Una ANC como la ha convocado Maduro acabaría con el chavismo como fuerza política, aceleraría el derrumbe de la República y destruiría lo que queda de la FANB
Humberto González Briceño
El rechazo el 80 % de la población a Maduro no es ficción. Esta realidad se ha confirmado luego de más de dos meses continuos de protestas que han convulsionado al país y que parece seguirán en aumento a pesar de la escalada represiva del régimen. El caos político, social y económico sumado a la más brutal represión contra la población civil ha puesto a Venezuela en una situación de guerra civil donde una minoría, con el apoyo de sectores inmorales de la Fuerza Armada, intenta imponerse sobre el resto de la sociedad que es la mayoría.
Sabiendo que cuenta con los resortes básicos para mover a los militares en su favor, el Gobierno ha llegado al descaro de asumir su cualidad de minoría política e intenta gobernar en tal condición. La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente fraudulenta y sin referéndum popular consultivo pretende darle un piso legal a un régimen que impúdicamente admite que ha perdido toda legitimidad frente al pueblo. Esta búsqueda afanosa de una legalidad “a la fuerza” los ha llevado a convocar una Constituyente exprés pasando por encima de la propia Constitución y admitiendo que quizás no voten ni siquiera cien mil personas.
La locura de Nicolás Maduro, secundada por la camarilla Cabello, El Aissami, y Rodríguez, ha creado un cisma en el chavismo donde se enfrentan dos posiciones distintas e irreconciliables: Constitución vs. Constituyente. Los primeros defienden mantener intacta la Constitución vigente como legado directo de Hugo Chávez. Los segundos alegan que hay que cambiarla, aunque en realidad se ve claramente la intención de alterar violentamente las reglas del juego político para asegurar su permanencia en el poder a pesar de ser minoría.
Este debate es crítico para prever el desenlace de esta crisis ya que su resultado podría cambiar la correlación de fuerzas en el sector militar mayoritariamente chavista. Allí también se confrontan ambas tesis pero, a diferencia de la discusión civil, en el sector militar las desavenencias serán dirimidas en un conteo preliminar de batallones y guarniciones.
A pesar de los vergonzosos niveles de corrupción que corroen hoy a la FANB, allí parece existir un sentimiento genuino de lealtad a la Constitución de 1999 como legado histórico directo de Hugo Chávez. Entonces para los militares el debate entre Constitución Vs. Constituyente cobra una especial importancia existencial, porque va más allá de proteger los intereses de la cúpula o los delitos de narcotráfico, corrupción y de lesa humanidad cometidos por altos oficiales. Para estos militares en el seno de la FANB lo que está en juego es el legado de Chávez, la integridad de la República y el futuro mismo de la FANB.
Una Constituyente como la ha convocado Maduro acabaría con el chavismo como fuerza política, aceleraría el derrumbe de la República y destruiría lo que queda de la FANB. Pero en el chavismo militar la confrontación Constitución Vs. Constituyente parece esconder otra más visceral: la de supervivencia vs. complicidad.