El economista precisa que el salario mínimo representa el 29,8% del ingreso mínimo y el bono de alimentación el otro 70%, algo discriminatorio porque más de 9 millones de venezolanos no lo reciben. Aclara que el uso del ticket de alimentación se ha desvirtuado
Patricia Marcano
El cálculo de la canasta alimentaria familiar, que mes a mes publica el Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), cumple 20 años este 2017.
Se trata de dos décadas de análisis y registros de un indicador económico que permite evaluar el deterioro (quizás algún día la mejora) del poder adquisitivo de los venezolanos con base en el sueldo mínimo, algo que cobra una importancia determinante cuando el Instituto Nacional de Estadística y el Banco Central de Venezuela deciden no publicar los datos económicos oficiales o retrasar su divulgación.
Oscar Meza, economista y director del Cendas-FVM, recuerda que hace 20 años un sueldo mínimo alcanzaba para cubrir cerca del 50% del costo de la canasta alimentaria, mientras que hoy solo llega al 5,9% del monto.
“No olvido nunca que el candidato Hugo Chávez Frías, en 1998, denunciaba como un hecho absolutamente injusto desde el punto de vista social que el salario mínimo fuera de 100.000 bolívares y la canasta alimentaria costara alrededor de 220.000 bolívares. Decía que era una in justicia. Imagínate si ahora Hugo Chávez Frías pudiera denunciar que se requieren casi 20 salarios mínimos para comprar la misma canasta alimentaria del 98, y de paso con escasez. Porque la escasez no existía hace 20 años”, indica Meza.
«Es posible que 2017 sea peor»
¿Cuánto se deterioró el poder adquisitivo de los trabajadores el año pasado?
Los últimos datos que tenemos son de noviembre de 2016. Los de diciembre se están procesando. En 2015 se requerían 9,7 salarios mínimos para poder cubrir el costo de la canasta alimentaria, que en diciembre de 2015 era de 93.600 bolívares. Para noviembre de 2016 la canasta alimentaria se ubicó en 460.381,55 bolívares.
En términos porcentuales la variación de precios, acumulada en 11 meses, es de 391,9%. Y entre noviembre de 2015 y noviembre de 2016 el aumento porcentual fue de 480,9%. La canasta alimentaria de noviembre de 2015 costaba 79.255 bolívares y noviembre de 2016 costó 460.381,55 bolívares.
El dato más relevante para responder la pregunta es que en diciembre del año pasado se requerían 9,7 salarios mínimos para poder cubrir el costo de la canasta alimentaria y hasta noviembre se necesitaban 17 salarios mínimos. Finalizamos el año, con toda seguridad, cercanos a 20 salarios mínimos para cubrir el costo de los alimentos. En 1998, hace casi 20 años cuando comenzamos con este indicador, se requerían 2,24 salarios mínimos y ese había sido más o menos el comportamiento del número de salarios que se requerían, que es la manera como medimos el poder adquisitivo.
¿Y hasta qué año se mantuvo esa cantidad estimada de 2,24 salarios?
En promedio hasta el año 2012 se requerían 2 salarios mínimos, más o menos, para cubrir el costo de la canasta alimentaria. Y ya estamos acercándonos a los 20. Eso quiere decir que en 20 años se ha pasado de 2 a 20 salarios mínimos, porque con seguridad los datos de diciembre lo ubicarán en no menos de 18 salarios mínimos. Eso mide el deterioro. ¿Quién gana 18 salarios mínimos para cubrir el costo de la canasta alimentaria? El promedio salarial de un venezolano empelado formalmente está en el orden de 1 salario mínimo y medio, 2 o 3 salarios mínimos máximo.
