Existe una oposición controlada desde el exterior. Dan pena, muestran sus inclinaciones fascistas y racistas
Julián Rivas
Mi abuela de Paria siempre contaba la historia de un hombre que fue amarrado a un árbol en medio de un patio. Se armó una pelea, llovían insultos, piedras, palos y botellas. Surgieron machetes y chopos. Eso era golpes y luchas, ayes, gritos, mentaderas de madres y maldiciones. ¡Una pelea, pues! El hombre amarrado gritó: ¡Qué vaina, y yo amarrado!
Siempre recuerdo esa historia, se me dibuja la imagen de mi abuela y me viene una sonrisa. Ese cuento es parte del repertorio de narraciones de ella. Ella expresaba de manera oral, viva, popular, algo de lo que a lo largo del tiempo ocurrió en ese espacio cultural que es la Península de Paria. La Tierra de Gracia es rica en historia, precolombina, de conquista, luchas interimperiales, antimperialistas, de independencia y republica. De algún lado debió salir ese cuento.
Pero estos días vi otra dimensión del referido relato. La salida a las calles de una oposición interna, perrorabiosos, queriendo quemar cuanto bien se les ponga en medio, insultando, armando bronca, lanzando piedras y palos, y recibiendo gases por supuesto. Una jarana, pues.
¿Dónde está el pueblo, la gran mayoría, como participa para dar un giro popular, nacionalista y revolucionario a todo este desmadre que amenaza la soberanía nacional? El pueblo parece amarrado. Qué vaina.
Vamos al centro del problema. Lo que se debe hacer: garantizar la democracia revolucionaria. La independencia nacional. Que el pueblo participe. Ojo, hay una ley inexorable de la vida, en todo, amor, matrimonio, sociedad, en la existencia: un antes y un ya es tarde. Por favor, adoptemos a tiempo decisiones que garanticen democracia revolucionaria y la independencia nacional. Con pueblo, no cúpulas. Con calle. No diálogos de alfombras. Hagamos asambleas populares, a eso le teme la burguesía.
Insisto: Estamos amenazados por el anglosionista internacional que globalmente se ha vuelto más belicoso. Existe una oposición controlada desde el exterior. Dan pena, muestran sus inclinaciones fascistas y racistas. Por estos días salen rabiosamente a las calles, para baldonar y lanzar fuegos contra los funcionarios de seguridad, contra la gente pobre que no comulgue con ellos, y para pedir una intervención extranjera sobre nuestro territorio. Todo esto es inadmisible.
El imperio de estos tiempos hace uso de la cibernética. El rumor, el chisme y la propaganda de guerra forman parte de la gran pelea de clases.
Una mala imagen de Venezuela se transmite al mundo. ¡Cámaras y acción! Es la orden. La prensa interna y externa, como el “New York Times”, es decir la voz del Pentágono, arrecia la campaña de injerencia imperialista en Venezuela. El mensaje igualmente está dirigido a generar miedo y angustia en el pueblo para abrir paso a la sumisión a Washington. ¡Hay que confrontarlos, con el pueblo!
La cúpula de la iglesia
Otro ejemplo absurdo de estos días de Semana Santa, la cúpula de la Iglesia está en guerra perrorabiosa. Pero algo se sabe: donde está la cabeza de esa iglesia en Venezuela, históricamente, está el demonio. Reto al más pintao a que me desmienta.
Las burguesías generan ilusiones monárquicas y/o demoliberales y la cúpula de la Iglesia los bendice. Es la tradición cupular eclesiástica. Se opusieron a la independencia, apoyaron al ladrón Juan Vicente Gómez, pero ahora el fascismo engalana con banderas de Venezuela la catedral de Mérida. ¡Gritan libertad! Caramba.
“Es imposible rezar con hambre”, dijo el arzobispo de Coro, Roberto Lückert León. La prensa burguesa celebró la expresión del alto sacerdote. Hace rato que Daniel Santos cantó: ¡Borracho no vale!. A su vez el Cazador Novato, en su canción “Una vez yo fui cura”, advirtió: “Sepa que esa profesión es para los hombres machos. El jefe dice no tomes, pero él vive borracho”… ¡Con Lückert no se puede! ¡Sin caña tampoco reza!
Gente de terror
El mundo se ha globalizado tanto que los llamados conflictos internos, armados o no, tienen un ingrediente, la intervención foránea. Por eso se habla de conflicto interno internacionalizado (CII) Eso ocurre en Siria, país agredido por John McCain, promotor de terroristas. Ah, pero el delito de agresión no está vigente en la Corte Penal Internacional. Que manguangua.
Mire, lo que hace el uruguayo Almagro en la Organización de Estados Americanos (OEA) es una agresión contra Venezuela. Es que nuestro país parece una nación amarrada. Los opositores perrorabiosos gritan que los tratados internacionales firmados por Venezuela son ley. Por eso
ellos, carmonistas, violan la Constitución y las leyes vigentes. Algo más curioso, a Venezuela se le menoscaba su soberanía, con cinismo y descaro. Un ·stado es soberano según el derecho internacional si cumple tres premisas básicas: territorio, población y reconocimiento internacional de otros estados. Pero increíble, vea: Uno: “Chile ‘exige’ a Venezuela que informe lugar de detención de Braulio Jattar”. Eso fue en 2016. Ahora el copeyano Roberto Enríquez conspira, lo pillan, se exilia en la embajada chilena y Chile le da apoyo por razones humanitarias. En liza está un diputado de origen chileno, de apellido Pizarro. Mucamo de Ismael. Guarimbero, y seguramente chileno.
Dos, caso raro, Freddy Guevara. Este sujeto lugarteniente de Leopoldo López, tiene retaguardia en Perú. Vergacion, diría un maracucho. En febrero pasado la Cancillería de Perú “expresó la protesta, malestar y rechazo del Gobierno del Perú hacia la administración de Nicolás Maduro en Venezuela, por el seguimiento realizado al primer vicepresidente de la Asamblea Nacional de ese país, Freddy Guevara, en territorio peruano”.
Todo porque se divulgo un vídeo de las actividades de este señor durante su visita al presidente Pedro Pablo Kuzynski, gringo y anglosionista. Resulta que este señor Guevara es hijo de peruanos. Caramba, grave. Puede quemar a Venezuela, como Nerón. Y no puede ser apresado. Perú estaría dispuesto a hacernos bloqueo naval, con apoyo de Almagro, y la bendición de Urosa Sabino. De paso, el sobrino de este Cardenal acaba de pedir intervención extranjera porque una bomba lacrimógena es gas químico. Ese sujeto es sionista e israelí: el alcalde Smolansky. ¡Caramba, el país está amarrado! Hay que liberarlo una vez más. ¡Viva el pueblo