Demasiado ha aguantado el pueblo colombiano. Masacres completas impunes. Estados Unidos e Israel apoyan. El Vaticano calla
Julián Rivas
La oligarquía colombiana es bellaca por vieja y por diabla. Definitivamente me propongo publicar en cuestión de semanas “Los Diablitos Diplomáticos de Colombia”. Será una contribución para conocer a Colombia. Una sencilla guía para la acción.
Nada nuevo bajo el sol de dos siglos. El vicepresidente colombiano nos llama “venecos”. Un insulto. Hace dos siglos el joven Lorenzo María Lleras también insultaba a Bolívar y los soldados venezolanos asentados en Bogotá. La misma tropa que había dado la independencia a Colombia.
El joven Lleras, hijo de un militar y comerciante español que antes de llegar a la capital virreinal había pasado por Panamá, era un muchacho entre 15 y 18 años cuando Francisco de Paula Santander lo captó para publicar pasquines y conspirar contra Bolívar y los venezolanos.
Lorenzo María Lleras había nacido en Bogotá en el año 1811. Es decir que para el 25 de septiembre de 1828, fecha cúspide “la conspiración septembrina” para asesinar a Simón Bolívar, contaba con 17 años. Formaba parte del grupo de jóvenes estudiantes que bajo el espíritu “liberal” de Santander, acusaban a Bolívar de dictador, e insultaban a los venezolanos, muchas veces acusados de tropa de ocupación en Bogotá. Tras el fracaso de la conspiración, con Padilla fusilado, Santander expulsado de Colombia, el joven Lleras pegó la carrera y pasó casi cuatro años en Estados Unidos hasta que, una vez disuelta Colombia, con el retorno de Santander al Gobierno de Bogotá, en 1932, volvió a sus rediles.
Estos Lleras siempre se declararon liberales, desde entonces han sido amamantados por Estados Unidos. El joven Lleras, vale decir, tuvo 15 hijos, y para no quedarse atrás en la orientación endogámica de la oligarquía colombiana, tuvo dos esposas, que casualmente eran hermanas, una después de la otra: Liboria y Cleotilde Triana Silva.
De una de las ramas matrimoniales de este Lleras nació Felipe Lleras Triana, padre de Alberto Lleras Camargo, el hombre de los Estados Unidos en Colombia, tanto así que amenazaron a la dictadura de Rojas Punilla con acciones punitivas si le tocaban un pelo. A Lleras Camargo le tocó la tarea encomendada por los gringos de conformar entre 1956 y 1957 el frente Nacional, precursora del puntofijismo venezolano. Lleras Camargo buscó a Laureano Gómez, jefe del Partido Conservador, para darse gobiernos presuntamente democráticos, a la medida de la agenda de los gringos. Fue el pacto de Sitges, un balneario cercano a Barcelona, España, el 20 de julio de 1957. Franco, dictador español, protegía a don Laureano, fachos y totalitarios, represivos y anticomunistas. Una pelusa.
Lleras Camargo, famoso periodista, condecorado por universidades gringas, fue el primer secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), en 1948, el ministerio de colonia de los gringos. Fue el ascenso meteórico de un lustro, porque en 1943 fue embajador en Estados Unidos, canciller colombiano, y tras la renuncia de Alfonso López Pumarejo a la presidencia de Colombia, desde agosto de 1945 hasta agosto de 1946, le tocó asumir la presidencia de Colombia. Bravo el muchacho.
Recapitulemos al joven Lleras, quien se hizo poeta, educador, periodista, y político con algunas incursiones en la infinitivas de conflictos bélicos que le tocó a Colombia en el siglo XIX. Bueno, el joven Lleras, quien llegó a confesar su amor por Santander, también en su historial registra que fue secretario de Relaciones Exteriores (Canciller) del presidente José María Obando en 1853, el mismo Obando que fue realista, que enfrentó a Bolívar en Pasto y que es señalado como el autor intelectual del asesinato del Mariscal Sucre, de quien por esta semana se cumplen años de su nacimiento.
Entonces no se sorprenda que el chozno Vargas Lleras, vicepresidente de Juan Manuel Santos, insulte a los venezolanos. “No habrá viviendas para venecos”, gritaba destemplado en Tibu. Es de la misma saga que llamaba “longaniza” a Bolívar, de los que fraguaron el asesinato del coronel Leonardo Infante, por negro y venezolano, que para ellos es lo mismo. De los que envenenaron a Anzoátegui como fórmula para liquidar a un oficial en ascenso. ¿Van a seguir creyendo que es un caso aislado? Es la oligarquía colombiana, compadre, la misma que ahora está aliada a la OTAN y a Israel, la misma que hace juegos sobre una presunta “somalización” de Venezuela. Pelen los ojos, por Dios.
Este Vargas Lleras que hoy es vicepresidente de Colombia es nieto de Carlos Lleras Restrepo, presidente de la República entre 1966 y 1970, en el marco del pacto del Frente Nacional. Carlos Lleras Restrepo era hijo de Federico Lleras Acosta, quien a su vez nació en 1877, en el marco del segundo matrimonio del joven que amaba a Santander e insultaba a Bolívar. Por lo demás, queda claro que para 1877 Lorenzo Lleras tenía 68 años y todavía tenía empuje. Seguramente comía sano.
Vargas Lleras es hijo de un abogado de nombre Germán Vargas Espinoza. La madre, Clemencia, es hija de una española casada con Carlos Lleras Restrepo. Qué bella es la crónica social. Un bellaco como Lorenzo María Lleras ha dado una prole que parece de la nobleza. Por eso Colombia es una República cuasi monarquía constitucional.
Demasiado ha aguantado el pueblo colombiano. Masacres completas impunes. Estados Unidos e Israel apoyan. El Vaticano calla. No puede ser de otra manera. En Colombia un casi cura, Marco Fidel Suárez, fue visto como “testigo de Cristo” y fue canciller y presidente. Ante los gringos vendió los derechos a reclamar Panamá. A la vez, su compadre y socio político Miguel Antonio Caro fue señalado por un arzobispo como “Paladín de Cristo”. Fue el que hizo el Concordato con el Vaticano. Esta gente no tiene pa’ perder con nadie. Los apoya el diablo y creen que tienen el apoyo celestial. Así son los reaccionarios. Ja.
Prepárense para que compren el libro. Viva el pueblo. Viva Venezuela.