Llevamos una data de casi 20 años que nos permite concluir que 2016 ha sido el peor año, hasta ahora, en materia del deterioro del poder adquisitivo del salario y de las pensiones, porque en el caso de los trabajadores hay un bono de alimentación pero en el caso de los pensionados no, solamente están los 27.092 bolívares de pensión y más nada. Es una situación absolutamente inédita en la historia moderna, del siglo XX y lo que va del siglo XXI, porque sin duda ha sido el peor año para los trabajadores venezolanos. Y es posible que 2017 sea peor.
«este Gobierno que se dice socialista, que se dice obrero, acabó con el salario»
¿Qué tanto se puede comprar con el sueldo mínimo actual?
El poder adquisitivo del salario mínimo respecto al precio de la canasta alimentaria de noviembre es de 5,9%. Menos del 10%. Ese es el dato más revelador porque el déficit del salario mínimo es de 94,1%. ¿Cuál es la traducción? Que el poder adquisitivo del salario mínimo fue pulverizado, lo convirtieron en polvo cósmico; justamente este Gobierno que se dice socialista, que se dice obrero, acabó con el salario.
La proporción a lo largo de estos 20 años era más o menos 50%, y en esos momentos decíamos que era un escándalo que se requirieran dos salarios mínimos o un poquito más para poder cubrir la canasta alimentaria. Pasamos de 45%, 48% o 50%, e incluso llegaba a 100% cuando se ajustaba el salario mínimo y se recuperaba el poder adquisitivo, a 5,9% según este método que nosotros inventamos; o por lo menos no existía en Venezuela. Anteriormente no había ninguna obligatoriedad de ajustar el salario mínimo ni tampoco era comparado con nada.
¿Cómo surgió ese indicador?
El indicador de la canasta alimentaria se construyó precisamente para medir el poder adquisitivo del salario. Antes de la reforma laboral de 1997 no había ninguna obligación de ajustar el salario mínimo en ningún tiempo. Esa era una potestad del Presidente o del Congreso Nacional en aquella época, a través de una ley. El resto eran ajustes por decreto una vez que el Presidente consultaba a los organismos más representativos de los trabajadores, de los empleadores y al consejo de economía que existía desde 1946. Se ajustaba el salario en riesgo del aumento del costo de la vida, eso era lo que más o menos decían tanto los artículos de la Constitución como de la Ley Orgánica del Trabajo antes de 1997.
Es a partir de 1997 que los trabajadores, representados por la CTV y las centrales sindicales que participamos en la comisión tripartita que se instaló en 1996, acordamos que el salario mínimo debería revisarse y ajustarse por lo menos una vez al año teniendo en cuenta, entre otras variables, el costo de la canasta alimentaria. Esa es la razón por la cual construimos el indicador, paralelo a la canasta alimentaria normativa, que es la canasta oficial que debería publicar el INE y que entiendo ya lleva meses que no la publica.
«consultamos más de 21 mil datos, de observaciones de precios, en supermercados y mercados municipales»
¿Desde cuándo se publica?
Comenzamos a trabajar en esa idea en el año 96, a propósito de la instalación de la comisión tripartita. Afinamos el proyecto de la canasta alimentaria, decidimos hacer los estudios y montarnos en el proyecto en 1997 y por eso se publica de manera ininterrumpida desde 1998, cuando hicimos los estudios previos de consumo, montamos la canasta, hicimos encuestas de consumo en familias trabajadoras en Caracas, Miranda, Maracay y Valencia, con el apoyo de los sindicatos con los que teníamos contacto, y con eso logramos construir la data del consumo sobre la cual hemos ajustado los precios durante 20 años. Así que este año el indicador de la canasta alimentaria estará cumpliendo 20 años y el Cendas de la FVM 15 años, porque comenzamos en enero de 2002.
¿Cómo hacen los cálculos? ¿Son los precios más altos o son promedios?
