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Oscar Meza: “Nos enfrentamos cara a cara con el hambre”

“Los precios a los cuales estamos comprando los alimentos están dolarizados, aunque paguemos en bolívares”, afirma el economista


Carlos Díaz

“La familia venezolana está asediada por la escasez, el hambre y los altos precios de los alimentos”, afirma Oscar Meza, economista y director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), en entrevista con “La Razón”.

Explica que la tragedia económica, social y política que sufre la familia venezolana se refleja en los índices de precios que han incrementado las canastas alimentaria y básica.

Al respecto, señala que la canasta básica familiar de mayo, última medición procesada por el Cendas-FVF, se situó en 1.426.363,38 bolívares. Está compuesta por 7 rubros: alimentos, artículos de higiene personal y del hogar –el que más ha aumentado de precios-, servicios públicos –cuyos precios se mantienen estables-, alquiler de vivienda en un sector popular, educación pública, salud, vestido y calzado.

Entre abril y mayo la misma aumentó 212.343,18 bolívares o 17,5 %; y la inflación de ese índice, medido entre mayo de 2016 y mayo de 2017 fue de 368,9 %, es decir, una inflación diaria de 1,02 %. Además, con el nuevo anuncio de aumento salarial a 97.531 bolívares y del bono de alimentación a 153.000, la canasta básica familiar podría rozar los 4 millones de bolívares, según los cálculos de Meza. “Esta es la ruta de la hiperinflación”, alerta.

Meza calcula que diariamente se requieren 33.030,63 bolívares para comprar los alimentos de cinco personas

Por su parte, la canasta alimentaria se situó en mayo en 990.918 ,92 bolívares, y la variación con respecto a abril estuvo en 123.146,87, es decir, casi dos salarios mínimos o 14.2 % de inflación. Si se mantiene esta tendencia de aumento, la proyección para el mes de junio que hace el economista superan los 1.150.000 bolívares solo en gastos alimentarios. Vale comparar esta cifra mensual de Venezuela con la anual de Ecuador que durante 2016 solo tuvo 1 % de inflación, indica.

“Eso significa que los alimentos tienen una inflación de 0,93 % diariamente, de 28,13 % mensual y 337, 6% anual”, agrega. Por ende, para comprar la canasta alimentaria, de acuerdo a los precios de mayo, una familia requiere gastar 15,2 salarios mínimos. “Es decir, diariamente se requieren 33.030,63 bolívares para comprar los alimentos de cinco personas. ¿Y quién gana 33.000 bolívares diarios?”. 

CARNE Y HUEVOS POR LAS NUBES

¿Qué tan grave es la escasez de los alimentos?

— La escasez es de 29,31 % de una canasta alimentaria compuesta por 58 productos y de los cuales 17 no se consiguen: leche en polvo, carne de res, margarina, avena, azúcar, aceite, queso blanco duro Santa Bárbara, cuyo precio permanece regulado en 38,35 bolívares –que en mayo se ubicó en 10.918,53 bolívares. Ese precio del queso parece un chiste pero los controles de precios son las que nos llevan a este tipo de situaciones tragicómicas.

Agrega que el cartón de huevos está regulado en 420 bolívares pero sabemos que lo conseguimos en 13.431 bolívares y que llegan hasta en 15.000. “En mayo una sola unidad costaba 447 bolívares”, apunta.

En vista del incremento de la carne, ¿qué alternativas ha encontrado la familia?

— La gente no puede comprar muchas proteínas porque la carne se encareció. Inclusive, el carapacho de pollo, que es el despojo que le quitan después de hacer todos los cortes, tampoco se consigue y su precio oscila los 4.000 bolívares y, además, hay que hacer cola para poder comprarlo porque se puede usar para sopas y consomé.

Las caraotas negras desaparecieron al igual que las sardinas, y la harina de trigo y de maíz. La gente está optando por la harina de plátano. El queso amarillo tampoco se ve, y el poco que se consigue se vende a casi 30.000 bolívares el kilo.

