero les permitieron seguir adelante, el primero para que Cheney hiciese los mencionados negociados y el segundo, para pretextar la guerra a Japón.

Los “Protocolos de los Sabios de Sión” les atribuía a los judíos, confabulación con los masones y los comunistas para hacerse del Poder mundial. No ha faltado quien asegure que los alunizajes de los norteamericanos jamás se produjeron, sino que fueron un montaje televisivo.

El castrocomunismo y sus lacayos del chavomadurismo, por carentes de escrúpulos, son capaces de lo que sea. Pero por ineptos superlativos tiendo siempre a descreerlos capaces de armar la complicada relojería de un complot como lo manda el Demonio.

Mito barato que en Cuba se planificó suspender la validez de los billetes de a 100 para causar una rebelión, que, a su vez, sirviese para culpar a la oposición y a su vez, justificar la disolución de la AN. Pretenden deshonrar buena parte de su criminal emisión de dinero inorgánico. Así de sencillo. Lo demás vino por combustión espontánea. Y claro, si en el camino se les presenta la oportunidad de uno o varios guisos, tampoco van a pelar ese boche.