Nosotros consultamos más de 21 mil datos porque no tenemos la capacidad que tiene el INE. Son más de 21 mil observaciones de precios y los hacemos fundamentalmente en el oeste de Caracas y en los Valles del Tuy, en supermercados y mercados municipales. Vamos como consumidores, porque ya no los podemos hacer como encuestadores, y tomamos nota de los precios. Se meten en una base de datos y con eso se hace un promedio que usamos para calcular, por eso hay gente que dice que no ve representado su precio en el promedio, o que están desactualizados, y es porque hablamos de meses concluidos.
Esa es una muestra que creo puede estar bastante en línea con lo que maneja el BCV, teniendo en cuenta las diferencias de la canasta de bienes y consumo que utiliza el BCV para mantener el seguimiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que por supuesto es una canasta mucho más amplia. La nuestra, la del Cendas, es una canasta de 58 productos, la normativa del INE tiene 50, y la de bienes y consumo del BCV tiene muchos más, tiene todos los productos indispensables y que derivan de la encuesta de presupuesto familiar que lleva el BCV, así que el indicador más completo sería el del BCV.
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POLÍTICA ERRÁTICA
¿Qué impacto tuvieron los aumentos de sueldo que se dieron el año pasado?
El impacto fue en la inflación y eso es todo lo contrario a lo que un trabajador necesita. Un trabajador necesita recuperar el poder adquisitivo real del salario y eso se logra abatiendo la inflación, estabilizando los precios para que realmente los ajustes del salario que se realicen sean sobre la base de la productividad, de la capacidad que tiene el trabajador de influir en la producción de bienes y servicios, por decirlo de una manera sencilla.
Los ajustes por decreto lo que hacen es servir de combustible a la inflación. El Gobierno no ha sido capaz de reconocer, ni mucho menos de enfrentar, el problema central que es la inflación, que la causa fundamentalmente el Gobierno por su política económica y por la emisión de dinero. Mientras sean aumentos nominales lo que hacen es inyectarle más combustible a la inflación y obviamente deteriorar el poder adquisitivo. Además en las últimas semanas lo que hemos visto es esta política monetaria errática y tan irresponsable del Gobierno, con el decreto a muerte del bolívar fuerte, del billete de 100. Yo creo que ahí vimos exactamente la importancia que tiene el dinero como medio de pago.
El año pasado aumentó varias veces el monto del cestaticket y creció exponencialmente la brecha con el salario mínimo. ¿Esa es una medida correcta o equivocada?
El salario mínimo viene siendo el 29,8% del ingreso mínimo, que estaría ubicado en 90.812,10 bolívares, y el 70% es cestaticket, que no lo percibimos los pensionados ni tampoco los que están en el sector informal de la economía. Entre los desocupados y la economía informal estaría la mitad de la fuerza de trabajo. Más de 6 millones de trabajadores no reciben el bono de alimentación, ni lo reciben más de 3 millones y medio de pensionados.
«entramos en la autopista de la hiperinflación»
Hay que recordar que el ticket de alimentación surge de un decreto de comedores industriales que hizo el presidente Jaime Lusinchi en la década de los 80, a solicitud de la CTV, entre otras razones porque había problemas con la alimentación de los trabajadores. Luego eso derivó en una ley de alimentación de los trabajadores, que era un cestaticket, y en 1997, en la comisión tripartita, logramos salarizar los bonos y llevar el sueldo mínimo a 100 mil bolívares en 1998. En adelante todo lo que era bono constituía parte del salario y tenía impacto en las prestaciones sociales, aguinaldos, etcétera.
Ahora tienes lo contrario, 70% es el bono de alimentación, que no lo percibimos los pensionados. Eso es una discriminación que ya habíamos superado hace 20 años, que golpea muy fuerte a los pensionados. El trabajador que lo recibe lo que hace es sumar el monto del cestaticket para comprar la canasta alimentaria, y frente a eso la pregunta es cómo hace el trabajador para comer todos los días, porque para eso es el cestaticket según la Ley. Se desvirtuó la ley de Alimentación de los trabajadores porque no era para eso, no era para juntarlo. En cambio el objetivo del salario mínimo sí es que cubra por lo menos el monto de una canasta alimentaria familiar.