ACABARON CON LAS COLAS Y EL PAN

Fetraharina denuncia escasez
“Tampoco se consigue harina de trigo, ni de maíz, ni las cajas del CLAP y de las cuales ya casi no habla el Gobierno”, afirma Meza

¿Con estas cifras podemos decir que hay hambre en Venezuela?

— Estas cifras no logran expresar la tragedia y la angustia que estamos viviendo los venezolanos, que no sabemos qué vamos a comer cualquier día. Estamos sometidos a una situación de hambre. Pienso que el hambre es la prueba ácida que se le está aplicando a la dignidad de los venezolanos.

El Sundee tuvo éxito en acabar con las colas de las panaderías pero a costa de acabar con la disponibilidad del pan. Casi no se consigue este producto en ninguna parte del país, ya ni siquiera Caracas se salva, que antes se consideraba ajena a estos problemas. Tampoco se consigue harina de trigo, ni de maíz, ni las cajas del CLAP y de las cuales ya casi no habla el Gobierno. Por el contrario, el Presidente felicita a los Guardias Nacionales que reprimen y asesinan a quienes protestan por hambre.

«El hambre es la prueba ácida que se le está aplicando a la dignidad de los venezolanos»

¿Cuáles son las causas de esta crisis económica?

— Las causas radican, principalmente, en el modelo que se ha intentado implementar en Venezuela y el cual vulnera a la propiedad privada, y, por ende aleja las inversiones. Inclusive, Diosdado Cabello ha dicho que la nueva Constitución eliminará la propiedad privada y la sustituirá por una comunal. Esta política ha alejado las posibilidades de inversión y las dos terceras partes de las industrias y el comercio. Su consecuencia es menos ofertas de servicios, bienes y empleos, y menos impuestos que garanticen el funcionamiento de los servicios. Los venezolanos que cobran pensión o salario mínimo no tenemos posibilidad de defendernos ante esta situación inflacionaria, que está combinada con escasez, represión y la irresponsabilidad de un Gobierno que solo piensa en reforzar el equipamiento de la Guardia Nacional para seguir reprimiendo al pueblo.

¿Es correcto decir de que cobramos en bolívares pero pagamos en dólares?

— Los precios a los cuales estamos comprando los alimentos están dolarizados, aunque paguemos en bolívares, y es porque son bolívares devaluados. El poder adquisitivo del salario mínimo con respecto al precio de la canasta alimentaria es de apenas 6,6 %, el déficit es de 93,4 %. Esto demuestra que se ha pulverizado el poder adquisitivo del salario mínimo. Estamos sometidos a una crisis brutal, nos estamos enfrentando cara a cara con el hambre. Mientras, el único interés del gobierno es instaurar una Constituyente comunal, no se dedica a incentivar la producción.

¿Cómo ha cambiado la crisis económica a la vida de los trabajadores?

— La productividad laboral se ha visto muy afectada porque la gente enfoca su vida diaria en cómo garantizar al menos una de las comidas. El bono de alimentación que se ubicó en 153 mil bolívares, durante el último aumento, establece 5.100 bolívares diarios, sin embargo, ya en mayo un almuerzo superaba los 6.000. Además, los trabajadores viven pendientes de saber si hay colas para comprar pan. En las calles, en el Metro y en las colas de los bancos observamos los rostros de la desesperación, desesperanza, de la ira y del malestar de la gente debido a una situación que cada vez se hace más difícil. Frente a esta situación de crispación no es fácil dedicarse a los estudios ni al trabajo, porque además estimula el surgimiento de enfermedades y el estrés.

¿Ha visto la gente comer de la basura en las calles de Caracas?

— Lo vemos permanentemente, antes era una novedad, ahora es algo que forma parte del paisaje urbano de las ciudades. Hay más gente que come de la basura, que pide comida. Es una situación lamentable y el gobierno no quiere reconocer la crisis humanitaria en la cual nos encontramos.

¿Cómo han sido mermadas otras necesidades como recreación, por ejemplo?

