La victoria electoral de Chávez en 1998 conllevó a que quienes no creían en tiempos duros, se sumaran a la burocracia. Ahora hay de todo, como en botica
Julián Rivas
Les confieso que leí Juntacadáveres a fuerza de voluntad. Eso fue hace un cuarto de siglo. En un tiempo en que la literatura latinoamericana estaba de moda. Quería saber cómo era la narración de Juan Carlos Onetti. Fue todo un sufrimiento.
No pretendo hacer juicio literario, Onetti es un gran escritor. Más digerible en el uruguayo su relato “El Astillero”, más fluida. Es en cierto sentido la continuidad de Juntacadáveres. No es fácil leer a Onetti y debo decir que no es de mi gusto. Pero tiene su puesto bien ganado. Simplemente recuerdo esta novela a propósito del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien parece un “junta cadáveres”.
Venezuela está amarrada. La oposición venezolana se lanza a manifestaciones violentas, vandálicas y Almagro parece que disfruta sumando los muertos. Por eso lo de Juntacadáveres. A Venezuela le están vedadas todas las atribuciones que se confieren las autoridades del mundo.
Un amigo cada vez que ve la inseguridad en nuestro país, simplemente envía copia del anverso del billete de cien dólares de Singapur. Ahí aparece un hombre en el patíbulo. Se dibuja el orden, la limpieza, la autoridad.
A Venezuela la quieren convertir en un gran relajo, todo con el fin de que sea caldo de cultivo para una dictadura de la burguesía. Este es el único país del mundo en que unos diputados llaman abiertamente a la insurrección y no les pasa nada.
Pero ciertamente la OEA va a marcar récord histórico de minutos discutiendo los asuntos de Venezuela. Poco dicen de México. Por el contrario, la beligerancia de la clase política mexicana es asombrosa. Un país asolado por el narcotráfico, donde este negocio parece política de Estado. Qué pena.
Los invito a revisar las declaraciones del expresidente Vicente Fox a favor de la legalización de todas las drogas: “La (legalización de la) marihuana es un primer paso”, dijo Fox a Reuters en noviembre de 2015. Curiosamente Fox ha estado vinculado por décadas a Coca Cola. Pero este es el capitalismo de esta gente pseudodemócrata latinoamericana y progringa, incluyendo la oligarquía colombiana.
Ahora, para colmo, vemos que la fiscal general tomó el camino del desconocimiento de las normas. Qué pena. Bueno, muchacho que es barrigón y la mamá que lo pellizca… Pero le digo, no me defienda, comadre. No le creo. Pero, vaya una pregunta, ¿dónde estaba esta señora cuando unos pocos estábamos con Chávez? Bien lejos.
Este es el centro del problema. La victoria electoral de Chávez en 1998 conllevó a que quienes no creían en tiempos duros, se sumaran a la burocracia. Ahora hay de todo, como en botica. Aquí están las consecuencias. Al chavismo llegó mucha gente a buscar acomodo, a ganarse espacios. A empujar para entrar ellos. A muchos les ha ido muy bien. Ahora quieren tener el reparto de la torta.
Y hablo de este asunto porque estamos en un proceso donde las direcciones políticas nunca han sabido respetar los méritos ganados. Del grupalismo ha salido la injusticia, el irrespeto, el desconocimiento del otro, el desplazamiento, la intriga, el quítate tí pa’ ponerme yo, el me cuadro con el jefe. Ahora parece que llegó el tiempo del me cuadro con los gringos.
Ojalá desde la revolución se respeten las alteridades. Y que las identidades se conciban desde los intereses colectivos. Basta de colonización de espacios. Basta de cofradías. Como escucho por ahí, las cofradías se expresan cuando usted mete la mano en un hueco y lo muerde un cangrejo, o un alacrán. Tengo la impresión de que estos males nos vienen del miquilenismo. De Luis Miquilena, que era un choro, un malandro viejo que fue presentado como un hacedor de repúblicas. Qué crueldad.
LA GENTE QUIERE QUE LE RINDA LA PLATA
Quienes juegan a la política por simples intereses grupales, o de clases dominantes, poco le importa el pueblo. Ahí está la señora María Corina Machado. Me cuenta un amigo que estos días apareció por Valencia y se le vio en un restaurant. Saludaba y hablaba de política, de la necesidad de “salir de la dictadura”.
Por los lados de Yaritagua, en Yaracuy, entramos a un restaurant. El hombre que cumplía el rol de anfitrión nos dijo en la puerta: “Por aquí paso Corina”. ¡Así quien no hace política!
La señora Machado siempre suelta frases huecas que contienen las palabras libertad, dictadura. Pero nunca le verá usted análisis crítico de la sociedad. Menos una denuncia de la burguesía o el imperialismo.
La sociedad parece un cajón disonante. Sin embargo, los intereses económicos no son motivo de debate para el derechista. Acaso esta gente que habla mal del Gobierno la ve usted hablando mal del sector privado. Doy un ejemplo, el rol pernicioso de la banca privada. ¿Quién habla de eso? ¿Acaso la señora Machado, la fiscal? Nada.
Particularmente camino mucho por Venezuela. Veo el mismo sufrimiento de la gente para obtener dinero de los cajeros electrónicos de los bancos. Parece que tras la frustración, al pueblo trabajador no le queda más alternativa que buscar dinero en los comercios. Con porcentajes de dos dígitos.
Hay una moda que sin duda tiene consecuencias nocivas para el bolsillo del pueblo trabajador, que tiene incidencia inflacionaria y devaluacionista: los cajeros electrónicos deciden si le dan plata. Dígame los fines de semana. Y lo peor, si le dan, indican la cantidad.
Vaya a un Banco Mercantil. La moda en este banco son los “múltiplos de diez mil bolívares”. Si usted tiene unos centavos menores a diez mil bolívares, olvide que el banco le va a dar dinero. Si hay plata, puede verse obligado a retirar diez mil y dele las gracias al banco. Qué pena.
Hablamos de estos asuntos porque los columnistas burgueses no hablan de estos asuntos. Menos los columnistas que trabajan para la banca. Menos los intelectuales rajaos. Incluso, los columnistas limpios pueden hacer un “mapa de ruta para la caída del castrocomunismo” y nunca hablarán de lo difícil que es hoy que la banca privada dé un crédito hipotecario.
Particularmente nunca he visto a la fiscal aplicando medidas contra los banqueros que han robado a los ciudadanos. Por eso ahora le digo: ¡No me defienda, comadre!
En fin, hay un dicho que corre por siglos en esta tierra: Negro e indio no ganan en pueblo y si ganan lo colean. La reacción derechista auspiciada por Washington le ha dado vigencia por estos días. Lo que no es de las élites, no sale en los grandes medios. Compruebe. ¡Viva el pueblo!