¿En cuánto estiman la inflación de los alimentos según los cálculos de la canasta?
El dato de la canasta alimentaria de noviembre arroja una inflación anualizada, de noviembre a noviembre, de 480,9%. Eso significa, dividido entre 12, una inflación mensual de 40,08% y entre 30 una inflación diaria de 1,3%. Esa es la razón por la cual decimos en el último informe que se necesitan 15.350 bolívares diarios para poder comprar los alimentos básicos.
¿Cuáles fueron los alimentos que más aumentaron el año pasado?
Te puedo mencionar los seis que más han aumentado: el hígado de res aumentó 4176% porque costaba 106 bolívares el kilo hace un año, en los datos nuestros, y un año más tarde cuesta 4.533 bolívares. La gente recurrió al hígado de res para tener proteínas cuando se presentó el problema con la carne, el aumento. El azúcar aumentó 4.034,50%; hace un año costaba 90 bolívares el kilo y ahora está en 3.722,05 bolívares. La harina de maíz costaba 60 bolívares el kilo hace un año y ahora está en 2.413bolívares, aumentó en 3.900%. El aceite Mazeite costaba 104 bolívares hace un año, en noviembre de 2016 costaba 2.854 bolívares, 2.744% de aumento. El café costaba 310 bolívares el medio kilo hace un año, ahora 5.782 bolívares, eso es 1.765,36% de aumento. La leche en polvo costaba 288 bolívares, ahora 4.615 bolívares, eso es 1.502% de aumento.
«Los ajustes del salario mínimo por decreto lo que hacen es servir de combustible a la inflación»
Y en términos de los rubros, los que más han aumentado en un año son: azúcar y sal 3.755,2% de aumento, grasas y aceites 2.005,7%, café 1.765,4% de aumento, cereales y sus derivados 1.538,4%, salsas y mayonesas 1.091,6%, granos 516%, raíces, tubérculos y otros 408,5%. Frutas y hortalizas 343,9%, leche, quesos y huevos 339%. Carnes y sus preparados 312%. Pescados y mariscos 248,9%.
Esto lo que te indica es que entramos en la autopista de la hiperinflación, así a algunos economistas no les guste. Los números están señalando claramente que entramos en la autopista de la hiperinflación y que, salvo que se de una vuelta en U absolutamente audaz, no pareciera que nos vamos a salir fácilmente de ella en su dimensión real, si se buscan subterfugios como los que ha buscado el Gobierno. Si el Gobierno sigue insistiendo en que es una guerra, conspiración de Obama, etcétera, pues por supuesto no se va a poder enfrentar el problema real que tenemos en este momento.
¿Y en el caso de la escasez, en cuánto se ubica y desde cuándo la registran?
Cuando comenzaron los estudios de la canasta alimentaria hace 20 años eso no existía, no era un problema. Lo estamos registrando desde el año 2007, ese indicador es cosecha de la revolución. Comenzó en 10,7% y ha terminado en 29,31% en noviembre, gracias a las medidas que el Gobierno adoptó de permitir la importación a de productos con el dólar libre o como fuera. Gracias a ello fue que bajó un poquito el nivel de escasez que veníamos registrando. Tenemos escasez en 17 de los 58 productos, que equivale a 29,31% de escasez en la canasta alimentaria familiar.
Esto puede crecer en la medida en que empeore la situación del país. Por ejemplo en Ciudad Bolívar. ¿Cuáles serían los niveles de escasez si desaparecieron por lo menos 350 establecimientos que distribuían bienes y productos? La escasez allí debe ser mucho mayor. No hay que ser demasiado agudo para pensar que en esos estados donde hubo esos estallidos en diciembre, producto del billetazo de 100 bolívares, la escasez debe ser muchísimo más aguda que la que estamos reflejando en el mes de noviembre.