— El pasado Día del Padre no hubo mucha propaganda, no se hicieron demasiadas actividades, prácticamente, pasó por debajo de la mesa, y la mayoría de las familias no pudieron hacer comidas para celebrar como antes se hacían. Las celebraciones familiares también se han visto mermadas. Ir al cine también es una actividad que se ha reducido también debido a la inseguridad, al igual que obras de teatro y conciertos.

«El poder adquisitivo del salario mínimo con respecto al precio de la canasta alimentaria es de apenas 6,6 %, el déficit es de 93,4 %»

¿Qué opina del crecimiento de la migración de jóvenes, principalmente?

— Es una reacción nueva en los venezolanos porque antes recibíamos a los inmigrantes de otras naciones. Estamos viviendo ahora la situación al revés, ahora profesionales calificados y de todo tipo huyen de la situación económica para poder sobrevivir. Esto, por supuesto, desintegra a la familia. El país está perdiendo el capital humano porque se trata de gente joven y que representa el futuro.

¿Cuál es el impacto de este último aumento del salario mínimo, a 97.531 bolívares, en un momento donde la productividad nacional está tan afectada? ¿Afecta este anuncio a las tendencias de inflación para final de año?

— Efectivamente existe una asimetría entre los aumentos y la productividad. La razón por la cual esos aumentos nominales se traducen en inflación es porque no guardan relación estable con el aumento de la productividad y allí se cumple la ortodoxia económica. El aumento salarial en lo que va de año acumula 260 % con respecto a 2016, esto además revela otras cosas interesantes y es que se estarían produciendo aumentos bimensuales, con lo cuál en 2017 faltarían tres aumentos en esa misma línea y nos estarías acercando a un nivel de indexación mensual. El año pasado comenzamos con aumentos trimestrales, se hicieron cuatro, ahora estamos hablando de tres en seis meses.

El Gobierno también está reconociendo con este incremento en el salario que existe una inflación de más de 500 % de acuerdo con este dato de aumento. La frecuencia de esto aumentos lo que hace es confirmar que estamos, como hemos dicho, en la autopista de la hiperinflación. Esos datos son importantes para esa discusión científica y técnica sobre si estamos en hiperinflación o no, porque uno de los razonamientos que se aducía era que los incrementos salariales no se hacían de manera regular o mensual, pero como todo proceso hiperinflacionario no empieza de la manera como termina siendo dramáticamente conocido luego, y cada vez estamos más cerca de al indexación mensual mientras la inflación no sea reconocida ni asumida.

«El aumento salarial en lo que va de año acumula 260 % con respecto a 2016, esto revela que se estarían produciendo aumentos bimensuales»


Circular dólares para combatir la hiperinflación

De acuerdo a las tendencias que manejan, ¿qué nos espera a los venezolanos durante el segundo semestre de 2017?

— De acuerdo a las tendencias, si las cosas se comportaran de la misma manera en la economía la canasta alimentaria al finalizar este año pudiera costar alrededor de los 4 millones de bolívares. El año pasado estimábamos que el salario mínimo podría ubicarse en 100 mil y el bono de alimentación en 233 mil. Y la canasta básica podría ubicarse en los 4 millones de bolívares. Esto demuestra que la inflación continuará, que la ruta de la hiperinflación puede dispararse en el segundo semestre. Asimismo, será probable que se requieran billetes de 50, 100 y 500 mil bolívares. Al respecto, hemos sugerido que en lugar de nuevos billetes se pongan a circular dólares, sería una medida para sincerar la situación y más conveniente para los trabajadores. En este sentido, el artículo 143 de la Ley Orgánica del Trabajo establece que el trabajador puede decidir en dónde se depositan sus bonificaciones. Puede decidir entonces que les depositen en las cuentas en dólares que el Gobierno autorizó. Porque recibir pensiones y salarios en bolívares es miseria, no tiene sentido ahorrar en bolívares porque la inflación se los come. Esta debe ser una conquista de los trabajadores y, además, servirá para evitar la tentación del Gobierno de devaluar la moneda. Algunos economistas sugieren que aguantemos, que en algún momento se estabilizarán los precios, y habría que contestarles tal y como una vez dijo (John Maynard) Keynes: “En el largo plazo todos estaremos muertos”