«El indicador de la escasez es cosecha de la revolución»
LECCIÓN COLATERAL DE LA CRISIS
¿Qué puede hacer la gente en esta crisis para rendir el dinero?
Aquí lo que queda es hacer un uso más racional del consumo, seguir con la solidaridad que ya practicamos entre la familia, compañeros de trabajo e incluso entre los vecinos, que es lo que ha venido amortiguando la situación. Creo que vamos a tener que aprender, aunque sea a regañadientes, a consumir de manera más racional, a reparar, a reciclar, a reusar. Por eso las zapaterías tienen ahorita altísima demanda, por los altos precios de los zapatos, igual que las costureras y sastres. Eso lo veo como una lección colateral de esta crisis. Es posible que esto nos ayude a apreciar más eso de que “éramos felices y no lo sabíamos”. Por supuesto no estoy justificando en modo alguno el método, bajo ningún concepto, pero sin duda alguna los venezolanos, el consumidor, en términos microeconómicos ha tenido que redimensionar sus gustos y sus preferencias, no tiene otra alternativa.
Creo que eso no nos hace daño para el futuro sino que nos ayudará a valorar más el esfuerzo, a valorar más lo que teníamos en términos de los gobiernos civiles y democráticos y que, con toda seguridad, cualquiera de ellos fue mucho mejor que esto que tenemos hoy, esta opresión que estamos viviendo y que es el control del Estado por parte de unas mafias y grupos militares que controlan el poder, y que por lo visto no están dispuestos a soltarlo aún a costa de este enorme sacrificio que está haciendo el pueblo venezolano.
¿Cuáles son sus expectativas sobre el 2017?
Es grave cómo se ha deteriorado el consumo. Las perspectivas que se pueden tener para el próximo año son totalmente ciertas en el sentido de que es un Gobierno que no va a rectificar, no solamente por el tema del billetazo, sino también por el no reconocimiento del problema de la inflación y por lo que hizo la gente de la Sundde con la expropiación, con el robo de mercancía, porque es muy difícil que la gente con alguna posibilidad de invertir en el país lo vaya a hacer. El panorama que viene para este año es mucho más difícil, desolador desde el punto de vista económico y social, y por eso estas desangeladas navidades, porque ya sabemos que las navidades se mueven sobre la base del consumo en cualquier país del mundo.
«Hay que seguir estimulando y construyendo la conciencia ciudadana y el accionar ciudadano que se impone por sobre los partidos»
Si usted maltrata el consumo, maltrata los medios de pago, si ya veníamos acumulando una caída importante del poder adquisitivo del salario, y adicionalmente tenemos un problema severo de escasez, imagínese ahora con la escasez de efectivo y escasez de confianza. Lo del billete de 100 terminó de sepultar cualquier posibilidad de encendido de los famosos motores que prometió el Gobierno y se perdió en buena medida el trabajo que hizo en el Consejo de Economía Productiva.
¿Prevén algunos escenarios para este año?
Creo que este colapso puede llevar a endurecer la represión y opresión del Gobierno, sin elecciones; ese es el primer escenario. O ese colapso puede también averiar el poder de las mafias que controlan el poder y procurar una salida democrática e institucional y no una salida violenta. Y el otro escenario es la sumisión y la esclavitud de la población, esa es una tercera opción que no hay que descartarla. Lo que creo es que hay que seguir estimulando y construyendo la conciencia ciudadana y el accionar ciudadano que se impone por sobre los partidos, porque este siglo XXI no es el siglo de los grandes partidos ni de las grandes centrales sindicales como sí lo fue el siglo XX.
Este es el siglo de la ciudadanía, si hay alguna revolución en marcha es la revolución de los ciudadanos. La ciudadanía cobra cada día un perfil mucho más beligerante, deja de ser un ente amorfo y comienza a tener un sentido. Tiene que ser un actor que se incluya en la mesa de diálogo por parte de una reestructuración que tiene que hacerse de la Mesa de la Unidad.
Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net